domingo, septiembre 27, 2009

Los comunistas liberales según Slavoj Zizek (y según este blogger)


Desde esta tribuna digital, hemos sustentado la posibilidad de un liberalismo de izquierda como alternativa a la vieja izquierda radical y extremista, y a la derecha ultraconservadora, promercado y antiderechos humanos. Personalmente, considero que ninguna doctrina, ideología o teoría agota por sí sola una explicación de los fenómenos que intenta abordar; por ello, me inclino por una solución integral y más ecléctica que contemple lo mejor de cada una de las doctrinas en cuestión (o de todas aquellas que puedan aportar algo), ya que, en lo que respecta al socialismo y al liberalismo, estos tienen, en sus fundamentos iniciales, varios puntos de encuentro que podrían dar lugar a una síntesis en tiempos en los que, por un lado, luego de la caída del Muro de Berlín, del derrumbre de la Unión Soviética y del giro hacia el capitalismo salvaje dirigido por el Partido Comunista chino, y, por el otro, del actual colapso financiero mundial producto del laissez faire ultraliberal en el cual el Estado, hasta hace unos meses, no debía intervenir, tanto el socialismo como el liberalismo contemporáneo (lo llamaré en adelante neoliberalismo) deben repensar su lugar en el nuevo orden mundial.

Del socialismo se ha dicho mucho desde 1989: que ya no tiene nada más qué decir porque la Historia ha demostrado que sus postulados son inviables o que, entusiastas como Francis Fukuyama, la historia ha terminado y ha comenzado el imperio de la globalización en clave neoliberal caracterizado por un mundo unipolar en el que, en cuestión de tiempo, todos los Estados mundiales acabarán por asumir, tarde o temprano, el nuevo paradigma político, social y económico imperante, la democracia liberal, en detrimento de las utopías socialistas de principios y mediados del siglo XX.

Aquellos que desde 1989 hacia adelante saltaron sobre la tumba del socialismo posiblemente hoy están experimentando el mismo drama de aquellos izquierdistas de viejo cuño que ante la evidencia de la realidad no les queda otra opción que reacomodarse en el nuevo orden de manera que el choque no sea tan traumático. La diferencia radica en que el cargamontón que recibieron aquellos que se autodenominaban socialistas (luego de la caída del Muro de Berlín y del derrumbe del socialismo en Europa occidental muy pocos tuvieron las agallas de aceptar abiertamente que lo eran, so pena de lucir como piezas de arqueología política) no se compara al que hoy en día recae sobre los defensores del liberalismo económico global (neoliberalismo). Estos últimos tienen a su favor, aún, que el sistema financiero mundial ha resistido, aunque endeblemente, este primer embate de la crisis. Y digo primero porque, según los especialistas, todavía no es posible avizorar si ya tocamos fondo o si algo peor está por venir. También los favorece que los Estados del primer mundo agrupados en estas asociaciones numéricas tipo G8, G10, G20, APEC, ALC-UE y demás no contemplan otra salida que perpetuar el modelo económico cuyo aplicación ortodoxa y convenida en algunos países, ha ocasionado la actual crisis económica mundial. ¿Acaso alguna de estas sociedades interestatales inició una cruzada para salvar al bloque socialista de la debacle que la amenazaba? Por supuesto que no, ya que la caída del socialismo a nivel mundial allanaba el camino para la expansión global del neoliberalismo.



Sin embargo, a pesar que la tercera vía del liberalismo de izquierda se perfila como una alternativa al fracaso del socialismo y del liberalismo absolutos, un intelectual de izquierda como Slavoj Zizek es muy escéptico frente a esta extraña síntesis postmoderna y postideológica a la cual califica de tibia y cómplice de la derecha. Zizek es un radical en el mejor sentido de la palabra: no va con medias tintas y desconfía abiertamente de opciones como la tercera vía o el socioliberalismo (liberalismo de izquierda o izquierda liberal). En ¿Quién dijo totalitarismo? fustiga a la socialdemocracia europea que luego del derrumbe del socialismo se allanó completamente a la agenda de la derecha liberal al punto de ser cómplice de sus tropelías y traicionar los principios que distinguían a la izquierda de la derecha. Zizek entiende el radicalismo de una manera diferente como tradicionalmente podríamos asumirla. El radical, para Zizek, es aquel que no negocia sus convicciones según las circunstancias y que muere en su ley, pese a que el contexto no le es favorable. Zizek los llama en su libro "radicales libres". Critica a la nueva izquierda que se avergüenza de su pasado y que en aras de no lucir totalitaria, acata todos los preceptos que el imperio neoliberal impone como políticamente correctos, so pena de parecer totalitario si es que la contradice.

