martes, diciembre 04, 2007

El general Graham perdido en su laberinto



Por Arturo Caballero Medina
acaballerom@pucp.edu.pe

El sábado 3 noviembre sintonicé el programa Educación y Democracia, producido y dirigido por Enrique Saravia, en el cual entrevistó al general del ejército en retiro José Graham. El tema de la entrevista apuntaba a esclarecer, desde la particular perspectiva del general Graham, la verdad acerca de la participación del ejército durante el conflicto armado interno.

Graham cayó en muchas imprecisiones a lo largo de la entrevista, tropiezos que tampoco fueron ajenos al entrevistador, quien demostró conocer mucho menos que el general la información mínima indispensable para brindar una orientación al televidente sobre la participación de las fuerzas armadas en la lucha contra el terrorismo. Algunos datos expuestos durante la entrevista no difieren mucho de lo que se consigna en el Informe Final de la Comisión de la Verdad: las fuerzas armadas obedecieron el llamado del entonces presidente de la república Fernando Belaúnde Terry, quien en diciembre de 1983, las autorizó para enfrentar a la subversión en las zonas de emergencia. También es cierto que la autoridad en dichas zonas recayó en comandos político-militares, y que se decretó un estado de excepción, por el cual, se suspendían todas las garantías constitucionales.

Lo que en ningún momento Graham menciona (salvo un tibio reconocimiento a los “excesos” de malos elementos) es que el accionar de las fuerzas armadas estuvo en ciertos momentos, fuera del control de la sociedad civil, es decir, al poseer ellos el control absoluto de la justicia y de la seguridad, no sintieron la obligación de rendir cuentas por lo que ellos creían que era su labor: salvar a la nación de la amenaza terrorista sin importar los medios para lograrlo. Este tipo de argumento encaja dentro de lo que se denomina como “memoria de salvación ”, que explica la intervención de las fuerzas armadas como un cheque en blanco expedido por la sociedad civil para combatir al terrorismo. Reclamarles algo, pedirles cuentas, exigir justicia por los atropellos cometidos durante aquella época contra población civil indefensa, es para los defensores de esta tesis, no reconocer el sacrificio de lo que perdieron la vida en la guerra contra el terrorismo.

El error en las explicaciones de Graham consiste en que ni siquiera menciona remotamente, las diferentes matanzas ocurridas en pueblos y caseríos cometidos por las fuerzas del orden. En su razonamiento, denunciar estos atropellos equivale a estar del lado del terrorismo, lo cual particularmente, me niego aceptar. Peor desliz no pudo cometer al mencionar que al verse derrotados en el campo militar, los terroristas han ideado un nuevo aparato de lucha a través de los organismos del Estado. Hasta aquí, los televidentes debíamos adivinar que se refería a las ONG´s y a la Comisión de la Verdad. Pues bien, afirmó que la CVR era un organismo de los rezagos terroristas y de aquellos que no combatieron, cuyo objetivo es desprestigiar a las fuerzas armadas que actuaron bajo el llamado de un gobierno constitucional. Lo siento general Graham, pero ese llamado les fue otorgado por un presidente cuyo poder reside en el mandato que le otorgó la sociedad civil. Entiendo que usted se sienta indignado porque a sus compañeros de armas se les esté juzgando, pero una cosa es que tengamos un poder judicial ineficiente y poco confiable, y otra cosa es dejar pasar por alto los delitos contra los derechos humanos, cometidos ya sea por las fuerzas del orden o por los subversivos. No hay criminal ni crimen menor al respecto. No es menos culpable el oficial que ordenó una masacre que el terrorista que hace estallar un coche bomba. Ambos son simplemente criminales. El agravante en el caso de un miembro de las fuerzas armadas es que su labor es proteger a la nación. Hizo bien usted en invocar un juicio justo para los investigados en delitos de lesa humanidad, pero debió matizar su posición fustigando a aquellos que no cumplieron su labor a cabalidad, en aras de la justicia y equidad que también usted reclama para sus compañeros.

Es preciso recordar a la ciudadanía que el grupo Colina estaba integrado por malos elementos del ejército, quienes en el tiempo que les fue asignado combatir a la subversión, solo arrojaron como “grandes” resultados la masacre de Barrios Altos y la desaparición de los estudiantes de La Cantuta. En contraste, el GEIN, integrado por una división especial de la Policía Nacional, tras una paciente labor de inteligencia y sin disparar un solo tiro, logró capturar a Abimael Guzmán.

La derecha peruana —cómplice de los desmadres del fujimorismo—, el APRA y la izquierda —quienes cogobernaron durante los años más duros del terrorismo—, y por supuesto, la desacertada política contrasubversiva de los gobiernos de turno, son factores que constituyen una responsabilidad compartida —incluso, la indiferencia de cierto sector de la sociedad que pareció recién comprender la dimensión del terrorismo luego del atentado en Tarata—. Todos, de alguna manera, fuimos responsables de lo que aconteció entre 1980 y el 2000. El reclamo de los militares no debe estrellarse contra los miembros de la CVR —¿quién en sus cabales podría afirmar que Salomón Lerner es el brazo legal de Sendero Luminoso?— sino contra el Estado que los envió a combatir sin unas reglas claras de juego. Ollanta Humala, en una de sus intervenciones más lúcidas, mostró a Rosa María Palacios el manual de procedimientos que las fuerzas armadas estaban obligadas a obedecer bajo pena de sanción. En este manual se consignaba que al enemigo había que “aniquilarlo”, o sea, matarlo. Así sin más, sin matices, ni murmuraciones. Ese Estado que los conminó a defender la nación sin una estrategia definida, es el mayor responsable de que hoy muchos militares que, efectivamente, lucharon contra la subversión, estén afrontando procesos judiciales. Pero de ninguna manera, esto significa que investigar, criticar o denunciar los atropellos de quienes abusaron de su autoridad, implique defender a los terroristas.

Si no se informa con propiedad, analizando todos los matices de un problema, corremos el riesgo de perdernos en un laberinto de imprecisiones como el general Graham. A la producción de Educación y Democracia, solo me queda sugerirles que, en adelante, no sean tan obvios en el guión de las entrevistas, y que, al menos, su conductor tenga la capacidad de matizar e informarse acerca del tema en discusión, que, de hecho, estuvo ausente en la fallida entrevista al general Graham, perdido en su laberinto.

sábado, noviembre 17, 2007

VI Encuentro Nacional de Escritores Manuel J. Baquerizo



Manuel J. Baquerizo (1929-2002)


Por Arturo Caballero Medina
acaballerom@pucp.edu.pe

Entre el 21 y el 24 de noviembre está prevista la realización del VI Encuentro Nacional de Escritores Manuel J. Baquerizo en la ciudad de Lima. Jorge Luis Roncal, editor de Arteidea, incansable promotor cultural y uno de los principales gestores en la conformación del gremio nacional de escritores del Perú, y la escritora Zelideth Chávez, vienen ultimando los detalles de este encuentro de escritores cuya finalidad es establecer espacios de diálogo entre los creadores y los críticos literarios. Los eventos académicos son muy importantes, pero no deben dejar de lado a los actores principales del quehacer literario, quienes son los escritores, sobre todo cuando fuera de Lima existe un gran circuito editorial independiente, a la espera de ser estudiado y tomado en cuenta.


Tuvimos una grata experiencia del segundo encuentro en la ciudad de Puno donde los organizadores, José Paniagua, Feliciano Padilla y Jorge Flórez Áybar realmente nos hicieron sentir como en casa, ya que establecieron, además de las conferencias y mesas redondas, un espacio de confraternidad para que tanto escritores como críticos dialogaran más allá de la sala de debates. Y es que no solamente los encuentros en homenaje a Manuel J. Baquerizo son de corte académico, sino que también los caracteriza el calor humano de sus anfitriones. Después de su primera versión en el Callao en 2002, este evento retorna a la ciudad de Lima —el 2004 se realizó en Ica, al año siguiente en Abancay y el año pasado en Chimbote— y tendrá lugar en el Centro Cultural de San Marcos. Para mayor información se puede escribir a ovienemjbaquerizo@hotmail.com o a gremio_de_escritores@yahoo.es





Desmitificando a Ricardo Palma


En el fondo la tradición no es más que una de las formas que podía revestir la historia pero sin los escollos de ésta. Cumple a la historia narrar los sucesos secamente, sin recurrir a las galas de la fantasía. Menos estrechos y peligrosos son los limites de la tradición. A ella, sobre una pequeña base de verdad le es licito edificar un castillo.


Por Arturo Caballero Medina
acaballerom@pucp.edu.pe

Hace dos semanas, tuve la oportunidad de conocer a Julio Díaz Falconí, uno de los pocos egresados de la desaparecida especialidad de Filología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. El encuentro tuvo lugar en un acogedor restaurante de Pueblo Libre y ocurrió por intermedio de un gran amigo de ambos como es Luis Vargas Durand, investigador de la obra de Martín Adán y jefe del archivo que custodia todos los documentos del poeta en la Pontificia Universidad Católica del Perú. La conversación giró en torno a la literatura peruana del siglo XIX, la impronta de Bolívar en la esfera política, Manuel González Prada y el Círculo Literario de Lima; todo ello para recalar finalmente en la obra de nuestro reconocido tradicionista Ricardo Palma.

Julio Díaz Falconí, con la irreverencia que lo caracteriza, nos reveló algunos detalles de sus recientes investigaciones acerca de la figura de Palma, reunidas en un libro que lleva el título de Los padrinazgos de Palma (Papel de viento Editores, 2007). En este libro, Díaz Falconí destaca que “las biografías de Ricardo Palma que hasta ahora circulan se niegan a reconocer las trampas, mañas y padrinazgos que debió emplear en un medio tan pacato e hipócrita como la Lima del ochocientos”. El autor sostiene a lo largo del libro que de no haber sido por aquellos padrinazgos, Palma difícilmente se hubiera consagrado como el gran escritor de las tradiciones peruanas.

