Alfredo Ignacio Astiz
Por ello, Milla se contradice cuando afirma que "...si han habido crímenes de parte de un agente del Estado o de algún civil o de algún agente del orden, debe ser investigado. No he negado ello en ningún momento". Sí lo niega. ¿Qué significa entonces, si no, admirar que los mandos superiores de las FFAA de Brasil rechacen una investigación? Significa negar la posibilidad esclarecer la verdad, porque se impide que el Estado se redima con la nación por las tropelías cometidas por un gobierno dictatorial e impide que la sociedad civil, los deudos y la ciudadanía sepan qué ocurrió; significa avalar la impunidad de criminales que encuentran en su institución un manto protector; significa prolongar el sufrimiento de los deudos que solo desean hacer justicia porque no podrán ver sentenciados a los culpables. ¿Acaso Milla ignora que los militares en el Perú no quieren ser investigados? ¿No se da cuenta de la gravedad de celebrar la actitud de las FFAA del Brasil y lamentar que no fuera igual en el Perú? Por lo que hasta ahora ha manifestado, me queda claro que Milla no pensó en las implicancias de su entusiasmo militarista.
A Milla le parece mejor que en lugar de una CV que investigue a las FFAA, sean ellas mismas quienes se autoinvestiguen. "Me parece que ellos saben a quienes deben condenar, investigar y sancionar. Además, el Estado también puede intervenir. Pero de ahí a que se haga una CV para "aclara" (sic) los hechos me parece una intromisión que lo único que traerá será corrupción, como en el caso de nuetsro (sic) país en que se han hechos un sin fin de juicios, muchos por interesés y por venganza de un grupo de personas que parecen desear la erradicación de las FF.AA". Milla parece ignorar que las CV se forman por mandato de los Estados y fue Estado Peruano quien dispuso la formación de la CVR el 2001; en consecuencia, mientras duró fue una institución del Estado. El problema son los intereses del gobierno que tiene a cargo su administración del Estado, ya que quienes asumen el poder no distinguen entre Gobierno y Estado. Mencionó que el Estado también puede intervenir. En este punto vuelvo a lo anterior: ¿acaso las diversas CV que han existido en el mundo no se formaron por mandato expreso de los Estados? ¿No fue así en el Perú? En un país como el nuestro donde, como dije, Gobierno y Estado son entidades que los gobernantes y el oficialismo no distinguen muy bien no tenemos la garantía que una intervención directa del Estado sin instituciones intermediarias, logre los resultados previstos. Además, es propio de un Estado de Derecho -a no ser que Milla desee otro tipo de régimen- que los poderes del Estado sean autónomos, lo mismo que sus instituciones. El actual gobierno aprista, en alianza con el fujimorismo y la derecha, ha hecho todo lo posible por entorpecer las investigaciones que permitirían saber qué militares cometieron crímenes y a la postre, sentenciarlos. Lo hizo Flórez-Aráoz durante su cargo como Ministro de Defensa: rechazó todas peticiones del Poder Judicial aduciendo que no poseen archivos de identidad, lo cual es inconcebible. En razón de ello ¿es posible creer que este gobierno hará algo en lo que le queda en el poder por revertir esa situación? Las evidencias hasta ahora demuestran lo contrario.
De otro lado, Milla también expresa su preocupación por el sesgo ideológico que existe detrás del discurso de los derechos humanos y considera que ese es el verdadero problema: "El gran problema está en las ideologías que se disfrazan en estas Comisiones de la Verdad. La pretensión es que por medios de una serie de investigaciones, parciales y guiadas por una ideología de fondo, para que, inculpando a agentes del orden y del Estado, se pueda beneficiar sus ideologías e intereses propios". Este argumento del sesgo ideológico -más adelante puntualiza que es el liberalismo de izquierdas- me recuerda a los avisos que suele haber en algunas bodegas: "Hoy no fío, mañana sí". De esta manera, el infeliz que deseara un crédito se encontrará con una postergación eterna que terminará con desanimarlo porque siempre habrá un mañana. Aquí la pregunta es ¿cuál es el mejor momento o la ideología más adecuada para iniciar las investigaciones sobre los crímenes de las FFAA? ¿Y cuándo estaremos listos para enfrentar la verdad de lo sucedido? ¿Hasta cuándo habrá que esperar para mostrarle a las generaciones posteriores que el Estado y la sociedad fueron corresponsables por acción u omisión de la violencia armada?
Las ideologías siempre van a estar presentes, pero como decía Wilde, "no hay que perder de vista la Luna mirando el dedo que la señala". Cierto es que hay oportunismo y deseos de indisponer a toda la FFAA de parte de quienes aprovechando las circunstancias actuales, lucen con rostro democrático, a pesar de que en el pasado quisieron demoler la democracia a sangre y fuego, pero este no es el caso de los comisionados de la CVR, ya que el IF reconoce el esfuerzo de las FFAA y señala que sin ellas no hubiera sido posible vencer al terrorismo. Si nos quedamos paralizados por temor a que un grupo ideologizado de izquierda radical se apropie de la memoria ¿hasta cuando esperaremos la ideologia adecuada para iniciar nuestra revisión histórica? ¿existe alguna ideología adecuada? ¿cuándo será el momento adecuado? ¿cuando los responsables ya no puedan ser sentenciados? Actuar por principios y anteponerlos a lo ideológico sí es una actitud loable: no lo es estar paralizado ante un problema y no distinguir entre lo que es de justicia y las ansias de los oportunistas.
La indolencia de Astiz frente a los deudos de las víctimas, de cuya muerte él responsable y cuya memoria pisotea frente a los familiares, es agraviante para todos los que perdieron a alguien a manos de quienes debían protegerlos de la violencia terrorista. Pedirle a alguien como Astiz que se arrepienta es una pérdida de tiempo. Sin embargo, espero equivocarme respecto a las aventuradas opiniones de Milla, porque, de lo contrario, su admiración por la actitud de las FFAA del Brasil bien podrían confundirse con la indolencia insolente y agraviante de Alfredo Ignacio Astiz, un entusiasta militar que volvería a asesinar sin remordimiento.