Por Carlos Arturo Caballero
El fenómeno PPK ha generado un verdadero tsunami en el ciberespacio. Los medios señalan que es el candidato favorito de los cibernautas en las redes sociales donde aparentemente arrasa con sus contendores, pues obtendría mucho más aceptación de lo que revelan las encuestadoras. Prueba de ello es la nada despreciable legión de entusiastas y espontáneos cibernautas que no dudan en reenviar el artículo que Jaime De Althaus escribiera sobre el candidato de la Alianza por el Progreso. En este momento, podríamos afirmar que De Althaus es el columnista más leído a través del reenvío de correos electrónicos y redes sociales. Esta es la maquinaria publicitaria más efectiva para la campaña de PPK: la difusión de una apretada, pero sucinta y persuasiva semblanza del candidato en mención. Su notable ascenso en las encuestas se lo debe, en parte, al amigable artículo de De Althaus, ya que su contenido es tan claro y distante de complejidades teóricas que cualquier lector sentiría que su candidato palidece ante la impresionante trayectoria y cualidades de PPK.
Una primera lectura del fenómeno PPK es que, posiblemente, Internet sea el espacio en el que se decidan las batallas políticas en el futuro y no solo un complemento publicitario. A diferencia de las décadas anteriores, cada vez es mayor la cantidad de ciudadanos que posee acceso a tecnologías masivas de información que antes solo estaban al alcance de una determinada élite socioeconómica. No obstante, no habría que ser tan optimistas al respecto, pues aún falta mucho por recorrer para que el ciberespacio se constituya en un espacio decisivo de deliberación política, ya que el porcentaje de la población que se informa sobre temas políticos a través de la red es ínfimo en comparación a lo que obtienen de la televisión, la radio y la prensa escrita. A pesar de ello, el impacto de la campaña de PPK por este medio viene sentando un precedente que no se debe ignorar: la espontánea adhesión de una parte de la ciudadanía que, mediante la red, comparte y apoya una opción política sin ánimo partidista o militante, sino exclusivamente basada en la confianza depositada en una imagen prediseñada por un periodista de opinión. El problema que encuentro aquí es la poca o nula disposición al examen riguroso de dicha imagen, puesto que no se repara en el hecho que no solo se necesita un profesional calificado como primer mandatario de una nación, sino también a un individuo comprometido con temas como derechos humanos y lucha anticorrupción.
Acerca de lo manifestado por Jaime De Althaus, tengo que decir que la simplificación de su análisis sobre PPK logra persuadir, pero abusando de gruesas omisiones y reducciones imperdonables. Desde el inicio anuncia que considera a PPK un candidato no tradicional. ¿Puede serlo alguien que ha ejercido altos cargos dentro el Ejecutivo y cuya participación en la elaboración de ciertas leyes que exoneraban de tributos a empresas mineras y petroleras extranjeras resulta poco menos que indignante? ¿Lo es alguien que cuando fue ministro de Economía durante el gobierno de Toledo declarase que cambiar reglas y contratos es una idea propia de gente de los Andes, un lugar en el que no se puede pensar con claridad por los escasos niveles de oxígeno? ¿Cómo podemos calificar a un candidato que se une al coro de voces que buscan tumbar a Alejandro Toledo no con ideas sino con agravios y burlas y que hace unos meses intentó asustar a la opinión pública señalando que un eventual triunfo de Susana Villarán ahuyentaría las inversiones extranjeras? ¿De quién es operador PPK: de los intereses nacionales o de los transnacionales, de la agenda una derecha liberal en lo económico, pero conservadora en lo político? Hasta aquí me queda claro que PPK comparte algunas actitudes de los políticos tradicionales.
Descalificar su candidatura en virtud de la posición económica, de su trayectoria como funcionario, de su doble nacionalidad sería actuar con mezquindad. En lo personal, me parece que es el candidato que profesionalmente y como tecnócrata supera ampliamente al resto de sus contendores; sin embargo, ese no es problema. Lo sustancial es saber cuánto está dispuesto a reformar en la política económica, tributaria, laboral. Asimismo, conocer cuál es su postura respecto a temas de derechos humanos, el indulto a Fujimori, los procesos anticorrupción y el seguimiento a las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, matrimonio homosexual y legalización del aborto por mencionar solo algunos temas. (De hecho su alianza con el PPC dificulta, desde mi punto de vista, cualquier apertura hacia una flexibilización en materia de derechos sexuales y culturales, debido al denodado conservadurismo de este partido). Mi objeción a la semblanza de De Althaus es que construye y reafirma una imagen de PPK netamente economicista, de manera que sugiere que todos los problemas del Perú se reducen a cuestiones del mercado, de oferta y demanda, de inversión o de profesionales calificados. Esto es importante, muy importante, pero no es lo único.