Este libro no tiene la finalidad de interpretar la obra de Palma sino, más bien, indagar en aquella oscura parte de la vida de Palma que la gran mayoría de lectores en el Perú ignorábamos debido, como precisa Díaz Falconí, a la imagen que cierto sector de la crítica en el Perú y en el extranjero ha construido de Palma: el abnegado “bibliotecario mendigo” que reconstruyó la Biblioteca Nacional luego de la invasión del ejército chileno. La información histórica es abundante y bien sustentada mediante el manejo de fuentes, como amerita cualquier investigación seria relacionada con textos de relativa antigüedad. Además de ello, el aspecto histórico es contrastado con la biografía del tradicionista, junto con algunas precisiones filológicas que aclaran la correcta datación de algunos textos de Palma, mal fechados según Díaz Falconí, por otros investigadores.

Algunos pasajes del libro contienen un tono polémico, provocador e irreverente. Díaz Falconí, de hecho, no pretende congraciarse con los “palmistas”, contrariamente, pareciera que el libro ha sido escrito con el propósito expreso de exaltar la animosidad de los especialistas en la obra de Palma: “Tuvo 2 casas: una en Ancón; y otra en Lima, en la calle de los Patos. Aquí Palma se dio la gran vida: organizaba orgías y comilonas, en las que no podían faltar las mujeres de dudosa moralidad”.

Lo más rescatable de este libro radica en la acuciosa recopilación de datos acerca de la época que a Palma de tocó vivir, las componendas políticas, y la radiografía del espíritu de la época, pleno de optimismo por la falaz prosperidad del guano. Pero sobre todo, destaco el enorme esfuerzo de su autor por publicar una obra de divulgación que escapa de la costumbre de la adulación o la condescendencia a determinadas figuras de nuestra literatura.

sábado, noviembre 03, 2007

Finalistas del I Concurso de Poesía Escolar “Percy Gibson” 2007

Acta de premiación.

El día 30 de octubre de 2007, a las 19.15 horas, en la ciudad de Lima, el jurado se reunió para elegir a los finalistas del I Concurso de Poesía Escolar “Percy Gibson” 2007. Una vez aperturados los correos electrónicos donde se registraban los trabajos, procedieron a la selección, resultando dos finalistas para el primer y segundo lugar y tres menciones honrosas. Luego, se procedió con verificar la identidad de todos los finalistas aperturando los correos que contenían los datos personales. El resultado final es el que sigue:

Primer puesto:

Beca de la Alianza Francesa
Beca de la Academia Preuniversitaria Alexander Fleming
Colección de libros
Diploma
Publicación en la página cultural El Náufrago y en blog de Internet

• La magia del delirio
Andrea Alvarado Cornejo.
Pseudónimo: “Dark”

Menciones honrosas

Diplomas
Publicación en la página cultural El Náufrago y en blog de Internet
Libros de la Editorial VIBUPA Diploma Publicación en la página cultural El Náufrago y en blog de Internet

• Lo Haría Solo Por Ti
Karol Huamantuma Tejada
Pseudónimo: “Enamorada”

• Mi tierra donde nací
Nombre: José Carlos Portugal Portugal
Pseudónimo: “J.C.”

• Vivir de un recuerdo
Evelyn Rosado Riveros
Pseudónimo: Ivipink

Jurado calificador:

Arturo Caballero Medina
Henry Rivas Succari

Lima, 30 de octubre de 2007.

viernes, octubre 26, 2007

Lire en fête en la Alianza Francesa de Arequipa




«Siendo realista, admito que quienes en el Perú no conocen mi obra se pregunten '¿qué me puede decir un judío sobre el Perú?', mas si pudieran abordarla percibirían que habla más de los peruanos que de los judíos. También hay sin duda cierto prejuicio contra aquellos que llevamos muchos años fuera, pero es obvio que ni abandonamos al Perú ni él nos abandonó, aunque suene a milagro».

Isaac Goldemberg (Chepén, 1945)


Por Arturo Caballero Medina
acaballerom@pucp.edu.pe

I FESTIVAL DEL LIBRO AREQUIPA 2007


Las editoriales más importantes del país se darán cita en el I Festival del Libro Arequipa 2007, evento que por fin se lleva a cabo en nuestra ciudad, por iniciativa de la Universidad Nacional de San Agustín, el Centro Cultural Peruano Norteamericano-Arequipa y el Gobierno Regional de Arequipa. Las actividades se realizarán desde el 22 de octubre de 8:00 am. a 6:00 pm. en las instalaciones del Complejo Cultural de la UNSA - Claustro Menor, San Agustín 116.


Hugo Neira en la Alianza Francesa

El pasado jueves 18 se presentó el libro Del pensar mestizo del connotado sociólogo y actual director de la Biblioteca Nacional, Hugo Neira, en el marco de la fiesta del libro y la lectura “Lire en fête”, evento cultural que por tercer año consecutivo viene realizando la Alianza Francesa de Arequipa. La presentación estuvo a cargo del Dr. Óscar Barreda y del Dr. Juan Carlos Valdivia Cano, ambos profesores agustinos. Del pensar mestizo es un conjunto de ensayos sobre nuestros principales intelectuales como González Prada, Mariátegui, Haya de la Torre, Porras y Basadre. A diferencia de José Matos Mar quien hablada de un “desborde popular”, Neira complementa esta idea con la categoría de “anomia”, es decir, una falta de reconocimiento de las normas sociales.
El tema central de la intervención de Hugo Neira giró en torno a la función de los intelectuales en nuestro país, quienes se han alejado de las masas, olvidando su función cuestionadota de la realidad, a cambio de conservar ciertos privilegios laborales o académicos; además de complicar su discurso haciéndolo incomprensible para las mayorías. En este sentido, Hugo Neira afirma que una de las características del intelectual debe ser la claridad de su lenguaje. Por otro lado, brindó una semblanza de su maestro Raúl Porras Barrenechea, formador de intelectuales de primer nivel, quienes en su calidad de discípulos, asistían a Porras en sus investigaciones congregados en su casa-biblioteca de la calle Colina en Miraflores, Lima. Su exposición fue muy amena y, sobre todo, didáctica. Hacia el final de la presentación, mencionó la viabilidad de construir un liberalismo de izquierda en Perú, en tanto considera que el liberalismo y el socialismo tienen más coincidencias que discrepancias. Recomendamos la lectura de la obra de Hugo Neira como medio para repensar algunos conceptos que dentro del panorama de las ciencias sociales en el Perú, se modifican constantemente.

NOVEDADES

Edificaciones trashumantes
Óscar Saldívar Bolívar
Cascahuesos editores
Arequipa, octubre 2007
56 págs.

Óscar Saldívar Bolívar acaba de publicar, bajo el sello de Cascahuesos editores, el poemario Edificaciones trashumantes, en una edición muy bien cuidada y con un atractivo concepto de diseño de portada. Publicaciones como esta animan la escena literaria local generando mayores expectativas por parte del gran público que muchas veces desconoce a aquellos escritores que actualmente publican narrativa y poesía en nuestro medio.



Premiaron a los ganadores del I Concurso de Cuento Corto y Ensayo Breve

Como parte de las actividades del “Lire en fête” en la Alianza Francesa, el viernes 19 se realizó la premiación a los ganadores del I Concurso de Cuento Corto y Ensayo Breve, evento que, en su primera edición, convocó a una nutrida cantidad de participantes superando todas las expectativas previstas. En la categoría de cuento corto, el ganador fue Luis Rodríguez Castillo con el relato titulado “Invasiones”; en la categoría de ensayo breve, el primer lugar lo obtuvo Ydalid Rojas Salinas con el trabajo titulado “¿Fundamentalismo religioso en Arequipa?”.
El Búho, semanario de cultura y política, y la Alianza Francesa, organizadores de este concurso literario, anunciaron que tienen planeado instaurar este premio cada año con el propósito de incentivar la creación literaria y la investigación ensayística, lo cual abre un nuevo espacio para todos aquellos que se dedican a la literatura en nuestra localidad.

sábado, octubre 13, 2007

Encuentros y desencuentros literarios en Lima



“El escritor bueno delimita su zona y sabe que no puede narrar cualquier cosa. Porque tiene su propio idioma y necesita traducir todo lo que imagina a su propio sistema simbólico. Los malos escritores piensan que pueden incorporar cualquier material. La autoconciencia de los propios límites es productiva. Tengo una prosa seca y a veces envidio el virtuosismo de los que son capaces de escribir de más. Sin embargo me siento cómodo en esta prosa y en las estructuras fuertes. Si la novela plantea un enigma, es decir, arroja una pregunta al lector, quiero que esa pregunta sea finalmente respondida, sin ambivalencia”.

Pablo de Santis (Buenos Aires, 1963)
Ganador del Premio Iberoamericano Planeta - Casa de América con El enigma de París

Entre octubre y diciembre del presente año está prevista la realización de importantes eventos académicos sobre los estudios literarios en el Perú. Del 17 al 19 de octubre tendrá lugar el XII Coloquio de Estudiantes de Literatura de la Pontificia Universidad Católica del Perú, en el marco de las celebraciones por los 90 años de existencia dicha casa de estudios. De otro lado, en las instalaciones de la Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”, más conocida como La Cantuta, se llevarán a cabo las Jornadas Andinas Literarias Latinoamericanas Estudiantiles (JALLAE) del 22 al 27 de octubre. Dicho evento vuelve al Perú luego de que San Marcos fuera la universidad anfitriona el 2004. La última versión de JALLAE para estudiantes tuvo lugar el año pasado en Santiago de Chile. Finalmente, nuestras dos escuelas de literatura más importantes en el Perú se juntan para organizar el Primer Congreso de Estudiantes de Literatura, entre el 12 y el 14 de diciembre. El congreso es organizado conjuntamente por el Centro de Estudiantes de Literatura de San Marcos y el Centro Federado de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Católica.

La explicación que nos tiene pendiente la organización de este congreso es ¿por qué la denominación de “primer congreso nacional”? Seguramente olvidaron que en el 2003 una comisión organizadora de la Escuela de Literatura de la UNSA, con la misma denominación que esta comisión utiliza (CONELIT), organizó el Primer Coloquio Nacional de Estudiantes de Literatura “Alberto Hidalgo”, cuya convocatoria fue bastante amplia ya que viajó a Arequipa una nutrida delegación de estudiantes de San Marcos y Villarreal. La comisión organizadora estuvo integrada por Julie Bruand, Mariángela Ortiz, Javier Bernal, Susan Calderón y Dora Chuquiwanka, actualmente egresados de la Escuela de Literatura de la UNSA.