De otra parte, en "Los comunistas liberales de Porto Davos", Zizek enfila sus baterías contra los comunistas que asumen el liberalismo como signo de actualidad y progreso a la vez que los sindica como oportunistas que quieren ganar un poco de espacio en el mundo político. Prueba de ello sería que no tienen reparos en participar de las cumbres antiglobalización como en las cumbres del G8, G20 o similares. Estar en Porto Alegre y lanzar vivas contra la globalización no se contradice, para estos comunistas liberales, con asistir a una cumbre en la que se discute sin éxito, el presupuesto mundial para reducir las emisiones de CO2, el desarme nuclear, la transición urgente de la industria a energías renovables o la despenalización de la migración ilegal. Es decir, estar en Lima durante la ALC UE y afirmar que más importante que declarar el libre tránsito de productos sería declarar el libre tránsito de seres humanos, en virtud de una ciudadanía mundial y globalizada, no sería incompatible, para estos comunistas liberales, con participar de la directiva de retorno que dos semanas después aprobó el parlamento europeo, en la cual los países de la Unión Europea penalizaban la migración ilegal con cárcel.

Aunque Zizek lo desconozca, estos comunistas liberales a los que alude bien pueden encajar para algunos en la denominación local de "caviares" con la que algunos medios, políticos, bloggers y comentaristas de blogs han denominado al sector político-académico que representa en nuestro país "lo políticamente correcto", es decir, la defensa de los Derechos Humanos, la importancia del Informe Final de la Comisión de la Verdad, la judicialización de casos contra militares implicados en crímenes de lesa humanidad y el reconocimiento a la sentencia condenatoria a Fujimori, entre otros aspectos. Zizek, en pocas palabras, critica el oportunismo y la frivolidad con que se abordan los asuntos político de partes de estos comunistas liberales a la europea.

Considero aceptable la crítica de Zizek en la medida que la socialdemocracia europea se ha replegado tanto que en su ánimo de lucir moderna, no radical, es decir, de desprenderse de todas las etiquetas que heredó del viejo socialismo, ha claudicado ciertos principios en aras de no perder vigencia y conservar espacios de protagonismo: la reducción progresiva del Estado de Bienestar y apoyo a las leyes antimigratorias o endurecimiento del régimen migratorio son algunos ejemplos de cómo la socialdemocracia europea, en sintonía con los sectores más conservadores y con el clamor de la opinión pública, está ignorando aquellos principios que sentaron las bases de su origen. Sin embargo, es también muy peligrosa la demanda del intelectual esloveno: invocar el radicalismo conlleva el riesgo de despertar aquellas bajas pasiones que soliviantaron el holocausto estalinista, maoísta, polpotiano y gonzalista. Por supuesta que hacer una invocación como esta en Europa no es lo mismo que hacerla en Latinoamérica o África: allá a los manifestantes que protestan contra los despidos o a los sindicatos que paran los ferrocarriles un par de días en Inglaterra o Francia no los llaman "salvajes" ni "bárbaros"; contrariamente, el gobierno y las empresas negocian y procuran llegar a un acuerdo; en cambio, por estos lares, se les acusa de ser obstáculo para el progreso y de no ser interlocutores válidos para el debate, puesto que no son "ciudadanos de primera clase".

Los comunistas liberales de Zizek no equivalen a los tan denostados "caviares" locales. De que hay frivolidad en algún sector de la intelectualidad y de la política peruana de centroizquierda, sí la hay, pero no es exclusividad de ellos, sino propio de cualquier individuo dedicado a este quehacer. Por ello, es injusta esta denominación en muchos casos porque se viene utilizando para descalificar la actuación de aquellos intelectuales y políticos que han tenido una participación decisiva en el cambio de percepción acerca de los derechos humanos (no son solo de los terroristas, sino de todos los ciudadanos), recuperación de la memoria (buscar la verdad, no ocultarla ni olvidar, para hacer verdadera justicia), señalamiento de responsabilidades (todos fuimos víctimas y no hay victimario bueno o justificado: FFAA y terroristas), reparación a las víctimas sin mezquindades por mencionar algunos temas.

El político o intelectual de coctel que asiste a los Foros Mundiales sobre la pobreza y que apoya a la vez el endurecimiento de las leyes migratorias es el verdadero caviar. De hecho, este apelativo surge en los años 60 cuando en las reuniones más distinguidas de las altas esferas de la burocracia socialista de Europa Oriental, el aperitivo más frecuente eran los huevos de esturión. De allí el término de gauche caviar para referirse a esta izquierda de refinado paladar. Tales comunistas no tienen lugar en nuestro país, primeramente porque no tenemos comunistas. (No escucho a ningún político ni siquiera a los más extremistas vociferar a los cuatro vientos que es comunista; tal vez, y eso se lo dejo a los politólogos y científicos sociales, el "comunista" ha sido reemplazado por el "nacionalista" término que recoge del primero el ímpetu radical y confrontacional y que, a la vez, atenúa todos las significaciones monstruosas que contiene el primero: la valoración de la identidad nacional puede unificar a tirios y troyanos contra un enemigo común, de ahí que el nacionalismo sea tan transversal a las ideologías políticas).