La presencia de PPK como ministro de Estado sirvió para garantizar la estabilidad de las inversiones de conglomerados transnacionales que vieron y perciben en él a alguien que tiende puentes entre el Estado y el empresariado. ¿Estará dispuesto a renegociar el impuesto a las sobreganacias de las empresas mineras o siquiera a mencionarlo? ¿Será partícipe de un referéndum para evaluar la privatización de las empresas administradoras del agua o simplemente lo decretará?
De mi parte solo tengo más dudas que certezas sobre la candidatura de PPK. La única seguridad que poseo es que no se trata de un candidato no tradicional, sino de un tecnócrata eficiente y exitoso que ha sabido mantener un perfil bajo cuando se ha requerido y en cuyo haber político solo falta la presidencia de la República, la cual es una actitud, por decir lo menos, muy tradicional.
Una primera lectura del fenómeno PPK es que, posiblemente, Internet sea el espacio en el que se decidan las batallas políticas en el futuro y no solo un complemento publicitario. A diferencia de las décadas anteriores, cada vez es mayor la cantidad de ciudadanos que posee acceso a tecnologías masivas de información que antes solo estaban al alcance de una determinada élite socioeconómica. No obstante, no habría que ser tan optimistas al respecto, pues aún falta mucho por recorrer para que el ciberespacio se constituya en un espacio decisivo de deliberación política, ya que el porcentaje de la población que se informa sobre temas políticos a través de la red es ínfimo en comparación a lo que obtienen de la televisión, la radio y la prensa escrita. A pesar de ello, el impacto de la campaña de PPK por este medio viene sentando un precedente que no se debe ignorar: la espontánea adhesión de una parte de la ciudadanía que, mediante la red, comparte y apoya una opción política sin ánimo partidista o militante, sino exclusivamente basada en la confianza depositada en una imagen prediseñada por un periodista de opinión. El problema que encuentro aquí es la poca o nula disposición al examen riguroso de dicha imagen, puesto que no se repara en el hecho que no solo se necesita un profesional calificado como primer mandatario de una nación, sino también a un individuo comprometido con temas como derechos humanos y lucha anticorrupción.
Acerca de lo manifestado por Jaime De Althaus, tengo que decir que la simplificación de su análisis sobre PPK logra persuadir, pero abusando de gruesas omisiones y reducciones imperdonables. Desde el inicio anuncia que considera a PPK un candidato no tradicional. ¿Puede serlo alguien que ha ejercido altos cargos dentro el Ejecutivo y cuya participación en la elaboración de ciertas leyes que exoneraban de tributos a empresas mineras y petroleras extranjeras resulta poco menos que indignante? ¿Lo es alguien que cuando fue ministro de Economía durante el gobierno de Toledo declarase que cambiar reglas y contratos es una idea propia de gente de los Andes, un lugar en el que no se puede pensar con claridad por los escasos niveles de oxígeno? ¿Cómo podemos calificar a un candidato que se une al coro de voces que buscan tumbar a Alejandro Toledo no con ideas sino con agravios y burlas y que hace unos meses intentó asustar a la opinión pública señalando que un eventual triunfo de Susana Villarán ahuyentaría las inversiones extranjeras? ¿De quién es operador PPK: de los intereses nacionales o de los transnacionales, de la agenda una derecha liberal en lo económico, pero conservadora en lo político? Hasta aquí me queda claro que PPK comparte algunas actitudes de los políticos tradicionales.
Descalificar su candidatura en virtud de la posición económica, de su trayectoria como funcionario, de su doble nacionalidad sería actuar con mezquindad. En lo personal, me parece que es el candidato que profesionalmente y como tecnócrata supera ampliamente al resto de sus contendores; sin embargo, ese no es problema. Lo sustancial es saber cuánto está dispuesto a reformar en la política económica, tributaria, laboral. Asimismo, conocer cuál es su postura respecto a temas de derechos humanos, el indulto a Fujimori, los procesos anticorrupción y el seguimiento a las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, matrimonio homosexual y legalización del aborto por mencionar solo algunos temas. (De hecho su alianza con el PPC dificulta, desde mi punto de vista, cualquier apertura hacia una flexibilización en materia de derechos sexuales y culturales, debido al denodado conservadurismo de este partido). Mi objeción a la semblanza de De Althaus es que construye y reafirma una imagen de PPK netamente economicista, de manera que sugiere que todos los problemas del Perú se reducen a cuestiones del mercado, de oferta y demanda, de inversión o de profesionales calificados. Esto es importante, muy importante, pero no es lo único.
La presencia de PPK como ministro de Estado sirvió para garantizar la estabilidad de las inversiones de conglomerados transnacionales que vieron y perciben en él a alguien que tiende puentes entre el Estado y el empresariado. ¿Estará dispuesto a renegociar el impuesto a las sobreganacias de las empresas mineras o siquiera a mencionarlo? ¿Será partícipe de un referéndum para evaluar la privatización de las empresas administradoras del agua o simplemente lo decretará?