Este ninguneo debe ser explicado ya que considero muy difícil la posibilidad de que hayan olvidado involuntariamente lo acontecido en aquel encuentro de estudiantes debido a que algunos de los asistentes al evento organizado en Arequipa, todavía son estudiantes de pregrado en San Marcos.
Resulta gratificante que la Universidad Católica, por medio del centro federado de estudiantes, participe y se integre en esta propuesta de diálogo con otras escuelas de literatura (que solo son cuatro en el Perú) y con estudiantes de provincia.
Para mayor información sobre estos eventos consulte las siguientes direcciones electrónicas:

http://www.une.edu.pe/jornada/jalla.htm
http://www.pucp.edu.pe/coloquio/literatura/informes.htm
http://www.proyectoperuanos.org/conelit

martes, octubre 09, 2007

Se publica La cuarta espada, último libro de Santiago Roncagliolo





Si ser escritor depende de tu talento, no hay nada que puedas hacer para lograrlo, porque no depende de ti ser un genio. Pero si depende de tu trabajo, al menos tienes una posibilidad.


Santiago Roncagliolo (Lima, 1975)

Por Arturo Caballero Medina
acaballerom@pucp.edu.pe

Santiago Roncagliolo inició su carrera literaria con la obra teatral Tus amigos nunca te harían daño, a la que secundaron obras narrativas como la novela corta Pudor, que aborda la historia de una típica familia de clase media alta latinoamericana, la cual se encuentra desintegrada en el mar de conflictos personales de sus miembros. Este año fue llevada al cine bajo la dirección de Tristán y David Ulloa. Además ha publicado el libro de relatos Crecer es un oficio triste y las novelas El príncipe de los caimanes y Abril rojo, con la cual obtuvo el Premio Alfaguara de Novela 2006. Este año ha publicado Jet Lag, miscelánea literaria sobre sus diversas experiencias previas y posteriores a su consagración como escritor. Ahora último nos entrega su La cuarta espada, que tal como él mismo lo explica no es una biografía, ni novela, ni ensayo sobre Abimael Guzmán o el terrorismo, sino un reportaje basado en conversaciones y confesiones de personajes directamente allegados al líder de Sendero Luminoso. Roncagliolo ha procurado evitar la toma de postura del narrador en aras de la objetividad periodística para enfrentar al lector con las diferentes versiones que construyen la imagen de Abimael Guzmán.



LA CUARTA ESPADA: LA HISTORIA DE ABIMAEL GUZMAN Y SENDERO LUMINOSO
SANTIAGO RONCAGLIOLO
EDITORIAL DEBATE
2007
BARCELONA





A continuación mostramoses un fragmento de este libro en el cual se brinda una semblanza de Abimael Guzmán como estudiante universitario

Abimael se llevó las manos a la cabeza y la agachó conteniendo la rabia. Luego levantó la mirada sin moverse y dijo: «Nunca, pero nunca, vuelvas a hacer eso».
Un episodio arequipeño con su maestro Rodríguez Rivas muestra dónde tenía la cabeza. Ocurrió tras el terremoto de 1958, cuando el maestro lo reclutó para realizar un inventario de daños. Guzmán, quizá por primera vez, recorrió las barriadas de su ciudady quedó horrorizado por la miseria. Una tarde, fue a hacer el informe de una casa cerca del puente Bolognesi. Sus habitantes vivían a la intemperie, en las peores condiciones, sin ayuda de las autoridades y sin trabajo. Guzmán comentó: «Sólo el pueblo organizado puede hacer algo al respecto. Es necesario organizar al pueblo». Su primera experiencia clandestina data de esa época. Y tiene
que ver con libros. Una mañana, llegó a su casa con varios peones y se llevaron en cajas la mitad de su biblioteca personal. Por la tarde, unos agentes de Inteligencia llegaron a revisar la casa. La política también empezó a colarse en lo que él escribía. La introducción de su tesis de derecho de 1961, «El estado democrático burgués», profetiza la caída del sistema en términos elegiacos: «Nuevos vientos se levantan y enardecen el alma insobornable de los pueblos; la humanidad a ojos vistas se estremece y alumbra nueva sociedad en su inextinguible e imbatible marcha ascensional hacia mejores tiempos».
Para graduarse en las mismas dos carreras que Marx, Abimael Guzmán sustentó una tesis de filosofía a la vez que en derecho.
«La teoría kantiana del espacio», sin embargo, no era un estudio político sino metafísico y matemático. El maestro Rodríguez Rivas, a quien Guzmán dedicó la tesis, ha afirmado que por entonces Arequipa vivía un florecimiento intelectual inédito, y Guzmán era uno de sus alumnos más brillantes. Según el maestro, la sustentación ante el jurado fue un debate filosófico de cinco horas ante unos cien alumnos
”.

lunes, octubre 01, 2007

La novela de dictadura en América Latina





Yo, el Supremo Dictador de la República: ordeno que al acaecer mi muerte mi cadáver sea decapitado; la cabeza puesta en una pica por tres días en la Plaza de la República donde se convocará al pueblo al son de las campanas echadas al vuelo. Todos mis servidores civiles y militares sufrirán pena de horca.


Fragmento inicial de Yo, el supremo
Augusto Roa Bastos (Asunción,Paraguay, 1917 – 2005)


Por Arturo Caballero Medina
acaballerom@pucp.edu.pe


La actual coyuntura política, agitada por la extradición de Alberto Fujimori, bien puede ser un pretexto para revisar las principales novelas que sobre dictadores se han escrito en América Latina.

Nuestra historia continental está plagada de experiencias totalitarias por lo cual pareciera que América Latina es tierra fértil para las dictaduras. La ficción de la novela de dictadura latinoamericana no dista mucho de la realidad. Desde una perspectiva historiográfica, comprobamos que la vertiente romántica que más aportó al desarrollo de la novelística latinoamericana es de raigambre realista con tonos históricos, sociales y políticos. El matadero (1838) de Esteban Echevarría, relato en el cual se expone la barbarie de un régimen que violenta a su población, tiene un fundamento netamente realista y fue escrita por quien dentro de la historiografía americana es considerado como el introductor del romanticismo en la Argentina. El caso peruano fue una excepción en el panorama de este romanticismo político que en la Argentina estuvo impulsado por el debate entre liberales y conservadores. De otra parte, Martín Rivas (1862) de Alberto Blest Gana, combina rasgos románticos y realistas además de incluir la discusión política a nivel de las élites y el pueblo en momentos que los liberales son calificados como una amenaza para los intereses de la burguesía conservadora en Chile, retratada en esta novela como un grupo acomodaticio y sin moral.

A continuación, presentamos una breve muestra de las principales novelas de dictadura escritas en América Latina, guía que puede servir al lector interesado en incursionar en este subgénero cuyos representantes nos han brindado verdaderas obras maestras de la novela latinoamericana.

Los dejo con unas palabras de García Márquez al respecto: “No hay ningún arquetipo mejor que el dictador latinoamericano que es el gran monstruo mitológico de nuestra historia”.


Amalia (1851), novela romántica de tendencia histórico-política, injustamente opacada por la trascendencia de María de Jorge Isaacs, es considerada por muchos críticos como la primera novela de dictadura en América Latina. José Mármol desarrolla un mural de las tendencias políticas e ideológicas discutidas por los intelectuales y por las masas en la Argentina postindependiente. Escrita durante su exilio en Montevideo, Amalia da cuenta de los años en que Juan Manuel de Rosas (1793-1877) —gobernador de Buenos Aires entre 1829-1832 y 1835-1852) y principal dirigente de la que habría de ser considerada como la Confederación Argentina (1835-1852)— ejerciera el poder a través del terror, la represión y la persecución a los opositores del régimen federal, en la ciudad de Buenos Aires. La voz del narrador y las acciones de los protagonistas de la historia sobre todo Daniel Bello y Eduardo Belgrano, jóvenes asimilados a la causa unitaria, critican duramente el régimen de Rosas, el cual ha conducido a los ciudadanos más notables e ilustres de la ciudad (cualidad encarnada por los unitarios), a su juventud, a sus mujeres y hombres, a vivir en el miedo o a resignarse a un anonimato cómplice que no deje traslucir su rechazo a una forma bárbara y salvaje de gobierno.


El señor Presidente (1946) nos expone ante un pueblo sometido al poder destructor, material y moral, de la dictadura. El drama guatemalteco al que la novela se refiere se inspira en la tiranía de Estrada Cabrera (1857-1924) quien fuera presidente entre 1898 y 1920. El dictador es presentado como una especie de brujo, invisible y temido; se retira a las sombras y desde allí domina la vida de la nación, disponiendo a su antojo de la vida y la muerte de cada ciudadano. El señor presidente es un personaje oscuro, misterioso e inhumano que domina desde la sombra, sin que a lo largo de muchas páginas sepamos cómo es; y cuando lo vemos es un ser borroso, cruel, gris, vestido siempre de negro, un cruel dios del mal. El Estado es su propiedad personal, como lo es el pueblo, masa esclavizada, aterrorizada, que vive en una atmósfera de corrupción donde sus verdugos, en nombre del dictador, ponen en peligro sus vidas. El señor Presidente ha logrado tanto alcance y permanencia que ni siquiera El otoño del patriarca de García Márquez, El recurso del método, de Carpentier, Yo, el Supremo, de Roa Bastos o La fiesta del chivo de Vargas Llosa han podido borrar.


En Yo, el Supremo (1974), Augusto Roa Bastos inspira la trama de su novela en una de las figuras más determinantes y enigmáticas de la historia paraguaya: el dictador José Gaspar Rodríguez de Francia (1776-1840). Esta novela tiene como tema central las confesiones, evidentemente falsas, del que fue Dictador Perpetuo del Paraguay entre 1814 y 1840. Los textos que el Dictador escribe en su diario secreto o en su “cuaderno de bitácora” aparecen enriquecidos pero también falsificados por su secretario Patiño, por un corrector, por testimonios de ultratumba que a veces impugnan o desmienten a Francia. Novela de aventuras, investigación histórica, celebración del poder, crítica de las costumbres políticas, denuncia de injusticias sociales: todos estos elementos forman parte de la novela, pero no agotan su sentido.