Si bien es cierto que la centroizquierda peruana hizo posible la discusión pública de ciertos temas a partir del Informe Final de la CVR y del accionar de algunas ONG's y centros de investigación, se necesita que todo ello se traduzca en acción política organizada que convoque la participación ciudadana. De lo contrario, todas aquellas buenas intenciones se quedarán en eso: intenciones. La dificultad que percibo es que el amplio espectro de la izquierda peruana es tan disperso que dudo puedan elaborar un proyecto común (Ollanta, el padre Arana, Susana Villarán y Javier Diez Canseco no caminan necesariamente por la misma vereda política); y lo otro es que percibo muy poca disposición de los nuevos cuadros políticos de la centroizquierda para involucrarse en un proyecto político; más bien los veo interesados en adherirse a plataformas más amplias o establecer alianzas estratégicas. ¿Acaso hay temor por ensuciarse un poco las manos? lo digo en el sentido de exponerse a la crítica y de "bajar al llano", no de apoyar causas nefastas.

Esperemos que la izquierda peruana, al menos aquella que ha sido autocrítica, tome conciencia de la responsabilidad que tiene frente a la sociedad y se decida de una vez por todas a deliberar con el ciudadano común y corriente. Un primer paso ha sido el IF CVR; ahora toca tomar decisiones políticas desde el Estado y limpiarse la cara un poco. Están en deuda con todos.

Próximamente: ¿Cuál es la deuda de la izquierda peruana con la sociedad?

domingo, septiembre 20, 2009

La estrategia de Ricardo Belmont

Hildebrandt renuncia a Canal 11 RBC

El año pasado los directivos que administran el grupo El Comercio decidieron desembarcar a Augusto Álvarez Rodrich de la dirección de Peru21. Simultáneamente, Rómulo León Alegría se entregaba a la justicia y todo hacía saber que se trato de un canje de prisioneros. Álvarez Rodrich pagó el precio de ser un periodista incómodo para un gobierno comprometido en un escándalo de corrupción que, según Gustavo Gorriti, involucra al propio presidente Alan García. Ahora sucedió igual con César Hildebrandt quien renunció ante una intromisión de Ricardo Belmont en las pautas de su programa diario "Hildebrandt a las 10". Aparentemente, se trata de un diferendo laboral en el que el dueño del canal, quien tiene derecho a administrar su canal como le parezca, deseaba un formato diferente para el programa periodístico producido y dirigido por César Hildebrandt. Se trata más que de un asunto laboral o de formatos. Belmont sabe muy bien lo que ha hecho: dar la apariencia de que se trata de un incidente laboral en el que un periodista que discrepa de lo que él considera más conveniente para su canal decidió renunciar por discrepar abiertamente con el dueño. Quiero decir que se trató de una renuncia inducida, a sabiendas de cómo iba a reaccionar Hildebrandt. ¿Qué motivó que el "Hermanón" le bajara el dedo al periodista con mayor credibilidad en nuestro país y cuyo programa era el de más sintonía en su canal?

El ex conductor de "El perro del hortelano" era un periodista incómodo para el actual gobierno
. Lo fue cuando la mayor parte de la prensa, excepto él y unos cuantos, se alinearon en la campaña mediática contra Ollanta Humala, la cual lo victimizó y casi termina por colocarlo en la presidencia, ya que le brindaron una cobertura que lo mantuvo vigente durante toda la campaña. También fue incómodo ahora, pues su programa era una voz discordante porque daba tribuna a las posturas críticas al gobierno. Humberto Campodónico, Raúl Wiener, César Lévano, entre otros, y hasta el abogado de Abimael Guzmán fueron entrevistados con total libertad en su programa. Y resulta menos grata su presencia en la televisión abierta toda vez que estamos entrando a la campaña electoral del 2011. García y el APRA no desean más sobresaltos.

