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La carta que Aprodeh envió al Parlamento Europeo ha causado revuelo en el entorno político nacional. Francisco Soberón les dio en la yema del gusto a Correo, Expreso, La Razón, el fujimorismo y a la derecha enceguecida e iracunda que tiene en Rafael Rey, Lourdes Alcorta y Ántero Flores-Araoz a sus más conspicuos voceros (Lourdes Flores hace tiempo que no representa a nadie en su partido, al parecer, está más cómoda como rectora de la Universidad San Ignacio de Loyola). El presidente de este ONG pro derechos humanos no ha contribuido a la integración política de los emerretistas arrepentidos sino, más bien, a la postergación indefinida del debate sobre cómo lograr dicha integración. En Centroamérica y Colombia tuvimos algunos antecedentes exitosos respecto al tema: el FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional) depuso las armas en El Salvador y sus representantes hoy deliberan democráticamente, más allá de la discrepancia que puedan despertar sus ideas; el M-19, las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) y gran parte de las fuerzas paramilitares también hicieron lo mismo, salvo estas dos últimas que no contemplaron como posibilidad su integración como partidos políticos como si ocurrió con el M-19 sino simplemente su disolución.
Difícilmente ocurrirá algo similar en el Perú después de la torpe gestión de Soberón. Ahora empezará la cacería de brujas contra las ONG sin distingo pues, para sus detractores, todas ellas están cortadas por la misma tijera: son “perros del hortelano” que se oponen al progreso, son antimineras, izquierdistas, retrógradas y le hacen el juego a movimientos terroristas si es que no constituyen su brazo legal. Soberón ha reavivado la persecución contra las ONG’s de la cual pensábamos se habían resignado a abandonar tanto el Ejecutivo como la prensa vocera del fujimorismo. Como era de esperarse, el apasionamiento nubló el análisis claro; la mesura fue reemplazada por el grito pelado. Ninguna de las partes involucradas abordo la cuestión con seriedad.
Y para complicar más el panorama, Soberón apareció en los mítines gremiales por el Día del Trabajo rodeado de los dirigentes de la CGTP, el SUTEP y de los partidos de aquella izquierda autoritaria, antidemocrática, cavernaria y nada autocrítica que aun cree viables el enfrentamiento, la violencia y los paros como medio para ejercer presión y lograr la consecución de sus reclamos. Soberón no comprende que actitudes como esta son las que aprovecharán los perseguidores de las ONG’s a las cuales tienen en la mira hace tiempo. Mucha razón tiene Nicolás Lynch cuando afirmaba que la izquierda autoritaria es el tonto útil de la derecha autoritaria: típico caso de extremos que se tocan.
La facilidad con la que el canciller José Antonio García Belaúnde culpa a Aprodeh deja entrever dos cosas: primero, que esta ONG posee una red de influencias tan gravitante que puede influir en los europarlamentarios para que no incluyan al MRTA en su lista de organizaciones terroristas; y segundo, que la presencia de nuestra cancillería en Europa, en comparación con el aparato del que dispone Aprodeh (y no solo ellos sino Sendero Luminoso y el MRTA) es nula o ineficiente. El canciller con rostro compungido y adusto endilgó la total responsabilidad de la resolución del Parlamento Europeo a la carta de Aprodeh mas no hizo ninguna exposición de las acciones tomadas por la cancillería para reforzar la posición peruana. Pareciera que, a sabiendas, dejaron que aquello siguiera su curso para cerrar el cerco contra las ONG's.
De otro lado, a mal árbol se arrima Soberón si es que pretende buscar apoyo popular ya que, además de confirmar las sospechas naturales de los que cuestionan, no solo a Aprodeh, sino a todas las ONG’s, más adelante notará que los cavernarios del FOCEP, el PCP, el PS y el MNI se colgaron de los quince minutos de fama que tristemente le otorgó la infausta carta al Parlamento Europeo.
Por supuesto que Aprodeh tenía el derecho de emitir una carta como aquella; sin embargo, la irresponsabilidad de su presidente radica en que no aporta ninguna evidencia para respaldar su afirmación: que el MRTA es un movimiento desactivado desde hace ocho años porque ya no actúa como antes. Con la misma lógica se habría declarado inactivo a este movimiento terrorista antes de la toma de la embajada japonesa. ¿Acaso previo a ello hubo atentados frecuentes? El MRTA fue autor de un hecho sin precedentes en la historia del Perú del cual ni siquiera Sendero Luminoso podría jactarse. Soberón sostiene que los reportes de inteligencia que dan cuenta de la reorganización del MRTA son falsos. Bien, es decir, presentar una carta sin pruebas es, a su entender, más sólido que los reportes de inteligencia. Suponiendo que así fuera, ello tampoco le otorga validez a su postura: la supuesta falsedad o manipulación de la información de inteligencia no significa que Soberón esté en lo correcto. Por ello, debe exhibir pruebas contundentes de lo que afirma. De lo contrario, las sospechas que se ciernen sobre Aprodeh y otras ONG’s tomarán cuerpo y entonces sí lamentaremos que otras instituciones pro derechos humanos y demás, vean limitados sus esfuerzos por ayudar a aquellos que el Estado —debido a la lentitud paquidérmica de sus instituciones y a la incompetencia de los presidentes regionales— todavía no puede ayudar a elevar su nivel de vida pese a que todos los días nos enrostran cifras alentadoras.
¿Veremos a un Soberón devolviendo el espaldarazo de la CGTP y compañía? Si ello ocurriera, tengo la plena seguridad de que aquella infausta correspondencia al Parlamento Europea obedeció no a convicciones principistas sino a una estrategia fríamente calculada.
(Para mayor información acerca del tema, sugiero revisar el blog del filósofo Gonzalo Gamio www.gonzalogamio.blogspot.com y el comunicado de IDEHPUCP)
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