Gabriel García Márquez ha declarado una y otra vez que El otoño del patriarca (1975) es la novela en la que más trabajo y esfuerzo invirtió. García Márquez ha construido una maquinaria narrativa perfecta que desgrana una historia universal —la agonía y muerte de un dictador— en forma cíclica, experimental y real al mismo tiempo, en seis bloques narrativos sin diálogos, sin puntos y aparte, repitiendo una anécdota siempre igual y siempre distinta, acumulando hechos y descripciones deslumbrantes. El otoño del patriarca deja asomar en su trasfondo el acontecimiento más importante de la historia española de aquellos años —la muerte del general Franco—, aunque su contexto y estilo sean, como siempre en este escritor, el de la asombrosa realidad latinoamericana que García Márquez ha elevado una vez más a la dignidad del mito.

En La fiesta del chivo (2000) se narran los principales acontecimientos que marcaron la vida de los personajes que experimentaron los 31 años de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo en República Dominicana. A través de las evocaciones de Urania Cabral durante los días en que increpa a su padre Agustín por haberla entregado a los apetitos sexuales del dictador cuando era solo una adolescente, el lector reconstruye una imagen de las atrocidades que el régimen cometía contra sus opositores y las humillaciones a las que sometía a sus más fieles colaboradores como prueba de lealtad. La técnica de la narración alternada a la que nos tiene acostumbrados Vargas Llosa crea en esta novela el suspenso necesario para enganchar al lector y comprometerlo con las diversas tramas que confluyen en el odio hacia el dictador dominicano. Esta novela fue presentada en Lima por Mario Vargas Llosa, Fernando Rospigliosi y Alfredo Bryce Echenique en los momentos más cuestionados del fujimorato justo cuando se perpetraba la tercera re-reelección del ahora extraditado Fujimori.

sábado, septiembre 22, 2007

Sobre literatura y política



Mis libros están prohibidos en Cuba. Ni siquiera se pueden tener en la casa.



Guillermo Cabrera Infante (Cuba, 1929 – Londres, 2005)

Arturo Caballero Medina
acaballerom@pucp.edu.pe

La relación entre literatura y política fue una preocupación central para los escritores latinoamericanos durante los años 60 y 70. Para la generación del “boom” no había dudas sobre la función social del escritor, considerado como un intelectual con una responsabilidad social que le exigía tener siempre una posición política frente a la realidad latinoamericana. Por ello, el escritor latinoamericano se convirtió en una figura pública que tenía siempre “algo que decir”, y el lector en una audiencia cautiva, pendiente de lo que dirían los intelectuales, ya sea a nivel mediático o a través de sus obras. Hechos como la Revolución Cubana, la propagación del socialismo, las guerrillas y las dictaduras militares de derecha, pusieron en vitrina a América Latina ante los ojos de Europa con lo cual el escenario cultural quedó listo para que la literatura y la política, el arte y la revolución marcharan juntos.

Sartre definió el tipo de intelectual contemporáneo que dominaría la escena literaria al menos durante tres décadas: el escritor comprometido. Los escritores latinoamericanos de la época hicieron suya esta propuesta de distintas maneras. Algunos dejaron sucumbir su arte ante la presión ideológica de los regímenes a los cuales servían como defensores; otros mantuvieron la distancia necesaria para no utilizar la literatura como un panfleto. Conocido es ya el caso de Vargas Llosa que rompió con la revolución cubana, en un primer momento, mas no con las ideas socialistas, —lo cual fue una lenta evolución hacia el liberalismo que duró cerca de diez años—; Julio Cortázar, apolítico en un principio, defendió la causa de la revolución hasta sus últimos días, pero no convirtió sus relatos en ecos amplificadores del socialismo; Guillermo Cabrera Infante fue un disidente total, enérgico y contundente: cuando en 1961 el gobierno de Castro prohibió la emisión de un cortometraje sobre la vida nocturna de La Habana dirigido por su hermano, comenzaron las desavenencias con el régimen y Cabrera Infante luego de marcharse de Cuba no volvió más.

Hoy, la discusión sobre el compromiso social del escritor parece un anacronismo, algo así como discutir sobre el control de precios o los subsidios en la economía. En diversas oportunidades, escuché a Oswaldo Reynoso mencionar este tema con acalorado apasionamiento ante un auditorio que lo aclamaba efusivamente. Esto ocurrió en Puno el 2003 y en Chimbote el año pasado en el marco del encuentro nacional de escritores. No hace falta un estudio exhaustivo para darnos cuenta de que el compromiso del escritor a la manera de los años 60 no está en la agenda de los noveles escritores contemporáneos, al menos no entre el circuito comercial. Y es que la exigencia del lector de hoy ha cambiado, así como el escenario cultural y político. País de Jauja (1993), de Edgardo Rivera Martínez, fue elegida por la crítica nacional como la mejor novela peruana publicada en los noventa; pero No se lo digas a nadie, Fue ayer y no me acuerdo y La noche es virgen están en el imaginario colectivo de gran parte del lector nacional (más allá de una buena o mala recepción de la obra, la han leído). La exigencia de un lector actual ya no pasa por escuchar una opinión del autor sobre la coyuntura política sino por obtener información que le permita sobrevivir en una sociedad que avanza a una velocidad cada vez mayor y donde la obsolescencia y la caducidad de los modelos culturales es dramática. Todo es fugaz y ello obliga a actualizar nuestra información constantemente. La novela del “boom” le era útil a un lector también comprometido con causas políticas, en contraste con un lector que hoy en día es más escéptico en estas cuestiones.

Considero que el primer compromiso del autor es con su arte y después con el resto; pero no debemos olvidar que ni el arte ni la crítica están exentas del poder y que muchas veces actúan como su soporte. Y la única forma de subvertir el poder es participando de él. Las ideologías son como el diablo: tienen más poder mientras creamos que no existen. Para Sartre un intelectual era aquel sujeto que se entrometía en asunto donde nadie lo llamaba. Un fisico nuclear no sería un intelectual si es que no tenía algo relevante que decir sobre la guerra en Irak o sobre el genocidio en Ruanda. ¿Y a dónde se fueron nuestros intelectuales? Esa pregunta, amigo lector, sigue pendiente en nuestra agenda hace muchos años, desde que nuestros intelectuales dejaron de entrometerse donde nadie los llamaba.

Reseñas

Participación ciudadana y democracia.
Perspectivas críticas y análisis de experiencias locales
Patricia Zárate Ardela (ed.)
Instituto de Estudios Peruanos

Este libro reúne un conjunto de artículos que son resultado de un constante intercambio entre investigadores del IEP, representantes de diversas ONG y dos oficinas defensoriales. En cuatro artículos se ofrece, por un lado, un acercamiento teórico al tema de la participación y sus relaciones con la política representativa y, por otro, una mirada sistemática de diferentes experiencias participativas donde se evalúan las razones de sus errores o de sus conquistas.

sábado, septiembre 08, 2007

Poesía arequipeña escrita por mujeres



Virginidad es una palabra que durante mucho tiempo ha servido para la explotación de la mujer. Por ello pienso que es importante descubrirle o redescubrirle un sentido positivo. Esto es posible a partir de una cultura del aliento: la virginidad corresponde entonces a una dimensión espiritual en la cual las mujeres pueden asegurar ellas mismas la práctica (de la virginidad), sin una sumisión a las enseñanzas masculinas poco prevenidas sobre la subjetividad femenina



Luce Irigaray (Bélgica, 1932)



Henry César Rivas Sucari
henryrivas2001@yahoo.es


El libro Tierna Guerra es una antología de poesía arequipeña escrita por mujeres editado por Grita Ediciones. La antología agrupa a poetisas como: Gloria Mendoza Borda, Elizabeth Obando Ortiz de Victoria, Patricia Roberts, Gaby Arce Muñoz, Andreína Rivera Dávila, Soledad Maldonado Zedano, Carmen Cáceres Pacheco, María del Rosario Torres Pérez, Shelma Guevara, Virginia Medina Rivera, Carmela Núñez Ureta y Carmela Núñez.


Náufrago se suma a este homenaje y compartimos con ustedes unos versos de Gloria Mendoza Borda, poetisa nacida en Puno en 1948. Autora de La danza de las balsas (Lima 1998) y Dulce naranja dulce luna (Lima, 2001). Ha sido además incluida en numerosas antologías.




Incendio A Cuestas (8)

La leña arde
aguardo
bostezos de ceniza
sobre espejos de agua

en la orilla
de la vida
hago hoguera
con la palabra

el viento
trae el presagio
de los dioses

me pinto
y despinto

me acerco
y alejo

brinco
como una perdiz
soy una gaviota
empujada
por el tiempo

soy una pajcha
con el aroma
a malva

sólo fue
una alusión
un lienzo jamás pintado.

Incendio (9)

En la orilla
de la mañana
hago hoguera
con el sol
enloquecido
de Pizarnik
el viento
trae presagio
de los dioses
me pongo
los ojos de Frida
en la frente
me pinto
y despinto
sobre la brizna

me aguarda
una embarcación
encallada
en el musgo
campesinos

se confunden
con las estrellas
y los sueños
de los cántaros

mi tata
traduce el color
de la orquídea
mi tata
suele hablar
de Oquendo.








lunes, septiembre 03, 2007

Sobre la ingenuidad de la crítica intuitiva y el otro Williams



La administración Bush es ahora objeto del repudio de la opinión pública de Estados Unidos, y el desastre de Iraq hará que los futuros gobiernos europeos duden en seguir el liderazgo estadounidense. Pero sigo pensando que el fin de la democracia probablemente sería consecuencia de un terrorismo nuclear, y simplemente no sé cómo guardarnos de este peligro. Tarde o temprano, algunos grupos terroristas repetirán el once de septiembre y en mayor escala. Dudo que las instituciones democráticas tengan suficiente capacidad de recuperarse como para soportar tal tensión.

