viernes, diciembre 24, 2010

Acerca de un comentario sobre Vargas Llosa

Hoy recibí un correo en el cual el autor del mismo ensayaba una reflexión literaria sobre Mario Vargas Llosa. Comparto con Uds. el texto recibido y mis impresiones sobre el mismo.

A propósito de Mario

Acerca del señor Mario Vargas Llosa se puede comentar desde varios puntos de vista, principalmente políticos y literarios, y es precisamente desde este último que abordaremos brevemente una reflexión. Decía en una entrevista hecha a un medio periodístico lo siguiente: “…tengo mucha envidia a los escritores que tienen vidas interesantísimas, infernales, demoníacas, y admiro mucho eso desde lejos, pero no podría vivir eso. En realidad, a mí lo que me gusta es vivir mi rutina diaria, mis horas en mi biblioteca,… en mi escritorio; una película, una comida con amigos…”[1] me preguntaba ¿dónde está el “demonio interior” de este escritor, si como sabemos todo escritor lo tiene? Y me parece que está en lo siguiente: ¿Qué individuo a lo largo de su vida se casa con su tía y luego con su prima hermana?, es decir: ¿Quién hace el amor con familiares directos? Pocos o nadie; en todo caso no es un patrón común de nuestra sociedad peruana ver este tipo de situaciones. Pienso que esta actitud es “su demonio interior”, comprensible, por supuesto, por ser escritor.

Gary Alminagorta

Respuesta a "A propósito de Mario"

No tengo el gusto de conocerlo, pero me animo a comentar su mensaje.

Ud. anuncia que su reflexión abordará el aspecto literario de MVLL, aunque debió precisar que sería sobre su oficio de escritor, si es que entendí bien su propósito. De acuerdo a ello, cita el fragmento de una entrevista concedida por el autor donde aborda, de manera demasiado superficial y tangencial, el asunto de los demonios, tema sobre el cual MVLL ha comentado de manera muy clara y extensa en cuantiosas entrevistas y desarrollado en profundidad en GGM:Historia de un deicidio y La orgía perpetua, solo por mencionar dos textos. Es más, en la cita que Ud. expone ni siquiera VLL está reflexionando sobre los demonios interiores, sino que sencillamente está confesando cuál es su particular concepción del oficio de escritor, insisto, de manera muy sucinta.

Por ello, ese fragmento que Ud. cita no ayuda en absoluto a comprender de manera clara, o al menos introductoria, la noción de los demonios ampliamente desarrollada por este escritor; más bien contribuye a la confusión y al desconcierto, pues para que su reflexión literaria fuera más pertinente, Ud. debió acudir a otra fuente mucho para conveniente para su propósito.

Luego me doy cuenta de que ha desviado el objetivo de su comentario. Ud anunció que “Acerca del señor Mario Vargas Llosa se puede comentar desde varios puntos de vista, principalmente políticos y literarios, y es precisamente desde este último que abordaremos brevemente una reflexión.” Le agradecería que nos explique a los destinatarios de su mensaje dónde se halla tal reflexión literaria, ya que, como señalé antes, el fragmento citado es muy poco útil para ello y, además, no se encuentra ni remotamente una alusión a alguna novela del autor. (La brevedad de su reflexión no será un pretexto aceptable. En todo caso, Ud. debió prever el alcance de su comentario para evitar caer en la insustancialidad.)

En lugar de comentar el aspecto literario de las obras o de alguna obra, o alguna idea al menos general vinculada a los demonios, concluye su intervención sosteniendo que el demonio interior de VLL está en su actitud de hacer el amor con sus familiares directos (tía y hermana).

“¿dónde está el “demonio interior” de este escritor, si como sabemos todo escritor lo tiene? Y me parece que está en lo siguiente: ¿Qué individuo a lo largo de su vida se casa con su tía y luego con su prima hermana?, es decir: ¿Quién hace el amor con familiares directos? Pocos o nadie; en todo caso no es un patrón común de nuestra sociedad peruana ver este tipo de situaciones. Pienso que esta actitud es “su demonio interior”, comprensible, por supuesto, por ser escritor.”

