martes, enero 19, 2010

El entusiasmo militarista de Ricardo Milla

Arturo Caballero


El último fin de semana, en el suplemento Domingo de La República, Ángel Páez publicó un artículo muy revelador acerca de Alfredo Ignacio Astiz, capitán de fragata en retiro de la armada argentina, quien actualmente enfrenta un proceso por violación de los derechos humanos durante los años de la dictadura. En el referido artículo, menciona que Astiz, con el expreso objetivo de mortificar a los familiares de las víctimas en el tribunal, exhibió el libro Volver a matar, cuyo autor es el ex jefe de la SIDE (Secretaría de Inteligencia de Estado), Juan Bautista Yofre. Mientras Astiz exhibía el libro en el tribunal proclamaba estar orgulloso de lo que había hecho y que estaba dispuesto a volver a hacerlo.


Alfredo Ignacio Astiz

El fin de semana también leí una noticia, rebotada en el blog de Ricardo Milla, que da cuenta de la negativa de las Fuerzas Armadas del Brasil a aceptar ser investigadas por una comisión de la verdad. La noticia menciona que el Ministro de Defensa y los máximos comandantes de las Fuerzas Armadas de ese país renunciaron en cuanto se conoció el decreto que crea una comisión de la verdad que tendrá como objetivo investigar los crímenes cometidos por las fuerzas armadas durante la dictadura militar (1964-1985). Esta reacción de los militares brasileños ante la posibilidad de ser investigados es celebrada por Ricardo Milla con mucha admiración y, a la vez, lamenta que en el Perú nuestros militares no hayan hecho lo mismo, es decir, renunciar a sus cargos cuando se formó la CVR. En conclusión, y aunque no lo mencione explícitamente, porque solo comenta muy brevemente la noticia ("Me pareció interesante. Los militares de Brasil son un ejemplo. Los nuestros... bueno...") su admiración a la actitud de los altos mandos militares del Brasil entraña la defensa de la impunidad de los crímenes cometidos por militares. De ahí es que considero, en todo sentido, no solo lamentables, sino agraviantes las insinuaciones vertidas por Milla en su post y en algunos de sus posteriores comentarios sobre el mismo.

Porque no es posible estar a favor de la justicia y el Estado de Derecho -que implica reconocer que existe un sistema jurídico ante el que cualquier ciudadano es tratado con igualdad y que todas las instituciones del Estado y el Estado mismo quedan subordinadas al orden jurídico-, y a la vez, celebrar que los militares de un país hagan espíritu de cuerpo para no ser investigados y rechazar un decreto que está amparado en la fuerza de la legalidad y de los principios: exigir justicia y sanción ejemplar a criminales.

Por ello, Milla se contradice cuando afirma que "...si han habido crímenes de parte de un agente del Estado o de algún civil o de algún agente del orden, debe ser investigado. No he negado ello en ningún momento". Sí lo niega. ¿Qué significa entonces, si no, admirar que los mandos superiores de las FFAA de Brasil rechacen una investigación? Significa negar la posibilidad esclarecer la verdad, porque se impide que el Estado se redima con la nación por las tropelías cometidas por un gobierno dictatorial e impide que la sociedad civil, los deudos y la ciudadanía sepan qué ocurrió; significa avalar la impunidad de criminales que encuentran en su institución un manto protector; significa prolongar el sufrimiento de los deudos que solo desean hacer justicia porque no podrán ver sentenciados a los culpables. ¿Acaso Milla ignora que los militares en el Perú no quieren ser investigados? ¿No se da cuenta de la gravedad de celebrar la actitud de las FFAA del Brasil y lamentar que no fuera igual en el Perú? Por lo que hasta ahora ha manifestado, me queda claro que Milla no pensó en las implicancias de su entusiasmo militarista.

