jueves, enero 19, 2012

MOVADEF. LA ÚLTIMA BATALLA CONTRA EL TERROR




Charly Caballero

En su habitual Kolumna Okupa, Rocío Silva Santisteban sostuvo que el JNE no debe aceptar la inscripción del MOVADEF, pues «la democracia no puede permitir que un grupo de personas utilice los recursos de la democracia para fines antidemocráticos». Rocío fundamenta su postura invocándonos a no olvidar la violencia demencial de Sendero Luminoso, en contraste con los argumentos del MOVADEF que coloca el olvido como requisito para la reconciliación. Asimismo, advierte lo grave que sería para la democracia que los planteamientos de la agrupación liderada por Alfredo Crespo se materialicen una vez que hayan logrado obtener sus credenciales como partido político. Finalmente, señala que «convertir el Movadef en un partido legal sería simplemente convertirnos en una sociedad amnésica. Y en nuestro país olvidar el conflicto armado interno es inmoral». De ninguna manera es admisible olvidar. Hay que mantener viva la memoria de lo que sucedió para que las generaciones futuras tengan presente la historia. Pero no está en discusión el olvido de las tropelías cometidas por SL o las FFAA. La cuestión es otra: ¿se debe permitir la inscripción del MOVADEF como partido político? Al respecto, discrepo de la opinión de Rocío.

Si es que no se aplica una censura explícita contra esta agrupación en particular, no veo de qué manera se pueda justificar un impedimento para que se inscriban ante el JNE. Es decir, proceder del mismo modo que en el Fujimorato, promulgando leyes personalizadas o direccionadas abiertamente para favorecer o perjudicar a un individuo o grupo de personas. De proceder así, no habría diferencia entre la Ley MOVADEF y la Ley Colina, porque en ambos casos subsiste la idea de superar un impasse mediante una ley ad hoc. Con la misma determinación que nos opusimos contra la ley de amnistía a los integrantes del destacamento Colina, tendríamos que oponernos a una ley que impida la representación política a un colectivo civil, sea cual fuere el color de sus ideas. Si se legisla abiertamente para impedir que este grupo en particular logre su inscripción, pese a haber cumplido los requisitos que la ley le exige, estaremos sentando un precedente nefasto: el impedimento para que un grupo de ciudadanos que sostiene ideas que no compartimos (y tenemos razones de sobra para no hacerlo) logre una representación política. A igual razón, igual derecho. Con el mismo ánimo tendríamos que exigir que se retire la inscripción de los partidos fujimoristas, ya que algunos de sus líderes consideran que la política contrasubversiva aplicada durante el Fujimorato, la esterilizaciones forzadas, la amnistía del Grupo Colina, etc., fueron medidas muy acertadas y exitosas. Se requeriría no solo cambiar la legislación pertinente a la inscripción de partidos políticos sino una enmienda constitucional de mayor envergadura. Estimada Rocío, no es estúpido ni imbécil aceptar las reglas del juego democrático. Tanto a mí como a los cientos de lectores que te seguimos a través de La República o en Facebook nos indignan las demandas del MOVADEF; sin embargo, hay que confrontarlos con los recursos que nos brinda la democracia, esta endeble democracia que en los representativo cumple con la formalidad regular de elecciones periódicas, pero que en los participativo adolece de una gran desidia por parte de un sector de la población que observa con indiferencia aún nuestro pasado reciente, como los lamentables hechos que señalas en tu columna.


Si en El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Uruguay y Colombia se hubiera actuado tal como lo pide Rocío Silva Santisteban, el FMLN, el URNG, Tupamaros, FSLN, M19 y tantos otros posiblemente persistirían en la lucha armada ante del impedimento de ser admitidos como partidos políticos. El descrédito en el que cayeron estos movimientos guerrilleros los obligó a cambiar de agenda. En El Salvador el 2009, el FMLN colocó a Mauricio Funes en la presidencia, conformándose como la primera fuerza política del país. Una vez que depuso las armas y se desmovilizaron, el M19 obtuvo un notable respaldo popular en Colombia y participó de la Asamblea Constituyente de 1991. Y Mujica y Dilma Roussef jamás habrían sido elegidos presidentes si sus agrupaciones no lograban ser admitidas como partidos políticos. ¿Acaso no es mejor tenerlos a la vista y someterlos a una fiscalización constante que confinarlos al ostracismo?

La amenaza que se advierte respecto a un eventual escenario en que esta organización lograra representación política dejará de serlo en tanto como sociedad estemos alertas y dispuestos a combatir esas ideas que llevadas a la práctica nos dejaron cicatrices para toda la vida. La arremetida mediática contra el MOVADEF lo está fortaleciendo. Gracias a los dislates y a la falta de conocimiento del tema, Crespo viene saliendo victorioso y acumulando ganancias mediáticas. Por ello, es urgente que los intelectuales, la sociedad civil y la ciudadanía en general se manifieste contra las pretensiones de este grupo. Hay que hacerles saber mucho antes de que logren su objetivo, el repudio que sentimos no por su libertad ideológica, sino por el contenido de sus demandas. Si nos mantenemos como “indignados facebook” muy poco podremos hacer para asestar la derrota final de Sendero Luminoso que se librará, a mi modo de ver, en tres frentes: académico, político y mediático.



El MOVADEF no triunfará solo con obtener inscripción como partido político. Esta es una condición necesaria para sus propósitos, pero no suficiente. Requerirían de una vasta adhesión de militantes dispuestos a votar por un eventual candidato presidencial, congresista, alcalde, etc., capaz de sostener las barbaridades que su agrupación le exige: que Abimael Guzmán no fue ideólogo de un movimiento terrorista, que el PCP-SL no fue una organización terrorista, que no se puede calificar como terrorismo los atentados del PCP-SL, y la más descabellada de todas, exigir la amnistía general a los presos de SL, MRTA y FFAA. De otro lado, habría que precisar que el MOVADEF en este instante no es una organización ilegal. De lograr la inscripción, no estaría legalizándose, porque ya lo es. La batalla por la memoria no terminará ante una posible inscripción de esta agrupación. ¿Por qué tendría que ser así? Por qué tendríamos que resignarnos ante la amnesia inmoral si el MOVADEF es admitido como partido político por el JNE? ¿Es que la resistencia contra el olvido está condicionada al registro de una agrupación política? De ser así, ello no hablaría muy bien de quienes dicen defender la democracia.

Si se impide mediante una ley acorde a las circunstancias, la inscripción del MOVADEF, estaremos confinando al PCP-SL a la marginalidad política, donde siempre se sintieron muy cómodos, actuando desde la oscuridad. Allí son peligrosos. Tendrán el pretexto perfecto para despreciar nuevamente la democracia que ahora invocan como marco de referencia para defender sus demandas. Dirán que es una fachada de la burguesía, que la historia les dio la razón otra vez. Que las leyes en este país se cumplen para algunos y no para todos. Ahí sí deberíamos preocuparnos. Este es el momento de mostrarle a los resabios del terror lo que como sociedad estamos dispuestos a hacer. Hay que mostrarles el tamaño de nuestra indignación.


ENLACES DE INTERÉS

No a Sendero, no a MOVADEF - Desde el tercer piso