jueves, mayo 15, 2008

Entre el alcoholismo y la locura




Acerca de la última novela de Alfredo Bryce Echenique


Henry Rivas
henryrivas2001@yahoo.es
http://henryrivassucari.blogspot.com/


La última novela de Alfredo Bryce Echenique Las obras infames de Pancho Marambio (Planeta, 2007), no articula ningún propósito innovador, no desentraña un conflicto social (como en Un mundo para Julius), no transgrede ni desmitifica mitos (como en La vida exagerada de Martín Romaña), casi ni entretiene como sus grandes historias de amor (como en No me esperen en Abril); pero tiene un mérito rescatable: explora la decadencia ubicada entre el alcoholismo y la locura.

Bryce ha hecho del tema del fracaso su patrimonio: el fracaso latinoamericano, peruano, social e inevitable. Es imposible que uno de sus personajes triunfe sin antes morir, por ejemplo. Conviene una angustia escrita con antelación; al estilo de los Edipos y los Aquiles, no pueden ni quieren escapar de su destino.

Bienvenido Salvador Buenaventura es un rico abogado peruano; su deseo quiere escapar al escrito ya para toda su genealogía, sus padres, hermanos. La fatalidad amatoria, finalmente.

Salvador explora los placeres del primer mundo con bondad de rico: un peruano cosmopolita ya educado, retirado en la cincuentena para vivir como buen burgués soltero.

Pero en realidad, Bienvenido Salvador Buenaventura—el nombre ya presenta una tautología natural— huye de Lima para encontrarse con su destino al igual que Edipo. Lima es la ciudad donde su genealogía se ha podrido y fracasado por los vapores del alcohol.

Barcelona representa la consagración a una vida positiva e impoluta; sin embargo, el paraíso le trae por las rendijas del destino a un estafador: Pancho Marambio, a quien el narrador omnisciente, con casi tanta furia como el propio Bienvenido, bautizan con una gama de significantes para un solo significado. Pancho Marambio representa lo peor de la hipocresía, el ridículo y la estafa.

Bienvenido es víctima de una transformación al estilo Dr. Jekyll y Mr. Hyde; de abogado abstemio, respetable y culto a borracho callejero que se disculpa de su lamentable estado gracias a las estafas de Pancho Marambio. Ni siquiera el amor de Mariana Zañartu, ni la estima de su coadyudante, Gérard; podrán rescatarlo de las garras del alcoholismo.

Algo que podemos destacar en esta novela corta es el lenguaje. Bryce, a pesar del argumento pobre de esta historia, no ha perdido la fuerza del humor, la ironía y el estilo personal y zigzageante que le caracteriza. Un lenguaje marcado por la transgresión del castellano hacia otras lenguas y la atribución de nuevos códigos de representación semántica en sus descripciones e intertextos culturales.

Bienvenido Salvador Buenaventura no será a lo más el hombre que escapa del alcohol y la locura; y en su designio, solo deberá abrazarse a ella hacia su destrucción.

Julio Ramón Ribeyro escribió un excelente cuento sobre la adicción al cigarrillo: "Sólo para fumadores". Bryce ha escrito una novela sobre el alcoholismo y la degradación, sobre la locura y el destino. No es un tema ajeno en su literatura; muchos de sus personajes—Pedro Balbuena, Martín Romaña, Max Gutiérrez, etc.— ya tenían ese eje temático, pero no como elemento disociador de toda la novela, sino como un adjunto a las múltiples perspectivas, posibilidades y asuntos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué excelente artículo, Bryce y el tema de la locura. Buena percepción de la narrativa.
Javi

Charlie Caballero dijo...

Si es Javier, el querido viejo Bryce sera siempre entrañable ya que todos tenemos algo de Julius o Martin Romaña saludos