A Milla le parece mejor que en lugar de una CV que investigue a las FFAA, sean ellas mismas quienes se autoinvestiguen. "Me parece que ellos saben a quienes deben condenar, investigar y sancionar. Además, el Estado también puede intervenir. Pero de ahí a que se haga una CV para "aclara" (sic) los hechos me parece una intromisión que lo único que traerá será corrupción, como en el caso de nuetsro (sic) país en que se han hechos un sin fin de juicios, muchos por interesés y por venganza de un grupo de personas que parecen desear la erradicación de las FF.AA". Milla parece ignorar que las CV se forman por mandato de los Estados y fue Estado Peruano quien dispuso la formación de la CVR el 2001; en consecuencia, mientras duró fue una institución del Estado. El problema son los intereses del gobierno que tiene a cargo su administración del Estado, ya que quienes asumen el poder no distinguen entre Gobierno y Estado. Mencionó que el Estado también puede intervenir. En este punto vuelvo a lo anterior: ¿acaso las diversas CV que han existido en el mundo no se formaron por mandato expreso de los Estados? ¿No fue así en el Perú? En un país como el nuestro donde, como dije, Gobierno y Estado son entidades que los gobernantes y el oficialismo no distinguen muy bien no tenemos la garantía que una intervención directa del Estado sin instituciones intermediarias, logre los resultados previstos. Además, es propio de un Estado de Derecho -a no ser que Milla desee otro tipo de régimen- que los poderes del Estado sean autónomos, lo mismo que sus instituciones. El actual gobierno aprista, en alianza con el fujimorismo y la derecha, ha hecho todo lo posible por entorpecer las investigaciones que permitirían saber qué militares cometieron crímenes y a la postre, sentenciarlos. Lo hizo Flórez-Aráoz durante su cargo como Ministro de Defensa: rechazó todas peticiones del Poder Judicial aduciendo que no poseen archivos de identidad, lo cual es inconcebible. En razón de ello ¿es posible creer que este gobierno hará algo en lo que le queda en el poder por revertir esa situación? Las evidencias hasta ahora demuestran lo contrario.

Si bien las FFAA en el Perú no recibieron de buen grado la conformación de la CVR ni el IF CVR, no les quedó otra opción que aceptarla, aunque fuera a regañadientes, puesto que la institución quedó enormemente desprestiada por su participación durante el fujimorato, lo que es de lamentar, puesto que, de hecho, muchos oficiales honorables se vieron perjudicados porque no se alinearon con la corrupción. Qué diferencia respecto al mea culpa que asumieron los Estados y las FFAA de otros países como El Salvador, donde el Ministro de Defensa anunció el año pasado que las Fuerzas Armadas de su país estaban dispuestas a perdir perdón por los crímenes de guerra. Este manifiesto fue ratificado por el presidente salvadoreño Mauricio Funes el reciente fin de semana. Colombia, hizo lo propio ante las Naciones Unidas; durante dicha ceremonia, el vicepresidente calificó de "crimen inexcusable" las muertes de civiles y las ejecuciones extrajudiciales a mano de las FFAA y no las matizó como simples excesos. En Paraguay, el presidente Lugo también pidió perdón a las víctimas del dictador Alfredo Stroessner. A nuestro presidente le haría muy bien tomar en cuenta estos ejemplos circundantes y extender la petición de perdón no solo a la comunidad afroperuana, sino también a las víctimas civiles de las Fuerzas Armadas. (A pesar que Toledo lo hiciera cuando recibió el IF CVR, viniendo de García, en cuyo gobierno se incrementó la barbarie terrorista y siendo el único ex presidente que puede dar un testimonio de parte, sería notablemente representativo que pidiera perdón y demandara a las FFAA que también lo hagan, pero ello, soy conciente, es pedir demasiado. Sin embargo el general (r) Roberto Chiabra representa una honorable excepción: considera que ninguna institución del Estado se libra de no pedir perdón a la nación por lo sucedido entre 1980-2000 y que lo hagan en el marco de las recomendaciones de la CVR).