Richard Rorty (Nueva York,1931- Palo Alto, 2007)


Filósofo de orientación pragmatista, en reciente entrevista concedida poco antes de su muerte.


Por Arturo Caballero Medina


Revisando el Dossier Vargas Llosa (2007) de José Miguel Oviedo y Otra historia de un deicidio (2000) de Raymond L. Williams, (no confundirlo con el teórico cultural inglés Raymond Williams) debo decir que mis expectativas fueron demasiado altas para lo que realmente ofrecen estos dos textos a aquellos que estamos interesados en profundizar nuestro conocimiento sobre la obra de Mario Vargas Llosa. José Miguel Oviedo es el tipo de crítico que, prescindiendo de todo marco teórico, aborda la obra de Vargas Llosa desde una perspectiva intuitiva, por no decir basado en sus “corazonadas”. A excepción de Mario Vargas Llosa: la invención de una realidad (1970), gran parte de lo que ha producido Oviedo sobre Vargas Llosa gira en torno a lugares comunes y a tópicos discutidos hasta la saciedad y su Dossier no escapa a esto. Solo puedo entender la publicación de este texto como una estrategia para mantener su vigencia en la comunidad académica y para asegurarse el espaldarazo de rigor de su gran amigo de los años escolares (el propio Vargas Llosa sorpresivamente asistió a la presentación del libro). Y no es que recién con esta lectura me haya dado cuenta de que Oviedo sea un crítico intuitivo, ateórico y muy subjetivo, sino que esperaba encontrar lo que los medios anunciaban sobre este libro: un recuento actualizado de lo que Oviedo había escrito sobre Vargas Llosa desde su Invención de una realidad, trabajo en el cual se nota que las intuiciones de Oviedo son más ilustrativas y no tan trasnochadas o vacías como en el Dossier.

De Raymond L. Williams había leído antes un texto publicado por el Instituto Tecnológico de Monterrey y el Fondo de Cultura Económica donde el crítico norteamericano iniciaba con una revisión histórico-biográfica sobre Vargas Llosa y luego continuaba con una entrevista al novelista peruano. Otra historia de un deicidio de Williams es un fallido intento, a mi modo de ver, de emular lo que Vargas Llosa hizo con García Márquez en Historia de un deicidio (1971). Apela al mismo esquema, parafrasea los títulos y las categorías que Vargas Llosa aplicó a García Márquez e insiste en lo que cualquier lector de El pez en el agua ya conoce de sobra. Lo único que me pareció rescatable son sus reflexiones en torno a la idea de los “demonios” (pero hay momentos en que demoniza todo y obtiene interpretaciones forzadas). Tuve que leer toda la parte previa para convencerme de que realmente no había nada innovador en esta publicación y sí mucho de repetición. Por ello no me sorprendió que Williams siguiera con tanto ahínco las interpretaciones de Oviedo con quien no discrepa en absoluto.

En el congreso sobre literatura peruana realizado en la Universidad de Laval en Québec, Canadá, me pasó algo similar pero no a nivel de textos, sino con los críticos. Supuse que en la comunidad académica norteamericana los investigadores producían trabajos sesudos y originales sobre sus materias de interés. Y fue cuando comprobé lo que Eduardo Hopkins nos hubo comentado en una charla: que desde Latinoamérica idealizamos demasiado a los críticos norteamericanos. Buena parte de los investigadores que desde México, Perú, Chile, Argentina, Brasil, etc., van a Estados Unidos y destacan porque en sus lugares de origen no cuentan con la infraestructura indispensable para investigar: falta de bibliografía actualizada, acceso restringido a bibliotecas y profesores de pregrado y postgrado que no han renovado su discurso desde que comenzaron a dictar clases. En Estados Unidos cuentan con la infraestructura y los medios, por ello no es casual que los investigadores “latinos” destaquen cuando encontraron lo que buscaban. En Laval me hallé entre críticos que al estilo de Williams y Oviedo repetían o adulaban a Vargas Llosa pero no brindaban nuevas luces acerca de sus textos. Y de esto Roland Forgues se percató de inmediato; en un intermedio me comentó que “estos hablan como hinchas y no como críticos”.

Lo mismo podría decirse de Oviedo y Williams. Lo que Miguel Ángel Huamán comentó en la Escuela de Literatura hace casi un mes es cierto. Los estudios literarios se han vuelto acríticos en su mayoría simplemente porque los críticos se han preocupado más en asegurar sus espacios mediáticos y corporativos. Si Oviedo consideró que su Dossier actualizaría los estudios sobre Vargas Llosa se equivocó rotundamente. Si fuera así entonces Javier Ágreda (La República) y Víctor Coral (Somos), ya deberían estar preparando la publicación de sus reseñas periodísticas.

Deseo que se entienda que la crítica no será buena o mala según el crítico se alinea con tal o cual corriente teórica. Igualmente deleznable me parece la actitud de varios críticos que en vez de dedicarse a explicar el texto, presumen de la teoría; es decir, produzco un ensayo psicoanalítico sobre El último cartucho en Chorrillos de César Augusto Álvarez Téllez, más para demostrar mi conocimiento del psicoanálisis que para brindar una interpretación sobre el texto. Así, la teoría deja de ser un medio y se convierte en un fin, tanto que algunos críticos llegan a imponer lecturas y no a desprenderlas del texto. Mi postura es que no debemos perder la vista de que la crítica reproduce un discurso sustentado en el poder de ejercer influencia sobre una determinada comunidad. Pensar que se puede exponer una perspectiva desideologizada, imparcial o ateórica es ilusorio y este el error en que cae Oviedo, un crítico según él mismo, “que prefiere proponer una perspectiva, no dictámenes basados en una doctrina preestablecida, para compartirla con el lector si es que mis argumentos lo convencen”. Sostener la posibilidad de un discurso desideologizado entraña el peligro de considerar que exista un sujeto que podría enunciar su discurso desde un lugar superior ya que se encontraría por encima o lejos de toda contaminación ideológica, lo cual es falso porque el poder, la ideología y el lenguaje preexisten al sujeto.

Para que ud., amigo lector, pueda ampliar más estas nociones sobre la ideología y el poder, le recomiendo el libro de Terry Eagleton, Después de la teoría (2005), brillante ensayo sobre la actualidad de los estudios literarios contemporáneos; y para que contraste lo vertido por Oviedo y Williams sobre Vargas Llosa, le sugiero La narración como exorcismo (2004) de Birger Angvik. Hasta pronto.

lunes, agosto 20, 2007

Conversatorio sobre la crítica literaria en la UNSA


De izquierda a derecha: Goyo Torres, Miguel Ángel Huamán, Fernando Rivera y Willard Díaz
Foto: Elena De Yta

Carlos Arturo Caballero

El miércoles 25 de julio en el Salón de Grados de la Escuela de Literatura y Lingüística de la Universidad Nacional de San Agustín estuvieron reunidos cuatro profesores de la especialidad de literatura para discutir acerca del estado de la crítica literaria. Gregorio Torres y Willard Díaz por San Agustín, Miguel Ángel Huamán por San Marcos y Fernando Rivera, egresado agustino que obtuvo el doctorado en literatura en Princeton.

Por la dinámica del conversatorio parecía que se iba a tratar de una revisión de las principales tendencias contemporáneas sobre teoría y crítica literaria. Fernando Rivera comenzó brindando un panorama sobre los estudios subalternos y los estudios culturales desde sus inicios hasta su llegada a Latinoamérica. De manera didáctica y muy clara, desarrolló los principales aspectos de los trabajos de Gayatri Spivak, Raymond Williams, Edward Said, John Beverly del lado anglosajón y Roberto Fernández Retamar, Nelson Osorio, Raúl Bueno, Antonio Cornejo Polar, Ángel Rama por el lado de los estudios latinoamericanos. Hasta ese momento su intervención era netamente expositiva y de carácter orientador.

Pero los asistentes nos sorprendimos cuando el conversatorio adquirió otra tónica luego del ingreso de Miguel Ángel Huamán. Personalmente, no entiendo por qué Rivera tuvo que ponerlo de los temas explicados (formalidad innecesaria si consideramos la tardanza de Miguel Ángel). Minutos después, Rivera le cedió la palabra. El profesor sanmarquino, fiel a su estilo irónico, sutil y ameno, dio un giro total a lo que se venía tratando en el conversatorio. Su intervención trató en primer lugar, sobre el por qué se estudia literatura en el Perú, tomando como ejemplo la crítica literaria periodística: afán de protagonismo, pertenencia a una élite intelectual, consolidación de un espacio de influencia y poder fueron algunas de sus explicaciones.


“Los estudios literarios se han vuelto acríticos en su gran mayoría porque se han preocupado en obtener su estatuto académico propio, en mantener sus espacios corporativos…” (M.A. Huamán)


En su opinión, todo ello deriva en una actitud egoísta e indiferente respecto a los asuntos que debieran ser cuestionados, situación manifiesta en la complicidad ideológica de quienes ocupan un lugar privilegiado en el circuito cultural. De paso aprovechó para aclarar el recto sentido de la palabra “crítica” diferenciando su significando en inglés (criticism), del que adquiere en nuestro entorno, lo cual genera un malentendido cuando se habla de crítica en el Perú: “el término crítica alude a los estudios literarios; en cambio nosotros cuando decimos crítica estamos pensando justo en aquella actividad práctica específica de la reseña de la nota periodística que en palabras de Said es la crítica práctica”. En segundo lugar, relacionó esto con la crisis de la conciencia crítica en la sociedad peruana, la cual se refleja en la educación escolar y universitaria, carente de reflexión. En este contexto, afirmó, las humanidades deben asumir una actitud crítica frente al poder. Finalmente, concluyó en la afirmación de que la crítica debe propiciar un diálogo con el ciudadano común y corriente, ya que el error de muchos intelectuales fue, precisamente, alejar su discurso de la gente común y corriente al oscurecerlo con tecnicismos y especulaciones abstractas. “En veinte años los humanistas se miraron el ombligo y simplemente en el Perú mataron aproximadamente a setenta mil peruanos…y qué dijeron los humanistas en aquella época: nada…”.