Es decir, concluye su reflexión literaria amparándose en acontecimientos de la vida personal del escritor. ¿Qué relevancia literaria tiene que un escritor se haya casado con su tía política y luego su prima hermana? Ninguna. El valor que tiene es el que le podría conceder la revista Cosas, Caras, Luna o el suplemento de sociales de El Comercio, pero, definitivamente, no el de un comentario que aspire a reflexionar literariamente sobre la obra de un escritor.

Pero lo anterior se agrava cuando Ud. incurre en un grosero error: “¿Quién hace el amor con familiares directos?”. ¿Puede demostrar Ud. que Julia Urquidi Illanés es familiar directa de Vargas Llosa? La recientemente fallecida Julia Urquidi era hermana de la esposa de un tío de Vargas Llosa. No existía entre ellos vínculo consanguíneo. Ello lo sabe cualquier persona que haya leído El pez en el agua u observado con cierta atención los innumerables reportajes dedicados al flamante Premio Nobel de Literatura 2010. No es el caso de Patricia Llosa, quien sí es su prima hermana, sin embargo, Ud. no hizo tal distinción.

Para terminar, le sugeriría que antes medite con tranquilidad sus presupuestos y defina mejor lo que va a comentar y desde donde lo va a hacer. Si Ud. desea realizar un comentario literario de VLL, revise su teoría de la novela, sin ir muy lejos, acuda a La verdad de las mentiras.

Cordialmente

Arturo Caballero

miércoles, diciembre 08, 2010

Empresarios, emprendedores y políticos







Durante las campañas electorales, se configuran diversos perfiles de candidato presidencial. La tendencia hacia la construcción de una determinada imagen genera una corriente de arrastre tal que, cuando logra imponerse, se convierte en un referente de larga duración. En el 80 el electorado restituyó a Belaúnde en la presidencia, pues lo prestigioso era ser un demócrata; en el 85 se apostó por la vitalidad de un joven y apasionado Alan García; en el 90, se eligió a un candidato apolítico o antipolítico en contraste a lo que representaban los partidos y políticos tradicionales. La presente campaña viene delimitando un tipo especial de candidato-empresario-emprendedor motivado por participar en política y cuya carta de presentación suele ser el éxito obtenido a través de su liderazgo empresarial. Luis Castañeda Lossio, César Acuña y Hernando Guerra García reúnen las condiciones de lo que parece ser el perfil del nuevo político que podría cautivar a un electorado cada vez más inconforme e inestable, pero, a la vez, seguro de que el sucesor de Alan García tiene la responsabilidad de hacer realidad el "milagro peruano".

Sin embargo, este perfil de candidato no es reciente. Es posible rastrearlo desde la incursión de Alberto Fujimori en 1990. Bajo el slogan de "Honradez, Tecnología y Trabajo", logró transmitir e instalar en el electorado la idea que el pragmatismo gerencial, empresarial y técnico era preferible al debate ideológico. La década del 90 traía a cuestas más de medio siglo de hegemonía de lo ideológico dentro de la escena política. Ningún líder o partido político que deseara presentarse ante la ciudadanía y luego alcanzar el poder soslayaba el hecho de que había que ubicarse primero dentro del espectro ideológico-político, lo que implica diseñar un esquema de ideas, una base ideológica que fundamentara un posterior plan programático. Así fue como se constituyó el pensamiento conservador, el socialismo, el aprismo, de inicios y mediados del siglo XX, y el liberalismo de sesgo economicista de los años 90.

Al iniciar esta década, todas las tiendas políticas estaban enormemente desprestigiadas y con ellas sus fundamentos ideológicos y sobre todo el término "ideología" acuso un desgaste tal que era frecuente oír en quienes se iniciaban en política que su propuesta no era ideológica sino absolutamente técnica, es decir, lo ideológico se convirtió en sinónimo de ineficiencia, infructuosidad, inutilidad e inoperancia, en contraposición a la eficiencia, la practicidad y la diligencia de las nuevas mentalidades político-empresariales que sintieron el llamado de participar, sino directamente, de manera indirecta como soporte económico del candidato y luego presidente Alberto Fujimori, ya que este garantizaba la vuelta al orden y la maximización de la rentabilidad del empresariado nacional y del capital transnacional que encontró en el Perú un lugar propicio para invertir y obtener ganancias exorbitantes sin mayor resistencia social, pues el Estado había asegurado la contención de la reacción popular, paradójicamente, con medidas populistas y efectistas. Al desgaste de lo ideológico colaboraron los partidos políticos y sus líderes, la tradición autoritaria que periódicamente agitaba nuestra vida política y, en sumo grado, los movimientos subversivos, como Sendero Luminoso y el MRTA, los cuales imprimieron al término un sentido totalmente nefasto por cuanto sirvió para fundamentar un accionar demencial. En este sentido, lo ideológico fue entendido entendido como una cualidad próxima al fanatismo, radicalismo, intransigencia y dogmatismo en momentos que se necesitaba una profunda reforma del Estado y de los fundamentos ideológicos que sustentaron a los partidos políticos durante muchas décadas.

