viernes, septiembre 05, 2008

CVR +5: la derecha juega en “banda”




Arturo Caballero Medina

La orquesta del Siniestro Total

He dedicado los últimos post a las reacciones en contra de la CVR. (José A. Godoy comenta en su blog la carta que el general Donayre envió a La Razón felicitándola por su labor a favor de las Fuerzas Armadas, la cual es verdaderamente vergonzosa. Gonzalo Gamio también trató el tema de la CVR y las críticas suscitadas recientemente contra el informe y los ex comisionados). La semana que pasó Giampietri, Ántero Florez-Aráoz, Edwin Donayre, Rafael Rey y Cipriani han jugado en pared y al unísono para dejar sentir sus desavenencias respecto al Informe Final de la CVR. Pero no fueron los únicos; como ya nos tienen acostumbrados Uri Ben Schmuel (La Razón), Aldo Mariátegui (Correo) y Rafael Romero (Expreso) fungieron de cajas de resonancia de los desaciertos de aquellos personajes. (Después de la patinada de la ministra de Justicia parece que ahora cualquier individuo grato al gobierno puede ser honorable a pesar que tenga un pasado vinculado a la etapa más oscura que haya vivido nuestro país. Los Wolfenson practican el periodismo ad hoc que el fujimorismo añora: complaciente, tendencioso, agresivo, sumiso y manipulador. Se nota que al general Donayre no le interesa esto en absoluto porque se presta al juego).

El fin de fiesta lo dio la barra brava del fujimorismo con Patricia Vásquez Bocanegra de “espontánea” manifestante que siempre porta su cartel del Chino por si acaso haya por ahí alguna manifestación de la CVR. Sin embargo, el APRA no podía estar ausente: Mulder y Cabanillas hicieron lo suyo. Esta última denunció que la editorial Norma publicó de contrabando contenidos ideológicos inadecuados para los escolares que desconocen lo que el Perú vivió durante las dos décadas de violencia terrorista, de las cuales cinco años correspondieron al APRA.

Yo era el Rey de este lugar

Anteanoche Rafael Rey dio una explicación —quizá para él muy didáctica— acerca de los errores de la CVR en torno a la cifra oficial de víctimas. Considera que es un error equiparar las víctimas de las Fuerzas Armadas con las de los terroristas, deslizando la idea que aquellas son también responsabilidad de los terroristas por provocar intencionalmente una reacción violenta. Rey se da cuenta más de 20 años después que la estrategia de Sendero Luminoso fue provocar que las Fuerzas Armadas rompieran la institucionalidad democrática mediante el genocidio, algo que la clase política no evitó al confiar a los comandos político-militares el pleno control de las zonas de emergencia. (Al respecto, hoy miércoles en el marco del juicio a Fujimori, el coronel argentino en retiro José Luis García brindó una brillante exposición acerca de las limitaciones de las Fuerzas Armadas y la zozobra que puede experimentar una sociedad que abdica el control político ante los militares). Además, Rey sostuvo que los crímenes cometidos por las Fuerzas Armadas poseen el atenuante de las circunstancias que enmarcaron la violencia: los soldados actuaron bajo una fuerte presión psicológica lo que derivó en ciertos excesos, que no justifica pero que atenúan la culpabilidad. Frente a la pregunta de Cecilia Valenzuela acerca de qué hacemos para reconciliarnos toda vez que no podemos negar lo que ocurrió, Rey contestó sin mayor desparpajo: “perdonarnos, como lo hicieron en España”.

Ciertamente, muchos de los combatientes contra el terrorismo lucharon en desigualdad de condiciones ya sea porque se enfrentaron a un enemigo desconocido que recurría a la guerra no convencional o porque, y es lo más grave, el Estado y la clase política los abandonaron a su suerte. El Estado tiene una gran deuda no solo con las víctimas sino también con los militares a quienes confirió el control político en las zonas de emergencia. El informe de la CVR consigna las condiciones adversas que los soldados tenían que afrontar en espacios agrestes sin contar con los pertrechos necesarios para la supervivencia. Soccos, Putis, Accomarcca, La Cantuta y Barrios Altos no fueron exabruptos de tres o cuatro oficiales y subalternos que enloquecieron de momento para ajustar cuentas por el compañero caído en combate; no son como diría Ántero Flórez “golondrinas que no hacen un verano”. (Estas golondrinas tienen las alas teñidas de sangre señor ministro). Rafael Rey aun piensa como los curas del poblado de Kíllac en Aves sin nido: las víctimas de la violencia deben resignarse al dolor y el alivio lo encontrarán en el perdón.