La intervención de Willard Díaz giró en torno a la necesidad de establecer estudios regionales basados en la identidad. Comentó que de sus recientes viajes por el sur del país recogió una inquietud general que clamaba porque desde Arequipa se produjera crítica ya que aquí contamos con las herramientas teóricas. “Ustedes tienen la Escuela de Literatura, ustedes tienen el aparato teórico, (…) la educación, (…) la formación. Padilla me lo ha dicho así casi con esas palabras literales.”

Recordó el vacío de reflexión en la macrorregión sur, no por la ausencia de revistas de investigación, sino porque las que existen cuentan con colaboradores de Lima o del extranjero y no del lugar, además de caer en ataques personales y la falta de rigor crítico. Otros temas que trató Díaz fueron el centro, la periferie, el centralismo, el limeñismo y las identidades regionales.

“Somos muy concientes ya en esta provincia y en todas las provincias que Lima no es el Perú, que Lima no puede construir nada nacional…como decía Lenin, cómo se van a poder levantar del cabello por ellos mismos”. (Willard Díaz)

Sostuvo que de su periplo por el sur recogió la demanda de una discusión sobre la identidad regional y que en su opinión, Arequipa debería liderar este proyecto, requisito para iniciar un diálogo con Lima, donde se desconoce cómo son las regiones. El diálogo entre Lima y Arequipa lo considera vital para construir una visión sobre la literatura peruana, ya que Lima por sí sola no puede hacerlo: no se puede pensar la provincia desde la capital. Dentro de este panorama, concluyó afirmando que la función de la crítica en el sur es establecer una agenda propia en torno al tema de la identidad.

Gregorio Torres recogió lo vertido por los expositores y lo relacionó con sus recientes investigaciones acerca de las publicaciones estudiantiles en la Escuela de Literatura. “Yo había llegado a contabilizar 18 revistas de jóvenes la mayoría producidos aquí en la escuela (…) no es un fenómeno ciertamente limeño, también aquí se dio eso (…) yo reclamaba en aquellas publicaciones de jóvenes tuvieran un sesgo más creativo que crítico…”. Goyo encontró una razonable justificación a este fenómeno:

"Cómo podría yo exigir a los jóvenes que produzcan crítica cuando no ven que sus propios profesores producen crítica…de 1500 docentes solo llegaron dos artículos para la publicación de una revista de investigación universitaria". (Goyo Torres)

Resaltó que un asunto clave en la discusión sobre la crítica es el lugar de enunciación, y a su modo de ver, sostuvo que el canon literario peruano se construye desde Lima, (tesis que ya la hubo expuesto cuatro años antes en Puno, que provocó la airada reacción de Gonzalo Espino, profesor de la Escuela de Literatura de San Marcos). Como muestra de ello, citó que los libros de comunicación en secundaria presentan a los escritores limeños como representantes de un fenómeno literario nacional lo cual contribuye a difundir la idea errónea que en provincia no hay producción literaria. Agregó en directa discrepancia con Willard Díaz que convertir a Arequipa en un centro no sería la solución, sino la creación de policentros: Cusco, Puno y Tacna se bastarían por sí solos para constituir un centro sin depender de Arequipa.

También Fernando Rivera recusó la tesis de la identidad regional expuesta por Willard Díaz: los esencialismos tienden a derivar en fundamentalismos y son el pretexto perfecto para la discriminación y exclusión. ¿Para qué una literatura cuyos límites sean político-geográficos? ¿Para qué jerarquizar creando más centros? Apeló más a un enfoque de literatura comparada que integre las diferencias y acepte las jerarquías existentes. Crear más centros reproduciría dichas jerarquías.

El profesor agustino hábilmente replicó aduciendo que “las identidades no son esencias sino relaciones”, es decir, soy arequipeño en tanto me distingo de otros que no son arequipeños. De ahí que las identidades no sean fijas sino dinámicas. Para ilustrar su noción de lo movible que son las identidades, Willard citó dos ejemplos: Cecilia Valenzuela y Pablo Quintanilla, ambos arequipeños radicados en Lima, la primera conocida periodista y el segundo connotado profesor de filosofía en la Pontificia Universidad Católica. Ambos para él habían dejado de ser arequipeños porque su larga estadía en Lima les impide reconocerse como arequipeños, además de haber sido absorbidos por otra agenda cultural. Insistió en la necesidad de discutir sobre la identidad regional porque si damos por sentado que no existen identidades entonces cómo podemos hablar de crítica o literatura norteamericana, literatura europea, latinoamericana, etc., si no hay identidad. La cuestión que Willard trajo a colación es ¿desde dónde se debe pensar y hacer la crítica? ¿podemos hacer crítica latinoamericana desde los Estados Unidos? ¿crítica regional desde Lima? El lugar de enunciación para Willard contiene un mundo simbólico del cual el sujeto que enuncia su crítica no puede sustraerse. Cuando la réplica de Rivera no se hacía esperar, Willard anunció que un compromiso urgente le impedía continuar y pedía disculpas por su retiro.

Las inquietudes de los estudiantes fueron comentadas por los miembros restantes de la mesa que ampliaron sus explicaciones y entraron en diálogo con el auditorio. Finalmente, ¿Qué nos dejó este conversatorio? Pienso que a los estudiantes de San Agustín les queda la satisfacción de haber visto a un egresado de su escuela que ha demostrado que los estudios literarios son cosa seria, tanto en San Agustín, San Marcos y Princeton. De Miguel Ángel Huamán, comprender que la crítica es un ejercicio cotidiano y de constante cuestionamiento al sistema. Willard Díaz aportó sus renovadas inquietudes por la discusión de las identidades regionales en momentos que se pretende invisibilizar los conflictos culturales; y Goyo Torres nos recordó que en la escuela de Literatura de San Agustín se debe predicar con el ejemplo. La próxima vez, los subalternos tienen la palabra.

La tradición del ninguneo




"Los poetas inmaduros imitan, los poetas maduros roban, los malos poetas desfiguran lo que toman, y los buenos poetas lo convierten en algo mejor, o al menos en algo diferente. El buen poeta integra su robo en un todo de sentimiento que es único, patentemente distinto de aquello de lo que fue arrancado; el mal poeta lo estampa en algo que no tiene cohesión. Un buen poeta tomará prestado generalmente de autores lejanos en el tiempo, o extranjeros en la lengua, o de intereses diversos".


Función de la poesía y función de la crítica (1933)

T.S. Eliot (Missouri, 1888 - Londres, 1965)


Carlos Arturo Caballero

La literatura escrita por mujeres ha sido, en las últimas décadas, objeto de investigación por parte de diversos enfoques teóricos. La historiografía y la crítica literaria contemporánea, en un afán de reivindicar los discursos marginales, ha colocado en lugar expectante a los textos producidos por mujeres mediante la producción y difusión de ensayos y antologías que pretenden mostrar una preocupación por explicar su función, situación y comprensión dentro de la cultura de masas.

A pesar de ello, subsisten todavía entronizados prejuicios sobre la escritura femenina, los cuales se manifiestan paradójicamente, a través de los mismos medios que la investigan. Antologías, cursos de notas y reseñas en diarios, inclusive cursos de pre y postgrado, incurren en omisiones y absurdas explicaciones para justificar un viejo hábito en algunos de nuestros críticos e investigadores: el ninguneo. No nos referimos al carácter inevitablemente limitado que puede tener un trabajo de investigación o una antología, sino al hecho de ignorar aquello que se produce fuera de nuestros límites, o peor aún, que estando muy cerca, se subvalora por consideraciones más personales que textuales.

Desde su primera publicación, la revista Náufrago ha brindado un espacio a todos aquellos que nos han hecho llegar su material ensayístico o de creación, lo cual no implica evitar la rigurosidad al momento de seleccionar los textos. Lo que no debe confundirse es la exigencia con el ninguneo, es decir, descartar de antemano un texto por mero prejuicio.

Terry Eagleton nos explica que “las diferencias de evaluación locales, subjetivas actúan dentro de una forma particular, socialmente estructurada de percibir el mundo” (Introducción a la teoría literaria, 1988:28). La institucionalidad literaria es una cuestión de poder y lugar de enunciación: define las prácticas y las valoraciones que los sujetos aplican a tales prácticas discursivas y la escritura femenina no escapa a ello. En este sentido, la siguiente entrevista cumple con el objetivo trazado por nuestra revista: generar discusión a partir del contacto con el texto, sin imponerles lecturas, sino generándolas.


Entrevista a Soledad Maldonado



De izq. a der.: Soledad Maldonado, W. Ayamamani, A.Caballero y H. Rivas
Foto: Elena De Yta

H.R. En el Perú en el último decenio la literatura se ha visto comprometido con el discurso de la violencia ¿Qué le llevó a ud. a escribir este libro Testigo de cargo un caso de La Cantuta?

S.M. Bueno en realidad mi generación ha vivido esas circunstancias de la guerra interna en el Perú esa situación en muchas circunstancias fue asumida por los escritores de manera callada prefiriendo guardar silencio en la mayoría de los casos frente a los sucesos y frente al significado de los hechos que acaecían en nuestra patria. Pese a ello, hubo un grupo interesante de autores que tomó como temática para la creación poética o narrativa este tipo de situación. Yo como profesora universitaria realmente comprometida con mi quehacer docente, esa vinculación cotidiana con los estudiantes, no podía hacer o permitir que yo fuera una espectadora más de estos sucesos que tocaban tan de cerca a la universidad peruana; y por ello es que me informé en aquel entonces a través de periódicos revistas artículos en general fotografías y poco a poco fui madurando este trabajo de policía hasta escribir Testigo de cargo que tiene en esencia este problema del caso de La Cantuta referido a la muerte de los estudiantes de esta casa superior de estudios igual que el profesor. De tal suerte que este poema largo tiene en esencia en el fondo una información de base de carácter periodístico porque no es un poema que simplemente esté referido a los asuntos propiamente poéticos: está escrito en base a sucesos y a hechos concretos. Podemos nosotros leer los periódicos y revistas de la época y encontraremos que los aspectos que aparecen en Testigo de cargo forman parte de toda la investigación periodística de ese entonces. De tal manera que he conjugado información de carácter histórico con trabajo de carácter poético.