De mi parte solo tengo más dudas que certezas sobre la candidatura de PPK. La única seguridad que poseo es que no se trata de un candidato no tradicional, sino de un tecnócrata eficiente y exitoso que ha sabido mantener un perfil bajo cuando se ha requerido y en cuyo haber político solo falta la presidencia de la República, la cual es una actitud, por decir lo menos, muy tradicional.
Enlaces de interés
EL ESTADO HEMIPLÉJICO - SINESIO LOPEZ
8 comentarios:
No me parece mezquino que el referirse a su doble nacionalidad sea una descalificación inaceptable. Y menos en el caso de un país como el nuestro que hasta hace poco luchó por traer al japonés para que pague por sus delitos. Ns enfrentamos así a una salida "legal" para que se delinca con total impunidad.
Hola Henry, gracias por intervenir.
La doble nacionalidad no representa impedimento legal para postular a la presidencia en nuestro país. PPK es peruano de nacimiento y en el 82 adquirió la ciudadanía estadounidense sin renunciar a la peruana. Muchos ciudadanos en el mundo poseen dos o más nacionalidades debido a que tratados internacionales defienden este derecho. Poseer mas de una nacionalidad no debe ser interpretado como un estigma para restar méritos pues es una situación anecdótica y no revela nada sobre capacidad de un postulante a un cargo como presidente.
con el mismo argumento tendríamos que oponernos a que VLL asumiera algún cargo público como primer ministro u otro similar. Sería mezquino no crees?
PPK podría terminar con este debate mostrando el resultado de su trámite y se acabó el problema! Y? esa no es la cuestión de fondo. En todo caso, tal cuestionamiento servirá mientras no resuelva su trámite. Lo preocupante es que peruano o no, estadounidense o no, antes y después, PPK ha demostrado ser el operador de las corporaciones financieras internacionales.
Esa es la cuestión de fondo muy aparte de cuál sea la nacionalidad de PPK.(y ante una eventual fuga de PPK a EEUU sería más fácil extradirtarlo de allí que de Japón, país con el cual no tenemos tratado de extradición)
un abrazo
Buena mi Charly, mucho mi Charly; pero si está clarísimo. Es lo mismo que iba yo a decir, nada mas que te me adelantaste.
Luis Juarez
Gracias, Lucho, después de tiempo que posteo algo. Ahora sí voy a hacerlo más seguido. Un abrazo
Al analizar sobre la candidatura de PPK, claramente presenciamos el alcance de las redes sociales, sobretodo el poder del check en "me gusta" lo cual provoca que dicho enlace sea apoyado fénomenalmente. Por citar un ejemplo el correo cadena GERENTE GENERAL DEL PERU ..., demostró su efectividad al persuadir de la incapacidad de los otros pretendientes al sillón presidencial.
Mas allá de su doble nacionalidad esta su historia con las empresas mineras extranjeras y actualmente los electores exigimos conocer su postura ante un eventual impuesto a las sobreganancias mineras.
Como muchos coloqué en su momento PPK el candidato ideal en mi facebook, pero dandose las actuales circunstancias bien podría elegir al final a Toledo (el malo conocido al bueno por conocer)
gracias,
Saludos, el dilema de los que votaremos por Toledo es que nuestro candidato se autogolea a cada instante. Como candidato es un desastre. Parece que ignora todo lo que le dicen sus asesores. Hace cada papelòn, esperemos que se corrija a tiempo
Parece que a 5 dias de las elecciones, la balanza no se inclina a favor de ninguno de los 5 candidatos favoritos, asi ninguno pasara a la 2da vuelta.. jeje; además nosotros los peruanos tenemos la calidad de candidatos que merecemos, pues la gran mayoría teniendo las posibilidades de informarse opta por sopesar las promesas electorales, hasta el momento no esta nada decidido.
gracias,
Al parecer lo de PPK como un candidato no tradicional es otro ardid publicitario, es que soy un convencido de algo: que los candidatos no tradicionales no existen. Precisamente las opciones como las que encarna PPK nunca producen cambios. Y eso teniendo en cuenta los antecedentes del aludido. Prontuario le llamaria. Uno no puede culparlo de haberse casado con la hija de un exjefe de la CIA pero si reprocharle su aval a politicas entreguistas del patrimonio del Perú. Lo maximo que uno puede esperar de este señor es que traicione a su clase, asumiendo la defensa de los derechos de los trabajadores peruanos y me rio de mi ocurrencia pues parece que no le da ese perfil. Lamentablemente la mayoria de los candidatos se parecen bastante. Saludos desde Argentina, Karlos
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