Además, Belmont desea congraciarse con el oficialismo ahora que es congresista. Estar cerca del poder le permite obtener ventajas suculentas para su canal, como publicidad estatal por ejemplo, en momentos que se comentaba alguna crisis económica por falta de anunciantes. (Recordemos que aún no ha quedado claro el incidente que involucró a Miguel Del Castillo, hijo de el en aquel momento primer ministro, con el gobierno) Al respecto, Belmont cuando retomó el control del canal se quejaba constantemente de que las empresas que medían la sintonía no eran justas con RBC y que deseaba dar una lección de honestidad televisiva ofreciendo sano entretenimiento a pesar de que ello no sea rentable. Reiteradamente, sostenía en vivo que no claudicaría al oportunismo de lo que le gusta a la gente. Pero al parecer a Belmont la realidad se le ha revelado en el momento que juramentó como congresista porque comprendió que la gran publicidad no estaba en el 11. El obstáculo a eliminar tenía nombre: César Hildebrandt.

El afán de protagonismo del "Hermanón" fue mayor que su capacidad para conducir exitosamente su canal
.
Su incorregible costumbre de inmiscuirse en cuanto programa de canal hubiera parece que cansó a algunos conductores y a otros simplemente no les queda más opción que soportarlo. Wilder Orbegoso, Luis Alfonso Morey, Giancarlo Vacchelli (el angel del deporte), Ángel Ganoza, Rafael Romero entre otros tuvieron (y algunos tienen todavía) que aguantar sus intromisiones. Morey, Miguel Del Castillo, Orbegoso y Anchorena en cuanto tuvieron la oportunidad, desaparecieron del 11. (En los inicios de su retorno a la pantalla no reparaba en emitir sus conversatorios en los que durante una hora no se cansaba de lanzarse autobombos, a la vez que Orbegoso, Morey, Del Castillo jr y Romero rejuraban que estarían con él hasta el final. (Romero es quien más resistencia ha demostrado).

Belmont se ha revelado tal como es: un gran oportunista y un pésimo broadcaster. Tal como parece, ahora RBC se alineará con el aprofujimontecinismo (sí, con "c" de cínico). Lo más probable es que esté cediendoa presiones del Ejecutivo y que su estrategia para librarse de Hildebrandt haya sido provocarlo a sabiendas de sus predecibles reacciones. Con su renuncia perdemos la oportunidad de oír voces alternativas en la televisión de señal abierta. Solo queda conformarnos con las intermitencias de Rosa María Palacios quien suele bajar la guardia y con las payasadas de los Enemigos Íntimos. En RBC quien va a adquirir protagonismo será Rafael Romero y que no nos sorprenda que se reinicie la campaña contra la CVR, los comisionados y la PUCP.

¿Veremos a Cecilia Valenzuela vía RBC? Todo es posible en la dimensión desconocida de la política peruana.

De puño y letra: la censura paranoica del gobierno aprista

¿A qué le teme el gobierno?

La publicación de De puño y letra (Abimael Guzman, 2009) ha alborotado al gobierno aprista al punto que el ministro de Justicia, Aurelio Pastor, manifestó ante los medios con total convicción que el contenido de ese libro es una indudable muestra de apología terrorista. En consecuencia, se ha prohibido su circulación y en este momento es casi imposible obtener un ejemplar original del libro. Ni siquiera en la librería El Virrey del centro de Lima, donde inicialmente se vendía desde el día siguiente de su presentación, es posible adquirirlo ahora. Ayer estuve toda la tarde en el centro buscando inútilmente el libro de Guzmán para formarme una opinión de primera mano antes de comentarlo. Todos los libreros de Quilca y Camaná respondían lo mismo: "Esta agotado", "está prohibida su venta". Alguno me ofreció una copia de muy mala calidad a 30 soles, lo cual me negué a pagar porque no me garantizaba que todo el contenido estuviera completo. Llegada la noche me convencí de que habría que esperar un poco más antes de volver a ver este libro en las librerías o en el circuito pirata. Tal como andan las cosas, lo segundo es más posible.

Algunos vendedores parecían sorprendidos por mi inquietud para conseguir el libro del máximo líder de Sendero Luminoso. Me daba la impresión de que sí tenían el libro, pero que no se querían arriesgar a venderlo por precaución. Otros afirmaban con total seguridad que en cuestión de días volvería salir un nuevo tiraje, pero esta vez pirata. No me importaría comprarlo en pirata siempre y cuando esté legible, pero si demora este tiraje obviamente que el comentario del mismo perderá cierta actualidad.

No puedo aventurarme a dar una opinión sobre el libro, así como no puedo tener la certeza de que se trata de apología al terrotismo, pero sí puedo manifestarme acerca de la reacción que este ha suscitado en las esferas del gobierno. A mi parecer, le están otorgando la importancia que su autor y sus seguidores esperan y, peor aún, ahora que han ordenado el retiro de su circulación. Nuevamente, vemos que los políticos del oficialismo y ciertos medios de comunicación gratos al gobierno tienen una doble moral cuando se trata de juzgar un hecho que los favorece o que los perjudica.