H.R: ¿Cómo ud. considera más o menos el feminismo en nuestra ciudad?

S.M. Yo quisiera decir que las escritoras arequipeñas no nos consideramos feministas, por lo menos yo personalmente no soy feminista. Yo diría que nosotros hacemos literatura, pero una literatura escrita por mujeres…

H.R: El término feminismo es plurisemántico, por ejemplo, para Virginia Woolf significaba algo mucho más radical; para Luce Irigararay, para Cixous o para Simón de Beauvoir tenía un sentido más comprometido con la sociedad. Simon de Beauvoir pensaba en El segundo sexo que primero vendría el socialismo y después con ello se arreglaría el problema de la marginación de la mujer; pero luego se da cuenta que no es así: que la lucha por los derechos de la mujer no puede esperar a que venga el socialismo, sino que debe tener su propio camino. Y eso ocurre en nuestra propia ciudad, el ninguneo como postura de algunos críticos que ni siquiera miran el otro discurso solamente porque, como es del otro género, antes de leerlo ya tienen un prejuicio. El Centro de Escritoras de Arequipa, para mí, es una especie de feminismo con ese segundo significado: no negar la poesía masculina, simplemente, que queden demostradas las manifestaciones literarias hechas por mujeres.

SM. Siempre que hablamos de nuestra poesía o de nuestra literatura recordamos mucho a Antonio Cornejo Polar que nos decía que en un país como el nuestro multicultural y plurilingüe existían necesariamente diferentes discursos y uno de ellos está constituido por todo el trabajo literario, social, artístico que hace la mujer de nuestros días, en ese sentido reitero que nosotros no nos sentimos enemigas ni la cara opuesta de la creación artística, literaria en general, hecha por varones. Lo que sí creemos es que nosotras con mucho esfuerzo y voluntad nos hemos abierto nuestro propio camino porque hemos sufrido la discriminación, bajo el criterio de que lo que escribimos las mujeres carece de valores literarios, y por lo tanto, no se debe considerar dentro del campo de la literatura en general. Nuestras reuniones han tenido esa necesidad: buscar un espacio donde nosotras podamos trabajar y dar a conocer lo que hacemos sin tener que enfrentarnos a nadie. Esa es nuestra política de nosotras como escritoras surperuanas.

A.C: ¿Qué labor viene realizando el centro de escritoras para revertir esa situación?

S.M. En principio yo quisiera decirles que no estoy hablando como presidenta del Centro de Escritoras ni como miembro del Centro de Escritoras sino como poeta, porque además del Centro de Escritoras han surgido una serie de grupos de literatura que congregan a mujeres. En este momento represento a la Casa del Poeta Peruano filial Arequipa y además soy coordinadora cultural del centro de idiomas del la Universidad Nacional de San Agustín. Desde mi campo de trabajo, en este momento cumplo con una programación cultural sostenida, presentaciones de libros, recitales de poesía y conferencias sobre escritores.

W.A. Frente a la situación de la poesía femenina en Arequipa ¿Qué críticas le podría dar ud. a esa producción que en el fondo es muy profunda y muy fuerte en el ámbito local?

Lamentablemente hay un centralismo cultural en el Perú y eso hace que el trabajo de los escritores provincianos no se conozca en Lima y se le discrimine. No solo no se menciona a los escritores, sino que además no se les lee no se conoce, deberían darse una vuelta por Arequipa claro que uds. Están acá porque ustedes son estudiosos de la literatura peruana pero ademas son de Arequipa y su presencia resulta realmente estimulante pero en general los que hacen las antologías exposiciones de libros nos encontramos huérfanos de sin embargo nosotros en el sur del Perú poco necesitamos de Lima porque aquí tenemos una rica y abundante actividad cultural encuentros poéticos abundan. En Arequipa ha nacido un encuentro internacional sobre literatura escrita por mujeres: el encuentro María Nieves y Bustamante. De ahí se fue Chile, Argentina Uruguay, Puerto Rico, España y este año que viene será en Venezuela. Creo que muy pocas entidades nacionales han hecho algo semejante a lo que nosotras hemos hecho en el sur del Perú.

(Entrevista realizada en la Unidad de Postgrado de la Universidad Nacional de San Agustín por Henry Rivas, Arturo Caballero y Waldis Ayamamani).

jueves, agosto 16, 2007

PRIMER CONCURSO DE POESÍA ESCOLAR “PERCY GIBSON” 2007

Con el objetivo de fomentar la lectura, la creación poética juvenil y fortalecer la cultura en nuestra ciudad así como para rendir homenaje a la memoria del poeta, artista, y promotor cultural Percy Gibson Möller, la Revista de Artes y Letras Náufrago y el Diario Noticias de Arequipa establecen este premio regional que se regirá conforme a las siguientes bases:

1. Podrán participar los alumnos de educación secundaria que cursen entre el 1ero y 5to grado de secundaria de cualquier colegio de la región Arequipa.

2. Los participantes podrán concursar con uno o dos trabajos inéditos y originales. No se aceptan trabajos colectivos.

3. Habrán dos categorías en este concurso. La primera de 1ero a 3ro de secundaria, y la segunda comprende alumnos de cuarto y quinto de secundaria. 4. Los poemas son de temática libre escritos a letra Arial 12, espacio y medio, con un máximo de 15 versos, firmado con seudónimo y se enviarán solo por correo electrónico a:

revistanaufrago@yahoo.es en archivo adjunto, formato Word. Se adjuntará otro archivo con seudónimo, nombre, lugar y fecha de nacimiento, nacionalidad, domicilio, correo electrónico y teléfono del autor.

5. Los trabajos se recibirán desde el día de la publicación de estas bases hasta el viernes 28 de septiembre del 2007 a las cinco de la tarde.

6. Los trabajos ganadores serán publicados en la página cultural del diario Noticias, Náufrago.

7. El jurado estará conformado por distinguidos intelectuales y poetas; y tendrá la facultad de proponer a los organizadores la resolución de cualquier situación imprevista.

8. El premio no podrá ser declarado desierto y consistirá en un diploma, libros de distintas materias y becas de estudio en importantes instituciones de la ciudad. Habrá un primer lugar y dos finalistas por cada categoría.

9. La resolución del premio y lugar de premiación se dará a conocer durante la primera semana del mes de octubre del 2007 en el diario Noticias, además de hacerse conocer a los participantes por medio del correo electrónico y al público en general en diversos medios culturales.

10. Todas las cuestiones relativas al concurso serán dirimidas por Náufrago ediciones con la asesoría de los miembros del jurado. Cualquier informe o pregunta sobre el presente concurso se podrá hacer por correo electrónico en la siguiente dirección: naufraggo@hotmail.com dirigirse a Henry Rivas o Arturo Caballero.


La comisión organizadora

Arequipa, agosto de 2007.

Tres personajes en busca de un autor



“Yo aspiro en un momento dado, y por ello he tenido discusiones con personas que quiero mucho pero que piensan diferente, a vivir de lo que escribo, en el sentido de escribir novelas… Mi ideal sería comprarme mi tiempo libre con el producto de lo que escribo para tener todo mi tiempo libre para seguir escribiendo”.

Teresa Ruiz Rosas (Arequipa, 1956)

Entrevista a Teresa Ruiz Rosas

Por Arturo Caballero Medina
acaballerom@pucp.edu.pe

El pasado jueves 19 de julio, se dio inicio a la XII Feria Internacional del Libro en Lima, motivo por el cual, la editorial San Marcos convocó a un grupo de reconocidos escritores nacionales como Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez y Teresa Ruiz Rosas, para que comenten sus más recientes publicaciones. Finalizada la presentación, tuvimos una amena charla con Oswaldo Reynoso y el poeta José Ruiz Rosas, y en ese momento tuvimos la oportunidad de concertar una entrevista con la narradora arequipeña afincada en Colonia, Alemania, hace ya varios años, donde se desempeña como traductora de textos literarios.

A continuación, reproducimos la entrevista que cordialmente nos concediera Teresa Ruiz Rosas en el Haití de Miraflores. Esta entrevista fue realizada por el autor de esta nota, Henry Rivas y Daniel Matthews.

A.C.: Teresa, la primera pregunta que te hacemos para los lectores que en Arequipa recién se están acercando a tu narrativa ¿Podrías hacernos una breve síntesis de tu trayectoria literaria?

Pues, eso sería prácticamente otra novela, pues ¿no? Pero, publiqué en el 89 un libro de cuentos el desván en la época en que el Concytec apoyaba ediciones y entonces después fui a Alemania y ese libro se reeditó en suiza al año siguiente, revise la edición es decir, corregí algunas cosas y en el 94 salí finalista del Premio Herralde que me publicó Anagrama la novela después esa novela se tradujo al alemán salio en suiza, en Ámsterdam y después publiqué mejor dicho gané el Premio Rulfo de Radio Francia y del Instituto Cervantes en París con un relato que se llama Detrás de la calle Toledo, que ustedes vieron esa vez y eso se publicó en Lima, Antares lo sacó en una edición trilingüe, muy global. Después en el 2005 una editorial de Bonn que se llama Free Penn —pluma libre— publicó mis cuentos en edición bilingüe, alemán-español. Y ahora saco esta novela…

AC: Tu última novela se titula…

La falaz posteridad. Esta es la novela que acabo de presentar en la feria. Es mi segunda novela.

AC: Cuando tuve la oportunidad de leer El retrato te ha deslumbrado, me sorprendió la manera como armonizas los escenarios locales de Arequipa con los escenarios europeos. En un instante un personaje transita por las calles de Arequipa —mencionas el monasterio de Santa Catalina, la plaza de Yanahuara, por ejemplo— y en otro de pronto está en Reykiavik, Berlín o en distintas ciudades. ¿Cómo influyó en tu narrativa la experiencia europea?