Una observación importante a los comentarios de Milla, que también son comunes en quienes defienden el accionar de las FFAA, es que califica de "excesos" los crímenes cometidos por los militares o agentes del orden. "En el caso de Perú hubo algunos excesos que no superan el 0,6% total de las muertes que se tienen registradas". Un exceso es el resultado imprevisto de una acción que tenía un objetivo diferente, también puede referirse a abusos, delitos o crímenes. Para que puede servir como atenuante de un resultado grave tendría que poseer la cualidad de ser ocasional. Si el exceso deviene perjudicial, es comprensible que el responsable del mismo lamente ese resultado imprevisto, sobre todo si este "exceso" es constante. Sin embargo, lo que Milla califica como exceso posee un patrón que caracteriza los testimonios de aquellos que fueron torturados por miembros de las FFAA, el cual se repite en los lugares donde hubo más violencia. La acumulación periódica de "excesos" sobrepasa dicha calificación porque ofrece indicios de que existe un procedimiento que en lugares distintos también se aplica. (Un dato que puede explicar dicho patrón es que muchos oficiales de mediano y alto rango fueron entrenados en tales prácticas en la Escuela de las Américas en Panamá. Ello se corrobora también con lo sucedido en Argentina, Paraguay, Brasil, Uruguay, Chile, El Salvador, etc., donde hubo prácticas similares).

Asimismo, tengo la impresión que Milla aporta el dato porcentual de víctimas con la finalidad de atenuar la responsabilidad de los militares que cometieron crímenes. Esto merece una aclaración porque muchas veces la objetividad estadística suele maquillar propósitos. Prefiero el análisis concreto en función al número de víctimas, ya que, en casos de crímenes, los porcentajes son anecdóticos y abstractos: se pierde la individualidad y visión de conjunto. No obstante, los muertos son más que víctimas: solo en Putis fueron aproximadamente 120 pobladores asesinados por el ejército; la Defensoría del Pueblo entre 1980 y 1996 ha comprobado la desaparición forzada de 7,382 personas y 514 ejecuciones extrajudiciales. Lo informó 7 años antes de la conformación de la CVR.

De otro lado, Milla también expresa su preocupación por el sesgo ideológico que existe detrás del discurso de los derechos humanos y considera que ese es el verdadero problema: "El gran problema está en las ideologías que se disfrazan en estas Comisiones de la Verdad. La pretensión es que por medios de una serie de investigaciones, parciales y guiadas por una ideología de fondo, para que, inculpando a agentes del orden y del Estado, se pueda beneficiar sus ideologías e intereses propios". Este argumento del sesgo ideológico -más adelante puntualiza que es el liberalismo de izquierdas- me recuerda a los avisos que suele haber en algunas bodegas: "Hoy no fío, mañana sí". De esta manera, el infeliz que deseara un crédito se encontrará con una postergación eterna que terminará con desanimarlo porque siempre habrá un mañana. Aquí la pregunta es ¿cuál es el mejor momento o la ideología más adecuada para iniciar las investigaciones sobre los crímenes de las FFAA? ¿Y cuándo estaremos listos para enfrentar la verdad de lo sucedido? ¿Hasta cuándo habrá que esperar para mostrarle a las generaciones posteriores que el Estado y la sociedad fueron corresponsables por acción u omisión de la violencia armada?

Las ideologías siempre van a estar presentes, pero como decía Wilde, "no hay que perder de vista la Luna mirando el dedo que la señala". Cierto es que hay oportunismo y deseos de indisponer a toda la FFAA de parte de quienes aprovechando las circunstancias actuales, lucen con rostro democrático, a pesar de que en el pasado quisieron demoler la democracia a sangre y fuego, pero este no es el caso de los comisionados de la CVR, ya que el IF reconoce el esfuerzo de las FFAA y señala que sin ellas no hubiera sido posible vencer al terrorismo. Si nos quedamos paralizados por temor a que un grupo ideologizado de izquierda radical se apropie de la memoria ¿hasta cuando esperaremos la ideologia adecuada para iniciar nuestra revisión histórica? ¿existe alguna ideología adecuada? ¿cuándo será el momento adecuado? ¿cuando los responsables ya no puedan ser sentenciados? Actuar por principios y anteponerlos a lo ideológico sí es una actitud loable: no lo es estar paralizado ante un problema y no distinguir entre lo que es de justicia y las ansias de los oportunistas.