Cuando se trata de juzgar los calificativos abiertamente racistas de Aldo Mariátegui contra Hilaria Supa o los constantes agravios también racistas y el lenguaje procaz de Andrés Bedoya Ugarteche en contra de cualquier persona que no concuerde con sus ideas, la libertad de expresión es el argumento más manido para defender lo indefendible. Por ello, no extrañan que Aldo Mariátegui exigiera la excarcelación de Magaly Medina, puesto que para él el derecho a la libertad de opinión está por encima del derecho a la intimidad y a la buena imagen. Obviamente, que un periodista fuera encarcelado por propalar información falsa es algo que a él le toca directamente, ya que gran parte de sus editoriales están plagadas de medias verdades y antojadizas deducciones. Desde el gobierno el rechazo contra tales muestras de cotidiana intolerancia y racismo son tomadas con mucha calma. De igual manera, las asociaciones de medios no intervienen efectivamente para que estos dos sicarios mediáticos moderen sus expresiones. Eso sí, cuando hay que protestar contra la censura en Venezuela, ponen en movimiento toda su logística y son los primeros en defender la democracia (y eventualmente entrevistan a los políticos que también la censuraron).

Pero cuando se trata del libro de Abimael Guzmán, cuya publicación les resulta inoportuna en la actual coyuntura -rebrote del terrorismo o narcoterrorismo- censurar una publicación no es para ellos de ninguna manera un atentado contra la libertad de expresión, sino una acción que busca proteger a la ciudadanía de la demencia ideológica de líder de Sendero Luminoso. Por supuesto que levantar un show mediático le es muy rentable al gobierno. Desviar la atención hacia el caso Fefer, por un lado; y perseguir los libros de Guzmán, por el otro, le da cierto respiro a este régimen que cada vez da más signos de que "algo se pudre en Dinamarca".

Existen muchos ejemplos históricos de censura contra libros y persecución de escritores. Recientemente, un periodista ruso reveló los archivos de la policía secreta de Stalin, la cual consignaba los datos de muchos escritores rusos que este carnicero comunista ordenó asesinar porque comprometían a la revolución. A menudo, la censura sirvió más para alimentar la curiosidad de los lectores y para engrandecer la figura de los escritores perseguidos, los cuales no siempre resultaban ser grandes escritores y hallaban en la censura una forma peculiar de ingresar en la historia literaria de sus naciones. No siempre la calidad artística tenía un correlato con el hecho de ser perseguido político, pero ello importaba muy poco o nada a los censores: lo importante era no permitir que el veneno se esparza entre la gente.

Lo que el gobierno va a lograr con la censura a De puño y letra es fortalecer la causa de los criminales terroristas que purgan cadena perpetua y de quienes los avalan con estas publicaciones. A este tipo de manifiestos se les debe combatir con buenas ideas y pedagogía política. Lo malo es que el gobierno carece de cuadros competentes en esta materia y sus aliados no son precisamente unas luminarias intelectuales. Cuánta falta le hace al APRA un Luis Alberto Sánchez, un Manuel Seoanne o un Luis Felipe de las Casas que "pise la pelota" y brinde claridad donde solo hay ruido y tinieblas.

Los editores y todos aquellos que lanzaron vivas a Guzmán en la presentación del libro no están interesados en ganar dinero, sino en obtener notoriedad porque la opinión pública no cree en ellos.
Ya los olvidamos y por ello necesitan resucitar a su líder o lo poco que queda de él para sobrevivir. Que no nos sorprenda que el libro circule en ediciones piratas o que sea colgado en Internet para su descarga gratuita. La tecnología brinda muchas facilidades para burlar la censura y esto debería comprenderlo muy bien Aurelio Pastor. En lugar de comprar estos libros o de requisarlos, debería promover conversatorios a todo nivel en los principales centros de discusión de la capital y de provincias e invitar a los mejores analistas para que libro en mano, rebatan punto por punto lo que allí se expone, sobre todo en una época en la que muchos jóvenes no tienen absoluto conocimiento de lo que fue Sendero Luminoso. Eso es hacer pedagogía política.

Mientras tanto, esperaré con paciencia mi edición pirata de De puño y letra para comenzar mi tarea en solitario. Aunque, quien sabe la encuentre colgada en Internet.




viernes, septiembre 18, 2009

Sobre los intelectuales

¿Qué ha cambiado en los intelectuales?

Hace unos meses publiqué en Náufrago Digital un artículo acerca del rol de los intelectuales. Toco nuevamente el tema a partir de la lectura de los artículos de Martín Tanaka y Gonzalo Gamio.