Dentro de este panorama, lo esperable era asumir una postura no-ideológica, sino anti-ideológica para capitalizar la decepción de la ciudadanía frente a los partidos políticos y el temor frente al radicalismo de la subversión. Así lo entendió Fujimori, quien elevó el pragmatismo político a altos niveles de aceptación popular. Ser un sujeto apolítico significaba no integrar partido político alguno, no poseer un pasado en política, pero sí ciertos logros obtenidos en la gestión pública o privada. Fujimori era un modesto profesor universitario cuya mayor experiencia en la gestión pública era haber sido rector de la Universidad Agraria La Molina y presidente de la Asamblea Nacional de Rectores. "A la universidad se va a estudiar y no a hacer política" es una afirmación que merece ser analizada en profundidad, ya que la aceptación y difusión de su validez tiene consonancia con la actitud de la población frente al debate ideológico: es mejor actuar que hablar; toda discusión es inútil, mucho más la persuasión o el intercambio de opiniones; no todos son interlocutores válidos, hay quienes merecen y quienes no participar en un debate; el disenso, la diferencia, la inconformidad son subversivas, hay que combatirlas.

Hablar poco y dejar que las obras hablen por sí mismas tenía relación con una muy escasa disposición al debate de ideas, a la disposición de recibir cuestionamientos o dar explicaciones. Las mentalidades pragmáticas, operativistas o funcionales no se ven en la necesidad de dar explicaciones, pues asumen que la conducta se evalúa en términos binarios (éxito/fracaso, costo/beneficio, acierto/error) y sin matices. El resultado y su utilidad será el único criterio al que recurran para evaluar su accionar. El fujimorismo, conciente o inconcientemente, instituyó una nueva forma de hacer política con las masas, de manera que recogió las expectativas de la clase alta, media y marginal. Ese fue, a diferencia de otros partidos, el éxito del fujimorismo: su tranversalidad sociopolítica.

Dicho estilo de hacer política sobre la base del éxito gerencial y la actitud práctica viene siendo revitalizado, en primer lugar, por Luis Castañeda, quien luego de ser Gerente General del IPSS (hoy ESSALUD), catorce años después del final de su gestión, sigue cosechando réditos electorales. El balance de su gestión municipal al frente de la alcaldía de Lima le es bastante favorable. Los destapes de malversación de fondos en los casos Comunicore y Metropolitano, por mencionar algunos, no han mellado gravemente su imagen ante la opinión pública.

En segundo lugar, tenemos a César Acuña, flamante alcalde reelecto de Trujillo. Su historia personal es digna de aquellos libros de autoayuda o motivación para empresarios y emprendedores ansiosos por encontrar la receta mágica para lograr el éxito. Proveniente de una numerosa familia dedicada a la agricultura, Acuña superó la adversidad y logró convertirse en un próspero empresario educativo que, además, obtuvo el reconocimiento de su comunidad a tal punto que rompió la hegemonía del APRA en su propio bastión. Es dueño de la corporación universitaria más grande del país, de un canal de televisión, de un equipo de fútbol profesional y un gran impulsador de actividades sociales en su región.

