Si ser escritor depende de tu talento, no hay nada que puedas hacer para lograrlo, porque no depende de ti ser un genio. Pero si depende de tu trabajo, al menos tienes una posibilidad.
Santiago Roncagliolo (Lima, 1975)
Por Arturo Caballero Medina
acaballerom@pucp.edu.pe
Santiago Roncagliolo inició su carrera literaria con la obra teatral Tus amigos nunca te harían daño, a la que secundaron obras narrativas como la novela corta Pudor, que aborda la historia de una típica familia de clase media alta latinoamericana, la cual se encuentra desintegrada en el mar de conflictos personales de sus miembros. Este año fue llevada al cine bajo la dirección de Tristán y David Ulloa. Además ha publicado el libro de relatos Crecer es un oficio triste y las novelas El príncipe de los caimanes y Abril rojo, con la cual obtuvo el Premio Alfaguara de Novela 2006. Este año ha publicado Jet Lag, miscelánea literaria sobre sus diversas experiencias previas y posteriores a su consagración como escritor. Ahora último nos entrega su La cuarta espada, que tal como él mismo lo explica no es una biografía, ni novela, ni ensayo sobre Abimael Guzmán o el terrorismo, sino un reportaje basado en conversaciones y confesiones de personajes directamente allegados al líder de Sendero Luminoso. Roncagliolo ha procurado evitar la toma de postura del narrador en aras de la objetividad periodística para enfrentar al lector con las diferentes versiones que construyen la imagen de Abimael Guzmán.
acaballerom@pucp.edu.pe
Santiago Roncagliolo inició su carrera literaria con la obra teatral Tus amigos nunca te harían daño, a la que secundaron obras narrativas como la novela corta Pudor, que aborda la historia de una típica familia de clase media alta latinoamericana, la cual se encuentra desintegrada en el mar de conflictos personales de sus miembros. Este año fue llevada al cine bajo la dirección de Tristán y David Ulloa. Además ha publicado el libro de relatos Crecer es un oficio triste y las novelas El príncipe de los caimanes y Abril rojo, con la cual obtuvo el Premio Alfaguara de Novela 2006. Este año ha publicado Jet Lag, miscelánea literaria sobre sus diversas experiencias previas y posteriores a su consagración como escritor. Ahora último nos entrega su La cuarta espada, que tal como él mismo lo explica no es una biografía, ni novela, ni ensayo sobre Abimael Guzmán o el terrorismo, sino un reportaje basado en conversaciones y confesiones de personajes directamente allegados al líder de Sendero Luminoso. Roncagliolo ha procurado evitar la toma de postura del narrador en aras de la objetividad periodística para enfrentar al lector con las diferentes versiones que construyen la imagen de Abimael Guzmán.
LA CUARTA ESPADA: LA HISTORIA DE ABIMAEL GUZMAN Y SENDERO LUMINOSO
SANTIAGO RONCAGLIOLO
EDITORIAL DEBATE
2007
BARCELONA
A continuación mostramoses un fragmento de este libro en el cual se brinda una semblanza de Abimael Guzmán como estudiante universitario
“Abimael se llevó las manos a la cabeza y la agachó conteniendo la rabia. Luego levantó la mirada sin moverse y dijo: «Nunca, pero nunca, vuelvas a hacer eso».
Un episodio arequipeño con su maestro Rodríguez Rivas muestra dónde tenía la cabeza. Ocurrió tras el terremoto de 1958, cuando el maestro lo reclutó para realizar un inventario de daños. Guzmán, quizá por primera vez, recorrió las barriadas de su ciudady quedó horrorizado por la miseria. Una tarde, fue a hacer el informe de una casa cerca del puente Bolognesi. Sus habitantes vivían a la intemperie, en las peores condiciones, sin ayuda de las autoridades y sin trabajo. Guzmán comentó: «Sólo el pueblo organizado puede hacer algo al respecto. Es necesario organizar al pueblo». Su primera experiencia clandestina data de esa época. Y tiene
que ver con libros. Una mañana, llegó a su casa con varios peones y se llevaron en cajas la mitad de su biblioteca personal. Por la tarde, unos agentes de Inteligencia llegaron a revisar la casa. La política también empezó a colarse en lo que él escribía. La introducción de su tesis de derecho de 1961, «El estado democrático burgués», profetiza la caída del sistema en términos elegiacos: «Nuevos vientos se levantan y enardecen el alma insobornable de los pueblos; la humanidad a ojos vistas se estremece y alumbra nueva sociedad en su inextinguible e imbatible marcha ascensional hacia mejores tiempos».
Para graduarse en las mismas dos carreras que Marx, Abimael Guzmán sustentó una tesis de filosofía a la vez que en derecho.
«La teoría kantiana del espacio», sin embargo, no era un estudio político sino metafísico y matemático. El maestro Rodríguez Rivas, a quien Guzmán dedicó la tesis, ha afirmado que por entonces Arequipa vivía un florecimiento intelectual inédito, y Guzmán era uno de sus alumnos más brillantes. Según el maestro, la sustentación ante el jurado fue un debate filosófico de cinco horas ante unos cien alumnos”.
“Abimael se llevó las manos a la cabeza y la agachó conteniendo la rabia. Luego levantó la mirada sin moverse y dijo: «Nunca, pero nunca, vuelvas a hacer eso».
Un episodio arequipeño con su maestro Rodríguez Rivas muestra dónde tenía la cabeza. Ocurrió tras el terremoto de 1958, cuando el maestro lo reclutó para realizar un inventario de daños. Guzmán, quizá por primera vez, recorrió las barriadas de su ciudady quedó horrorizado por la miseria. Una tarde, fue a hacer el informe de una casa cerca del puente Bolognesi. Sus habitantes vivían a la intemperie, en las peores condiciones, sin ayuda de las autoridades y sin trabajo. Guzmán comentó: «Sólo el pueblo organizado puede hacer algo al respecto. Es necesario organizar al pueblo». Su primera experiencia clandestina data de esa época. Y tiene
que ver con libros. Una mañana, llegó a su casa con varios peones y se llevaron en cajas la mitad de su biblioteca personal. Por la tarde, unos agentes de Inteligencia llegaron a revisar la casa. La política también empezó a colarse en lo que él escribía. La introducción de su tesis de derecho de 1961, «El estado democrático burgués», profetiza la caída del sistema en términos elegiacos: «Nuevos vientos se levantan y enardecen el alma insobornable de los pueblos; la humanidad a ojos vistas se estremece y alumbra nueva sociedad en su inextinguible e imbatible marcha ascensional hacia mejores tiempos».
Para graduarse en las mismas dos carreras que Marx, Abimael Guzmán sustentó una tesis de filosofía a la vez que en derecho.
«La teoría kantiana del espacio», sin embargo, no era un estudio político sino metafísico y matemático. El maestro Rodríguez Rivas, a quien Guzmán dedicó la tesis, ha afirmado que por entonces Arequipa vivía un florecimiento intelectual inédito, y Guzmán era uno de sus alumnos más brillantes. Según el maestro, la sustentación ante el jurado fue un debate filosófico de cinco horas ante unos cien alumnos”.
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