La indolencia de Astiz frente a los deudos de las víctimas, de cuya muerte él responsable y cuya memoria pisotea frente a los familiares, es agraviante para todos los que perdieron a alguien a manos de quienes debían protegerlos de la violencia terrorista. Pedirle a alguien como Astiz que se arrepienta es una pérdida de tiempo. Sin embargo, espero equivocarme respecto a las aventuradas opiniones de Milla, porque, de lo contrario, su admiración por la actitud de las FFAA del Brasil bien podrían confundirse con la indolencia insolente y agraviante de Alfredo Ignacio Astiz, un entusiasta militar que volvería a asesinar sin remordimiento.

domingo, enero 17, 2010

El señor presidente 2011

Luis Castañeda y los posibles escenarios en una segunda vuelta el 2011




Según el sondeo de las últimas encuestas, el alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio lidera la preferencia electoral en Lima y provincias seguido de Keiko Fujimori, Ollanta Humala y Alejandro Toledo y Lourdes Flores Nano. Si bien falta poco más de un año para las elecciones presidenciales y cualquier cosa puede suceder en el camino, me aventuro a especular con algunos posibles escenario para una eventual segunda vuelta el 2011. Antes de ello, comentaré mis impresiones acerca de Luis Castañeda Lossio, quien parece configurarse como el nuevo outsider, término que viene captando el interés de muchos analistas políticos que se desvelan por saber quién emergerá como el candidato sorpresa para el próximo año.

Castañeda posee un perfil político diferente al de sus competidores. Se trata de un candidato que destaca por su perfil bajo ante los medios de comunicación y por ser un eficiente administrador en la gestión municipal. Como resultado de ello, las encuestas de aprobación no le han dado menos de 70% en todo lo que va de su gobierno, cifra que muchos políticos, comenzando por el Presidente de la República, quisieran tener. Sin embargo, lo que muchos analistas y simpatizantes ven en Castañeda como una virtud, a mí me parece, más bien una peligrosa señal. La actitud pragmática, es decir el presentarse como un ejecutor, un hombre de pocas palabras que declara poco y exhibe como prueba los resultados concretos de su gestión, no nos permite esclarecer cuán dialogante es o será cuando tenga que enfrentar críticas a su gestión. Parecer ser que Castañeda eludió el diálogo fluido con los medios de comunicación en casos como el Metropolitano o el litigio con la Universidad San Marcos por el puente que invade parte de su campus amparado en la aceptación que goza su gestión en la población limeña. Es como si nos dijera "mis obras hablan, yo no necesito hacerlo", "la gente lo aprueba, ello es suficiente". Y cuando un gobernante tiene la certeza de que la población lo apoya sin chistar, suele sentir que tiene carta blanca para todo y que no tiene que rendir cuentas.

De otra parte, debido a lo anterior, es un candidato que, en mi opinión, resulta muy permeable de caer en la tentación autoritaria-democrática, o sea, acceder al poder mediante elecciones, pero una vez en él, actuar de manera autoritaria. Y no me refiero a un autoritarismo del tipo chavista, sino a un autoritarismo descafeinado, sutil, populista, con la bendición del sector empresarial y banquero, y de las fuerzas políticas que no quieren desmantelar la corrupción fujimontesinista y que tampoco desean continuar con la transición democrática en lo que a derechos humanos y reparaciones a los damnificados por la violencia armada se refiere. Por ello, tengo la impresión que el fujimorismo, el APRA y la derecha estarán a la expectativa de apoyar a algún independiente o outsider cuyo perfil los satisfaga para la consecución de sus propios intereses; y ese es, a mi modo de ver, Castañeda Lossio.

Pero ¿qué tiene Castañeda que lo haga atractivo para el APRA, el fujimorismo y la derecha? Su pragmatismo es muy similar al de Fujimori: no habla mucho, pero actua; es eficiente y habla con resultados; no tiene un pasado político desgastado como sus competidores; goza del reconocimiento y la aprobación de la población limeña. En consecuencia, la viabilidad de sus proyectos encontrarían muy poca resistencia, lo cual, aunado a todo lo anterior, crearía un clima de confianza propicio para que empresarios e industriales se sientan cómodos (verían a Castañeda con mucho agrado, ya que garantizaría el status quo. Todo esto lo hace muy permeable al discurso conservador y al neopopulismo.