En su artículo, Tanaka define a los intelectuales como aquellos quienes parten "de una legitimidad obtenida en las artes, ciencias o humanidades en general, para desarrollar también una reflexión sobre los principales problemas y desafíos de su tiempo, que establecen pautas de acción política". Luego contrasta el accionar de los intelectuales en los EEUU y en Europa. A su modo de ver, en EEUU los intelectuales tienen otro perfil, ya que no deliberan de manera gravitante en los asuntos públicos, mientras que en Europa es mucho más notable la participación de los intelectuales en los asuntos públicos. Por su parte Gonzalo Gamio discrepa abiertamente de Tanaka. Gamio considera que la dicotomía intelectual especializado/intelectual comprometido no es tal y además que existen probados ejemplos de intelectuales que en EEUU deliberan con la opinión pública.

Respecto a este asunto, coincido con la definición de Tanaka, pero le agregaría el hecho de que un intelectual es un personaje que tiende a constituirse en la reserva moral de su sociedad y que su estatus como tal se lo debe al reconocimiento que le otorga la sociedad en la que se manifiesta. En este sentido, la construcción de un intelectual no es autónoma, es decir, no depende exclusivamente de lo que este pueda hacer para convertirse en una voz autorizada sobre los asuntos de interés público, sino que requiere necesariamente del reconocimiento de un sector determinante de su sociedad. Esto explica el porqué actualmente la voz de los intelectuales no ejerce una influencia tan determinante en la actual sociedad globalizada como sucedía hasta los años 70: las expectativas de los ciudadanos han cambiado radicalmente, lo cual ha llevado a que cambie el perfil de lo que se entiende por intelectual hoy en día.

Es así que el lugar dejado por los intelectuales es ocupado hoy por los periodistas, políticos y personajes de la farándula. La demanda de información de los ciudadanos contemporáneos exige entretenimiento e información breve, rápida y actual. En este sentido, tenemos que darnos cuenta que pretender ubicarse como intelectual a la antigua usanza dentro de este panorama no depararía mucho éxito. De la misma manera que no podríamos persuadir a un lector adolescente con las lecturas de nuestros abuelos, padres (e incluso las propias), tampoco lo lograríamos con la receta que sirvió a los intelectuales de los 60 y 70 para cautivar a la ciudadanía y moverla a actuar en pro de una causa considerada como legítima.

Respecto a lo vertido por Gonzalo Gamio también tengo una opinión particular. Es cierto que en EEUU hay intelectuales como Chomsky que ejercen un impacto evidente en la opinión pública, pero, a pesar que lo digo desde aquí, tengo la impresión de que aquellos ejemplos mencionados en su post solo complementan pero no rebaten el hecho de que, tradicionalmente, la discusión intelectual en los EEUU ha sido de corte pragmático, en el sentido cotidiano de este término, es decir, un asunto de especialistas autorizados en su trayectoria para opinar sobre algún tema. Ahora, si bien en Europa la situación del intelectual ha sido distinta, tampoco podemos afirmar que aún subsiste dentro del imaginario del ciudadano europeo, la figura del intelectual comprometido como un modelo diametralmente opuesto al académico especializado.

La crisis de los intelectuales es mundial. Tal como lo percibo, es un problema de representatividad y de discurso. Representatividad porque la ciudadanía espera acción de aquellos en quienes deposita su credibilidad, acción que se traduzca en resultados concretos y cambios más o menos perdurables. Este tipo de compromiso estaba muy claro para los intelectuales de principios y mediados del siglo XX. Había que complementar la palabra con la acción y de vez en cuando ensuciarse un poco las manos. Hoy, muy poco estarían dispuestos a lo segundo. Asimismo, la distancia que media entre el discurso de los intelectuales y las expectativas y disposición para comprometerse con los dilemas morales de la época ausentes cada vez más en el ciudadano contemporáneo dificulta que la "gente de a pie" entienda a los intelectuales. Peor aún si es que estos están convencidos de que el oscurantismo es sinónimo de complejidad o que el conocimiento complejo debe mantenerse igual en la explicación. En suma, muchos intelectuales han venido escribiendo para ellos mismos y han abandonado aquello que hicieron sus precursores: pedagogía política para los que menos saben.

La realidad vigente no debe ser una condición inevitable de resignación, sino un desafío para el cambio. Por ello, no deseo que los intelectuales contemporáneos recurran a estrategias facilistas para sobrevivir a este cambio de expectativas en los ciudadanos que los viene dejando a la zaga. Si algo aún creo deben conservar los intelectuales es la preeminencia de los principios éticos por encima de lo ideológico para que incluso puedan autocuestionarse, y el espíritu inconforme que los anime a estar alertas contra toda amenaza de unificación del pensamiento. Y tal como viene aconteciendo actualmente, la sombra del pensamiento único seduce a muchos intelectuales. Esto es lo que verdaderamente me preocupa.