De los terroristas debíamos esperar lo peor; ellos declararon la guerra a todos los que no pensáramos como ellos. No obstante, los crímenes de los militares de ninguna manera deben quedar impunes bajo la consigna del perdón y el olvido sin justicia. Si en España recientemente están abriéndose las heridas de la dictadura franquista es porque todos desean saber qué paso con sus familiares y amigos, y no porque tengan una pasión enfermiza por el sufrimiento. (Recomiendo la lectura de El fundamentalismo democrático de Juan Luis Cebrián quien comenta el costo político y social que significa hasta hoy para los españoles olvidar los sucesos del franquismo).

¡Qué siniestra que es nuestra derecha!

Un general que felicita a un diario fujimorista; un ministro que equipara cientos de muertos con eventuales golondrinas veraniegas; otro ministro chien de garde del cardenal; un cardenal que nada dijo cuando debía hacerlo; y un vicepresidente que acató órdenes superiores cuando era militar y que luego se retractó porque su superior es nuevamente su presidente nos muestran lo siniestra que es nuestra derecha peruana.

martes, septiembre 02, 2008

Patricia Vásquez dixit :"Pasaba por ahí con mi cartel del Chino"




Para los fujimoristas barra brava perturbar una reunión no es un acto violento

Patricia Vásquez sindicada por Carlos Raffo como integrante de las bases barra brava del fujimorismo declaró en Prensa Libre que pasaba cerca al lugar donde se conmemoraban cinco años de la entrega del Informe Final de la CVR y, según ella, que hizo legítimo uso de su derecho a manifestarse. Esta señorita pretende hacer creer a la opinión pública que una gavilla de espontáneos de pronto irrumpieron en la ceremonia para protestar contra la CVR. Es decir, que no hubo una acción deliberada para perturbar la ceremonia.

La verdad es que no deben extrañarnos la desfachatez y la insolencia con la cual los fujimoristas barra brava o moderados (¿los hay?) sostienen lo insostenible: cuando todas las evidencias apuntaban a que Montesinos poseía millonarias cuentas en el exterior, los fujimoristas cerraron filas por el ex asesor del SIN y desvirtuaron toda posible iniciativa para investigarlo; luego diseñaron la ley de amnistía para exculpar al Grupo Colina; después justificaron la huida de su líder porque su vida corría peligro; posteriormente, interpretaron la ley sobre la reelección de manera que la primera reelección en realidad no lo era y que esta comenzaba el 2000. En fin, siempre intentan dar la vuelta a la torta, pero esta vez no cuentan con todo el aparato estatal y mediático para estupidizar a la opinión pública como lo hicieron en los 90´s.

Fanatismo fujimorista

Patricia Vásquez dejó testimonio de su fe ciega en Fujimori, de su adhesión al radicalismo, de su mentalidad fanática y de su cercanía al entorno dirigencial del fujimorismo en el video que La República exhibió hace poco. También lo hizo, y ello nos complace, anoche en Prensa Libre donde mostró al desnudo el procedimiento al que recurren los que no tienen argumentos para refutar lo irrefutable: la violencia, el ataque artero, el insulto, la patraña y la victimización. Los fanáticos se caracterizan porque no conciben que en sus creencias pueda haber algún error, ni siquiera admiten la posibilidad de cuestionar sus ideas, es más, están preocupados por ganar adherentes y demostrar en cualquier circunstancia que poseen la verdad. La capacidad de autocrítica está ausente en ellos. De esto adolescen gran parte de los fujimoristas: el culto al líder, ese mesianismo tan extendido en los partidos que adoptan el nombre del líder como emblema de su ideología y que depositan en un sujeto la responsabilidad de guiarlos hacia la luz o la oscuridad. Entre esta devoción y la que sienten las sociedades tribales por sus guías espirituales no hay mayor diferencia: en ambos casos, los seguidores se sienten desposeídos, sus vidas carecen de sentido, fuera del líder nada existe. Suicidios, inmolaciones, autosacrificios bien valen la pena en tanto el líder se salve.

Lo sentimos, pero ahora no es tan fácil

Esta vez el plan les salió tan chueco que estoy seguro que Carlos Raffo y la cúpula fujimorista reconvinieron a la Vásquez para que se inmole en nombre del Chino: esta señorita asumió individualmente su accionar de la noche del 28 de agosto y se encargó de desvincular a Keiko y compañía de sus actos. De seguro los fujimoristas pensaron que podrían generar algún divisionismo en la opinión pública o cierto grado de adhesión a su causa (resaltar que el Chino derrotó al terrorismo y que la CVR miente). Sin embargo, nada de eso sucedió porque la polarización de la hablan los detractores de la CVR (Cipriani, Rafael Rey, Giampietri, Donayre, Antero Flórez-Aráoz y Carlos Raffo entre otros) es sobre todo mediática. La ciudadanía no está dividida en torno a la CVR simplemente porque la gran mayoría no lo ha leído. Salvo en ciertos ambientes académicos, la discusión no ha trascendido en la opinión pública en la dimensión que corresponde. Ese un problema a remediar en el mediano plazo.