Segunda vuelta 2011

Castañeda vs. Toledo

Esta eventual segunda vuelta presentaría las siguientes características. El peligro es que Castañeda se vería obligado a negociar el apoyo del APRA, la derecha y el fujimorismo para ganar y cogobernar con ellos, de manera que así les devolvería el favor. En este momento, sería clave la participación de los movimientos regionales y del Partido Nacionalista que posee vínculos importantes con ellos. De darse una alianza abierta o encubierta entre Castañeda y la aprofujiderecha, el continuismo quedaría asegurado: retroceso en los procesos judiciales anticorrupción y en la investigación de casos ocurridos durante la gestión aprista; también, retroceso en la aplicación de las recomendaciones de la CVR y en el modelo económico.

En ese momento, recién conoceríamos la conducta política y moral de Castañeda, de lo que sería capaz de hacer: competir con sus propios recursos y rechazar el apoyo del aprofujiderechismo o recibir su apoyo con tal de ganar la presidencia. Si sigue la lógica pragmática de costo-beneficio que le ha dado resultados hasta ahora -que es lo más probable- pactará con quienes hoy gobiernan. Frente a esta posibilidad, se requeriría de una gran coalición de fuerzas políticas para apoyar a Alejandro Toledo con la finalidad de cerrarle el paso al APRA y al fujimorismo y a todo lo que ellos entrañan.

Castañeda vs. Keiko

Aunque parezca extraño, puede ser el escenario más conveniente, porque obligaría a Castañeda a apoyarse en fuerzas menos nefastas que las anteriores, sobre todo de centroizquierda, movimientos regionales y el nacionalismo, lo cual lo alejaría saludablemente del APRA y el fujimorismo, y desaparecería la posibilidad de que termine engullido por ellos y con ella la tentación autoritaria-democrática.

Keiko es una candidata muy vulnerable. No sería difícil para Castañeda demoler a Keiko en un debate. En una eventual segunda vuelta, los aliados de Castañeda lo harían muy gustosos durante la campaña.

El oportunismo aprista, con el olfato que caracteriza a su líder, podría abandonar su alianza estratégica con el APRA y buscar reacomodarse con los nuevos tiempos. No nos extrañe que, llegado el momento, Alan García comience a echar mano de la persecución que fue víctima cuando tuvo que salir del país, de los DDHH, el IF CVR y de todos aquellos temas que sirvan para demostrar que nada lo une al fujimorismo. Lo haría para al menos asegurar alguna cuota de participación en el poder.

Castañeda vs. Humala

En este caso, el más beneficiado sería Humala si es que entre Solidaridad y el aprofujimorismo se consuma y se hace evidente para el electorado. Humala sería visto como el único candidato que impediría el retorno de los enemigos de la democracia y de los corruptos. Las fuerzas políticas de centro, algunas a regañadientes, le darían su apoyo condicionado a que Humala se comprometa a respetar el orden constitucional y que no permite que el Perú ingrese a la órbita chavista. La duda es si Humala podrá resistir la presión chavista (aunque para ese momento, el gobierno de Hugo Chávez se encontrará debilitado por la crisis económica que atraviesa Venezuela, la cual tiende a agravarse).

Si Humala no hace un enorme y evidente esfuerzo por desmarcarse del chavismo y el radicalismo etnocacerista, Castañeda podría ser visto como el candidato que impedirá el ingreso del socialismo chavista en el Perú (ya estoy visualizando los spots apocalípticos en contra de Humala que mostrarán la crisis económica venezolana que nos esperará si este resulta elegido).

Cualquiera sera el escenario, la voz cantante la tendrán los movimientos y frentes regionales. Quien articule sus expectativas, las organice y los convenza de que desde Lima hay alguien que las hará posibles, tendrá muchas posibilidades de ser el señor presidente 2011.

Enlaces de interés

CASTAÑEDA, EL CALETA - Desde el tercer piso

Luises - Menos Canas