Alerta!!!: esto no es un intelectual!!!



miércoles, septiembre 16, 2009

Vargas Llosa, el Museo de la Memoria y el Baguazo

El Baguazo ¿Qué pasó con Mario?

Cuando Mario Vargas Llosa publicó el artículo en el que fustigaba la postura de Ántero Florez-Araoz, entonces ministro de Defensa y opositor a la implementación del museo de la memoria, todos aquellos que estábamos convencidos de que la decisión del gobierno que rechazó la donación alemana para esta obra fue una rotunda equivocación, nos sentimos plenamente respaldados y satisfechos de que un intelectual de la talla de Vargas Llosa interviniera directamente y sin ambages, como siempre ha sido su estilo, y dejara sentada su posición al respecto: nada más absurdo que sostener que los museos son gastos insulsos. Dicho artículo remeció al gobierno y lo obligó a reformular su postura y proseguir con la implementación del museo de la memoria. De nada valieron las bravatas de Giampietri y Florez-Aráoz, ya que el propio Alan García los dejó sin piso cuando anunció la formación de una comisión ad hoc cuya presidencia recaería en nuestro connotado escritor.

Sin embargo, a pesar de que aquel suceso representó una victoria para quienes abogamos por la recuperación de la memoria y no por el olvido sin justicia, las opiniones vertidas por Vargas Llosa acerca de lo ocurrido en Bagua me dejan una amarga desazón. Y es que si en aquel momento celebré que un intelectual liberal como él dejara de lado sus convicciones ideológicas y antepusiera los principios éticos para valorar la importancia del museo de la memoria, ahora, simplemente, no entiendo cómo ese mismo hombre que con tanta lucidez dejó en claro la necesidad de exponer la verdad de una parte tan dolorosa de nuestra historia reciente pudo ignorar la responsabilidad del actual gobierno en la masacre de Bagua.

El artículo de Vargas Llosa sobre el Baguazo confirma mi hipótesis acerca de su pensamiento político: se trata de un intelectual liberal muy singular que políticamente está en las antípodas del conservadurismo de derechas, del neoliberalismo economicista que justifica las dictaduras y del socialismo a la antigua; de tal manera que muchos liberales no saben si tienen en él a un aliado o a un enemigo. No obstante, ese liberalismo político que defiende las libertades individuales y que propugna el equilibrio entre estas y las libertades económicas se transforma en conservadurismo cuando Vargas Llosa desarrolla su noción de cultura. Efectivamente, cada vez que ha opinado sobre los valores culturales de las sociedades por él llamadas primitivas, arcaicas o bárbaras, lo ha hecho en términos de jerarquías, es decir, comparándolas con las sociedades modernas tecnológicamente avanzadas del primer mundo que tienen como sistema de gobierno la democracia liberal y como sistema económico, la economía de mercado. En su opinión, si una cultura no ha alcanzado un notable desarrollo en la actualidad es porque tampoco ha desarrollado una noción de libertad tal como existe en Occidente.

Al respecto, su interpretación de los sucesos de Bagua lo lleva a afirmar que a pesar de que el gobierno se hubiera esforzado por informar a las comunidades selváticas acerca del contenido de las leyes que fueron motivo de protesta, el resultado habría sido el mismo. Es decir, Vargas Llosa niega la posibilidad de que los pobladores que se verían afectados por esos decretos pudieran entender a cabalidad lo que tales leyes estipulaban. Pero lo más grave está en su valoración de las responsabilidades por la masacre. Vargas Llosa sostiene que se trata de una conspiración del gobierno de Hugo Chávez quien desea desestabilizar la democracia en América Latina, ampliando su radio de influencia a nuestro país, ya que su patrocinado Ollanta Humala no pudo llegar al poder. En este sentido, no hace más que darle la razón al presidente García y a todos aquellos que analizan la masacre de Bagua solo en términos de infiltración senderista o de conspiraciones comunistas o chavistas. La posibilidad de que exista un plan concebido desde Caracas para desestabilizar al Perú no es descabellada, pero sí lo es creer que toda aquella población estaba adoctrinada y de que se trató de milicias disciplinadas ideológicamente con el objetivo de tumbarse la democracia. Hoy nos queda más claro de que se fue la imprudencia de algunos líderes nativos, la incompetencia de la ministra de Interior y de los oficiales a cargo de la operación y la negligencia de un gobierno que es incapaz de defender la integridad de sus fuerzas policiales a quienes expone a la muerte para valerse de ella una vez que les sirve para exaltar un patrioterismo de lo más ruin.