No poseo elementos de juicios para invalidar las amenazas de muerte que dice estar recibiendo Patricia Vásquez, pero dado el contexto y la escasa o casi nula capacidad de autocrítica de esta señorita, dudo mucho que sean ciertas. Más parece una estrategia distractora para "ganar aire" mientras la dirigencia fujimorista evalúa como salir indemne de este vergonzoso ataque. Mención aparte merece su abogado; si en algo puedo darle la razón a Aldo Mariátegui es que ciertos abogados son capaces de diseñar un terno a un jorobado.

Lo sentimos señores fujimoristas barra brava o no, pero esta vez no es tan fácil intimidar o persuardir con medias verdades a la población. Piensen en otra estrategia más adecuada, o mejor, sigan en esta ruta porque así revelan la inepcia de sus propuestas y la miseria de lo que son capaces.

lunes, septiembre 01, 2008

CVR for dummies para Giampietri, Donayre y Ántero








Arturo Caballero Medina
acaballerom@pucp.edu.pe

Diversos medios han cubierto esta última semana el quinto aniversario del Informe Final de la CVR, lo cual ha motivado sendas reacciones—que no deben sorprender— de parte de algunos políticos del oficialismo a través de los tres jinetes del Apocalipsis periodístico de la derecha más recalcitrante como son Correo, La Razón y Expreso. Y es que de los reiterados ataques a la CVR y a sus comisionados podemos concluir que sus más denodados críticos no han leído ni siquiera la versión abreviada, Hatun Willakuy, o la conocen de oídas y se cuelgan de los prejuicios ajenos o, definitivamente, no la entendieron. Digo esto porque nada nuevo agregan a sus críticas: que los comisionados son antiguos militantes de izquierda y que por ello no fueron imparciales para juzgar a SL ni al MRTA; que la CVR ha polarizado a la opinión pública; que no hubo violaciones a los derechos humanos de parte de las Fuerzas Armadas, sino excesos y casos aislados; que al otorgar categoría de partido político a SL le facilitan un reconocimiento excesivo; y que las reparaciones a las víctimas del conflicto armado interno sugeridas por la CVR constituyen una ofensa a la memoria de nuestros combatientes y de los ciudadanos asesinados (según esta lógica perversa, las reparaciones u homenajes solo se dirigen a los terroristas). Estas aparecen entre las imputaciones más comunes. Comentemos, a continuación, algunas de estas críticas para que comprendamos la dimensión del error y la necesidad del “trío guayabera” por un manual for dummies acerca de las conclusiones de la CVR.

Efectivamente, algunos de los miembros de la CVR fueron militantes de partidos socialistas o asumen una postura de izquierda o socialdemócrata desde sus estudios académicos. Tal es el caso de Enrique Bernales, ex senador por IU; Carlos Tapia, actual vocero del Partido Nacionalista de Ollanta Humala o Salomón Lerner Febres, más bien dedicado a la investigación filosófica (no necesariamente de izquierda) y a la docencia universitaria. El cuestionamiento a los comisionados de la CVR, tal como lo podemos verificar en los contenidos de los tres diarios mencionados (más adelante comentaré las opiniones de Rafael Romero, director de la página editorial de Expreso), es que su ideología marxista-leninista los descalifica, ya que impide total imparcialidad para analizar el desempeño de las Fuerzas Armadas y el accionar de SL y el MRTA. Esgrimen como argumento que el número de víctimas asignadas a las Fuerzas Armadas (46%) es exagerado, lo cual daría la impresión de que se encuentran casi al mismo nivel de SL y el MRTA. Este cuestionamiento carece de validez habida cuenta que en varios pasajes del Informe Final se recalca que “La causa inmediata y fundamental del desencadenamiento del conflicto armado interno fue la decisión del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso (PCP-SL) de iniciar una ‘guerra popular’ contra el Estado peruano” (Hatun Willakuy, p.18). Y más adelante agregan que “A diferencia de otros conflictos armados internos en América Latina donde los agentes estatales resultaron ser los principales responsables de la pérdida de vidas humanas […] en el caso peruano fue el principal grupo subversivo, el PCP-SL, quien provocó el mayor número de víctimas fatales, sobre todo entre la población civil” (p.18). Y si no son suficientes, sugiero que revisen las conclusiones 12 a la 35 referidas a la responsabilidad de SL y el MRTA.