Por último, tenemos a Nano Guerra García, quien posee una amplia trayectoria vinculada a la pequeña y mediana empresa, a la cual se suele denominador como el sector emprendedor, es decir, de aquellos empresarios que de manera autónoma generaron crecimiento y riqueza, y que conformaron un amplio sector empresarial que ha venido adquiriendo gran protagonismo, a pesar de la competencia desleal y del trato desigual que reciben del Estado, que prefiere beneficiar la gran inversión extranjera y que aún no se atreve a realizar profundas reformas tributarias y administrativas que permitan acelerar el crecimiento de este sector. Es por ahora el precandidato de Fuerza Social a la presidencia de la República. El carisma y la empatía están de su parte; haber sido director de El Peruano en los momentos en que la matanza de Barrios Altos y el autogolpe del 5 abril exigían adoptar una postura frontal contra el fujimorismo le viene acarreando duras críticas.

Los tres tienen una idea clara acerca de cómo debe ser la gestión y administración de una organización: operatividad, funcionalidad, resultados, inmediatez, eficiencia, etc. La prescindencia de un marco ideológico le permite al empresario-político una flexibilidad en el campo de las ideas que lo deja libre para recomponer su proyecto político e incorporarse o integrar alianzas estratégicas con quien se necesite, pues las barreras ideológicas no representan para aquel ninguna dificultad, porque, sencillamente, no la necesitan. Ese fue y sigue siendo el éxito, o el know how en lenguaje empresarial, del fujimorismo: la ausencia absoluta de una definición ideológica que lo ubique explícitamente dentro del espectro ideológico-político. El empresario-político no está en la derecha ni en el centro ni en la izquierda, está en todos lados o podría estarlo si las circunstancias así lo exigen.

La actitud de la ciudadanía ante lo ideológico no ha cambiado en gran medida, más bien se ha acentuado su desconfianza frente a las plataformas evidentemente ideológicas. En cambio, la practicidad ha ganado más prestigio. Ello puede explicar, de alguna manera, por la notable recuperación económica que ha experimentado la clase media, cuyo mayor componente está conformado por un sector emergente que ha visto en la acción una mejor vía resolver sus problemas. Ante esta situación, los partidos políticos tienen el deber de recoger las inquietudes de una ciudadanía cuyas expectativas de bienestar económico son ahora mayores, pero, que, lamentablemente, posee algunas demandas muy débiles en materia de corrupción, derechos humanos y participación activa en la vida política. Los emprendedores saben muy bien qué desea el ciudadano de a pie, pueden brindar su testimonio personal para sintonizar con sus preferencias, pero mi gran pregunta es si tienen en su agenda política fortalecer la institucionalidad democrática mediante la desmantelación del aparato fujimontesinista, la ejecución de las recomendaciones de la CVR, la lucha frontal contra la corrupción de funcionarios, además de temas concretos como medio ambiente y cambio climático, apertura para el diálogo con movimientos regionales y prevención y manejo adecuado de las protestas sociales.

Si los emprendedores apelan a un razonamiento del tipo costo-beneficio, avisoro un futuro económicamente próspero, pero políticamente nefasto para el afianzamiento de la transición democrática, proceso que el gobierno de Alan García no ha tenido la voluntad de impulsar.

Para leer a Mario Vargas Llosa

Para leer a Mario Vargas Llosa


A cargo de Carlos Arturo Caballero Medina

Fecha: Del 19 de enero al 23 de febrero
Hora: Miércoles de 6:30 a 9:00 p.m.

El curso brindará un panorama literario de las novelas más representativas de Mario Vargas Llosa con el objetivo de explicar el merecimiento que la Academia Sueca otorgó a su trayectoria literaria: "por su cartografía de estructuras de poder y sus mordaces imágenes de la resistencia individual, sublevación y derrota". Es decir, se intentará descifrar la nominación que la Academia concedió a la obra vargallosiana mediante la discusión de conceptos como "cartografía", "poder", "individualismo", "sublevación", etc.

Inversión:
S/. 180 (público en general) - S/. 100 (estudiantes) / Ver aquí formas de pago


Para inscribirse en el curso, haga click aquí.


Perfil:
Carlos Arturo Caballero Medina

Licenciado en Literatura y Lingüística por la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa. Ha dirigido la revista de literatura Náufrago (2004) y dirige la revista de investigación Letras del Sur. También, ha publicado ensayos de investigación en revistas académicas locales y en el extranjero vinculados a la obra de Mario Vargas Llosa. Además administra los blogs Letras del Sur y Náufrago digital en los cuales aborda temas sobre cultura y política. Actualmente, ejerce la docencia universitaria en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas y en la Universidad Privada del Norte