Por todo ello, no me explico cómo es que Vargas Llosa, quien años atrás escribiera "Una montaña de cadáveres", carta abierta dirigida a Alan García a propósito de la matanza de El Frontón, hoy en día no exhiba la misma indignación para señalar los desaciertos que mostró este gobierno para enfrentar el Baguazo.

A nivel internacional, tuvo mucha resonancia su visita a Caracas con motivo de un encuentro internacional de intelectuales liberales. La posibilidad de un debate frente a Hugo Chávez captó la atención de la prensa internacional. Visitar Venezuela en aquellas circunstancias fue un acto de integridad y valentía, puesto que sabía que su estancia no iba a ser nada fácil (tanto él como su hijo Álvaro Vargas Llosa fueron detenidos un par de horas en el aeropuerto), pero también hubiera deseado que protestara con la misma vehemencia cuando en el Perú la gran mayoría de medios de comunicación por voluntad propia se rinden ante el gobierno y le allanan el camino cuando surge algún suceso adverso como el rebrote del terrorismo en el VRAE. Lo que hace Chávez en Venezuela es totalmente censurable, pero existen otras formas muy sutiles de veto en los medios de comunicación y el más peligroso es la autocensura y ello es lo que viene sucediendo en nuestro país: a diferencia de lo que sucedió durante el Fujimorato, ahora los medios no los compran, sino que ellos mismos se venden.

¿Empeñará Vargas Llosa sus convicciones ahora que preside la comisión del museo de la memoria? ¿Claudicará sus críticas al gobierno en aras del compromiso adquirido? Pequeño gran dilema. Así como en el slogan de la películoa Alien vs Depredador, "sea cual fuera el resultado, siempre perderemos un poco" si es que Vargas Llosa abandona este proyecto o si silencia sus discrepancias para seguir adelante con él.

domingo, septiembre 13, 2009

Zeitgeist. El espiritu del nuestro tiempo

A 8 AÑOS DEL ATAQUE A LAS TORRES GEMELAS

Peter Joseph escribió, dirigió y produjo el documental Zeitgeist que desde su aparición en 2007 viene siendo difundido por Internet a través de Google video y Youtube. Todo el documental puede ser bajado desde su sitio web. La primera vez que lo vi fue cuando hace un par de meses Hildebrandt lo puso en "El perro del hortelano". Puso la segunda parte correspondiente al ataque a las Torres Gemeles el 11-s. La hipótesis del director es que el ataque fue producto de una conspiración de grupos de poder al interior del gobierno de los EEUU para justificar la invasión de Afganistán, Irak e Irán y, de esta manera, manipular a la opinión pública para satisfacer sus propósitos: perpetuarse en el poder, dar al mundo la imagen de que pueden influir decisivamente en la política internacional y engrosar sus ingresos económicos mediante la industria bélica.

En muchas partes, este documental comparte la postura de Michael Moore en Farenheit 11/9. Sin embargo, Peter Joseph añade pruebas más contundentes como los testimonios de sobrevivientes que señalan haber oído una gran explosión en el sótano del edificio minutos antes del impacto del avión contra el edificio. Tal explosión habría debilitado los cimientos de la torre. A ello se agrega que expertos en explosivos indican, luego del análisis de las estructuras, que es muy poco probable que las columnas que sostenían las torres se hayan derretido por efecto del combustible de los aviones. Afirman que solo la acción de potentes explosivos podrían haber derretido las estructuras tal como quedaron después que se derrumbaron. Testigos también confirman haber oído detonaciones cuando los pisos se desplomaban.

Algo que me sorprendió fue conocer que existió un pequeño edificio que se derrumbó del cual los medios poco o nada hablan. Se trata del edificio 7. Según el documental, por las características del derrumbe, fue una demolición controlada. La misma explicación se aplica para explicar el derrumbe de las Torres Gemelas.

Pasarán muchos años para que por fin sepamos la verdad de lo ocurrido. Teoría de la conspiración, complicidad pasiva o calculada, o ataque artero de los terroristas de Al Qaeada, cualquiera fuera la respuesta cada vez nos debe quedar más claro que la sociedad civil, conforme los grupos poder económico son más influyentes en las decisiones políticas, estás indefensa y va perdiendo terreno ante las corporaciones y los estados-franquicia, especie extensiones a manera de sucursales de aquellos conglomerados económicos que pueden decidir la bancarrota de un estado no alineado o la inserción de una economía domesticada al primer mundo.

Sin más preámbulo, los invito a ver Zeitgeist (2007)