Mucho, pues, porque soy una viajera empedernida, siempre que puedo viajo. Ahora he venido al Perú con el pretexto de presentar este libro, pero me encanta venir al Perú. Siempre que puedo viajo, y esa es la intensidad de lo que vas viviendo en cada viaje… te va dejando huellas, y entonces, eso es lo que luego, sin darte cuenta cómo y por qué, sale otra vez; y lo de Arequipa que mencionabas sale, pues, siempre. Ahí de pronto sale una imagen de Arequipa o hablando en Alemania… está toda la escena situada en Berlín, y claro, porque la referencia primera es Arequipa, la referencia más fuerte es la que está más lejos en el tiempo y en el espacio en principio, y la que ha sido más intensa. En Reykiavik no he estado nunca, ahí eso fue un artificio para crear una metáfora del frío. Reykiavik o Islandia mejor dicho, es el país donde hay mayor proporción de escritores es otra… era un ambiente que yo quería dar a una historia determinada., entonces, por eso lo elegí. Pero hay otras referencias que son reales, son vividas y naturalmente, la primera que sale es la más antigua, la más larga, la más intensa (…) Pero eso no quita que salgan otras referencias después… Lo que hacen estos viajes es enriquecer este mundo referencial y a la hora de escribir, pues, el peruano asocia.

Sí, porque se armoniza bien lo local con lo cosmopolita sin pasar a quiebres drásticos

En el caso de esta novela, La falaz posteridad, además de local tiene mucho más peso quizás porque en Detrás de la calle Toledo el relato es todo es en Arequipa. Pero en mi última novela hay un contrapunto entre el Perú y Europa digamos pero más específicamente Arequipa, porque el destino de los personajes es llegar a Arequipa, pero en la novela no llegan, pero hay una evocación de una época, de un pasado común con un grupo de amantes del cine. Toda esa etapa del cine club blanco y negro yo he tratado de rendirle un homenaje, en realidad, en esta novela; y de ese modo también, inventando un contexto para la historia del personaje de Dora Bakarel hija del cinesta Slatan Dudow que es una historia que necesitaba, en mi concepto, de un contrapunto para poder existir. Es como cuando uno ve una película de Almodóvar y de pronto dice ¡qué chistoso!, como en Volver, por ejemplo, pero, en realidad, hay una construcción enorme de un montón de cosas, pero de lo que se trata es de denunciar este abuso sexual en las familias, etc. Así como lo veo yo, lo demás es que determinadas cosas que uno quiere decir en cualquier medio, si uno lo fuerza, no pasa nada, tiene que crearles un mundo, un andamiaje, un contexto; entonces, ahí hay mil oportunidades, mil opciones…

HR: La primera pregunta que te haría sería que en si consideras que en tus escritos, los referentes arequipeños o locales insertados en una narrativa cosmopolita son de alguna manera una defensa cultural para tu identidad. ¿Lo consideras así cuando escribes o es algo inconsciente?

Seguramente es eso, pero tal como lo planteas tú, no es conciente, pero sí me hace mucha gracia de pronto, tener que darme cuenta yo misma de que quiero escribir sobre eso.

HR: Porque el narrador uno puede identificarlo como peruano, trascendiendo espacios y tiempos, como decía Arturo, se ve cuajado allí de una manera muy efectiva. La otra pregunta es ¿cuáles son para ti tu modelo de escritor o de escritora cuya narrativa te cambió la visión para que pudieras escribir?

En lengua española, Enrique Vilas Mata. Su narrativa, cuando la empecé a conocer a fondo, me abrió definitivamente brechas. Lo que pasa es que yo también leo en otras lenguas y traduzco literatura, entonces la verdad, que cada vez que un autor me entusiasma mucho, me encantaría escribir como él (…) Me pasa con muchos autores. El último, que me encantaría escribir así es Bolaño. La obra de Bolaño que no me gusta toda por igual, pero por ejemplo 2666 me parece una obra monumental. Yo lo he visto en una entrevista en Alemania (a Bolaño) considero que es el “Fausto” del nuevo milenio, lo digo así tal cual. Me parece una novela que debería ser de lectura obligatoria en los colegios, francamente, 2666, 1 200 páginas… así me gustaría llegar a escribir alguna vez.

AC: En los cuentos de El retrato te ha deslumbrado, me llamó la atención la atmósfera que crea el narrador, con adjetivos muy precisos y detallados, se nota un narrador que se toma el tiempo para construir la escena, preparar el fondo… El cuento del escritor y la agente, ubicado en Reykiavik, por ejemplo… En ese estilo, en qué autores encuentras referentes para el trato del lenguaje, una prosa muy depurada, muy limpia…

Gracias. Eso tendrá que ver con el trabajo de traducción literaria. Es la otra actividad que yo cultivo y que la hago con enorme dedicación y que no es nada fácil. Es toda una proeza tener que traducir a un escritor en otra lengua. Es muy difícil pescar el tono, entrar en la sensibilidad, toda traducción es un trabajo de interpretación. Detectar ese registro de humor, acidez, amargura, alegría… es difícil encontrar un equivalente. Con esta novela (se refiere a La prosperidad falaz) me he dado el lujo de vengarme de eso porque no tengo una versión alemana de este texto que la he hecho como me ha dado la gana (risas), no tengo porque ser fiel a mi propio texto, nadie me va a pedir cuentas, entonces, he hecho otra versión que tiene 15 capítulos, no 30 como esta, claro que más largos los 15… lo que sea… simplemente porque fue una experiencia muy especial que me llevó a esta conclusión: cuando uno escribe en otra lengua es otro mundo, cada lengua es un mundo, de pronto surgen otros referentes, necesidades, hablar más de una cosa que de otra, entrar más o menos en un detalle, etc. Eso ha sido para mí una experiencia muy nueva, muy interesante y reveladora… en este puntillismo de las descripciones es que me alegro mucho de publicar ahora en San Marcos (la editorial), en Lima, y todo porque la directora de la colección, Patricia Colchado, me llamó en un momento que yo sentía que ya no quería corregir más esto, porque se pasa pues uno la vida corrigiendo un texto.

AC: Las novelas no se terminan, se cortan…

Exactamente. Cuando uno habla de amor me parece perfecto el momento para cortar y ya… y si está muy elaborado es por eso… he trabajado en ella (su última novela) los últimos siete años.


Al nivel de la ideología, todos parecen convencidos de que nada existe ni funciona que no sea el libre mercado. Obviamente, ante eso la izquierda no tiene posiciones que tomar, más allá del reformismo y de poner trabas al libre mercado. La lucha por esas trabas puede ser muy productiva, pero debe haber alguna sensación de que otras cosas son posibles, además del libre mercado neoliberal o como se quiera llamar.

Frederic Jameson, (Cleveland 1934)
A propósito del pensamiento crítico de la izquierda


RUBIO / SIPÁN

Henry César Rivas Sucari
henryrivas2001@yahoo.es


Abel Rubio Loayza, hace poesía desde que tiene uso de razón, crea versos a partir de lo cotidiano, las lecturas, las vicisitudes de la vida y de todo lo que le rodee. Pocos poetas en nuestra tierra tiene esa capacidad de orfebre de la palabra, de tenacidad hacia un trabajo que es por pocos leído y lo peor, reconocido. Pero para el poeta esas son cosas secundarias, esos son asuntos que no entorpecen la visión de su trabajo estético. Abel Rubio sigue trabajando hermosos libros como Estancias de los árboles, El sol enmudecido, El corazón del poeta, Rostro de poesía, entre otros. Ha sido antologado por críticos del Perú y el extranjero, pero el mejor homenaje que se puede hacer a un poeta que camina entre nosotros y que dicta desde hace años cátedra en la Escuela de Literatura de la UNSA es leer su poesía. Desde muestro humilde espacio rendimos un merecido reconocimiento a un gran POETA Y MAESTRO.
Los siguientes poemas pertenecen al libro RUBIO/ SIPÁN


SIPÁN

Señor, somos tu sed
Por esa lluvia que no llega
A fecundar tu reino;
Señor, somos tu hambre
Por ese mar inmenso
Que no llega a tocarte.
Somos tu sangre, señor,
Circulando en tu Huaca Rajada.

Y somos tu sueño
Que se convierte en pesadilla
De las manos que suelen profanarte.

Pero, señor, tú debes entendernos
Porque nuestra sed no es de agua
Ni de oro;
Nuestra sed, señor, es de estrellas
A las que tú un día encendiste.

TÚ HAS VUELTO

Todo nos dice que tú has vuelto
a rehacer tu reino.

Que tu viaje es un perpetuo devenir
porque contigo empieza todo.

Ardiente vino
nace de nuestra sangre:
es tu ebriedad, señor,
sin cuyo vuelo ya no seríamos
estos constructores
de imágenes.

VENIMOS DEL MAR

Venimos del mar
a retomar tu huella protozoaica
que en tu ceramio
- máscara humana –
nos devuelve a la vida
como un eco.

Desde la cálida playa nos presientes
como descendientes de Naylamp
construyendo el territorio de los moche.

Somos, oh padre,
aquellos que respiran,
que te vuelven a empañar los labios,
que no cesan de ser tú
detrás de esa máscara,
para que de nuevo inventes el lenguaje
sin el que nosotros ni nadie
- sólo por no hablar –
ya no seríamos.

HOMBRE NUEVO

Somos tus sucesores
y a la vez todo tu ancestro.
Provenimos de Chavín
y fuimos gran Chimú.
a trágico inca representamos,
y ahora mestizos liberados
por tu fuego
proseguimos el camino que es el tuyo,
pues por donde vamos
marcamos nuestras hullas con tu signo,
y de tanto ser tu barro
aspiramos a ser cuerpo celeste
para volver a ser otro hombre.

NUESTROS DIOSES

Sipán: Casa de la Luna,
con ventanas de ultramar,
llena de ciudades y huacas enterradas;
quien escarba en sus dominios
encuentra huacos,
metales preciosos,
inscripciones;
pero después es devorado
por el ¡ay! del Chaparrí.
En lo hondo de nuestra alma,
al filo del XXI,
nuestros dioses siguen siendo el sol,
el jaguar, el agua, el ciervo y la serpiente.

Y una callana tuya
es un pedazo de tu corazón.