Asimismo, el análisis de la CVR consistió en separar responsabilidades: la de SL no precisa ahondarse tanto, es evidente, pero denunciar los abusos de las Fuerzas Armadas en aquellos lugares donde, ahora no nos cabe duda, sí se cometieron no implica estar a favor de los terroristas y aquí radica una de las más frecuentes tergiversaciones en las que se enfrascan los detractores del Informe Final para quienes las discusiones de dirimen en blanco y negro sin matices. Es decir, denunciar y exigir justicia por los delitos cometidos por las FFAA equivale a ser antipatriota, caviar o comunista y no valorar el esfuerzo desplegado por ellos contra el terrorismo. ¿Dónde está el sesgo ideológico marxista-leninista? ¿Acaso frente las evidencias de Putis, Los Cabitos, Accomarca, Barrios Altos y La Cantuta la opinión pública debe callar o ser indiferente como muchos actuamos durante los años del terrorismo? Los deudos de las víctimas asesinadas por las FFAA merecen la misma justicia que las de los militares caídos en combate. Un flaco favor les hacen a estos últimos el “trío guayabera” cuando en aras de un malentendido espíritu de cuerpo, lanzan diatribas contra la CVR y sus comisionados acusándolos de antipatriotas porque dan a entender que es admisible la impunidad para los asesinatos de las FFAA. Estoy seguro que ningún deudo desea que a sus familiares los recuerden como asesinos. La verdad acerca de quiénes, dónde y cómo procedieron en las zonas de emergencia es necesaria para separar a los héroes que nos defendieron de los asesinos que no estuvieron a la altura del uniforme. Su memoria también exige justicia.

Otro cuestionamiento sostenido por el inefable “trío guayabera” es que el Informe Final empaña la labor que cumplieron nuestros soldados en las zonas de emergencia mientras combatían contra los terroristas al afirmar que hubo violaciones sistemáticas de los derechos humanos cuando lo más acertado sería hablar de hechos aislados o de malos elementos que actuaron por voluntad propia, pero de ninguna manera, de un accionar organizado y planificado. Respecto a esto la CVR es muy clara: “El término sistemático, de acuerdo con la jurisprudencia internacional y la Corte de Derecho Internacional, se define como ‘un plan o política’ del cual ‘podría resultar la comisión repetida o continua de actos inhumanos. El calificativo de ‘generalizada’ califica a la conducta y no al agente; es decir, la comisión generalizada de un conducta de ninguna manera implica que todos los agentes individuales están implicados en ella”. (p.33). Esto significa que cuando se afirma que hubo una práctica sistemática y generalizada de las FFAA en la comisión de delitos de lesa humanidad, ello no involucra a todos los miembros de la institución, sino a las acciones contra las víctimas que fueron múltiples; en esta multiplicidad radica lo generalizado. De otra parte, tampoco es cierto que la imagen de las FFAA como institución haya sido desvirtuada por la CVR: “La CVR reconoce la esforzada y sacrificada labor que los miembros de las Fuerzas Armadas realizaron durante los años de violencia y rinde su más sentido homenaje a los más de un millar de valerosos agentes militares que perdieron la vida o quedaron discapacitados en cumplimiento de su deber” (p. 442). Después, basta leer con atención que la CVR en ningún momento compromete a las FFAA como institución en la ejecución de delitos contra los derechos humanos (sistemático y generalizado adquieren un sentido dentro del marco jurídico internacional explicado líneas arriba). “La CVR afirma que en ciertos lugares y momentos del conflicto la actuación de miembros de las Fuerzas Armadas no solo involucró algunos excesos individuales de oficiales […], sino también prácticas generalizadas y/o sistemáticas de violaciones de los derechos humanos…” (p. 422). De otra parte, hasta este momento ni siquiera podemos conocer a los buenos o malos elementos, puesto que, a pesar que el registro de víctimas asciende a 9 000, el Ministerio de Defensa no ofrece las facilidades para identificar a los presuntos malos elementos (además de regatear las reparaciones individuales a las víctimas) lo que contribuye a alimentar razonables suspicacias: ¿por qué no brindan esta información? ¿Acaso alguien teme que les apliquen la teoría del dominio del hecho tan mencionada durante el juicio a Fujimori y que por ello caigan más implicados de lo esperado, o la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad?

En un próximo post comentaré las declaraciones de Rafael Rey, Cipriani y de algunos comentaristas conocidos en la blogosfera.