(Sarajevo, Bosnia, 1954)
Arturo Caballero Medina
acaballerom@pucp.edu.pe
Robert De Niro retorna con pie derecho luego de su primera cinta como director en Una historia del Bronx (1993). Esta vez nos presenta El buen pastor (The good sheperd), una cinta que relata la historia de la formación de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA). Matt Damon interpreta a Edward Wilson, un joven que es invitado a integrar la sociedad secreta “Skull and Bones” mientras estudia en la universidad de Yale. Discreción y lealtad son las cualidades que lo llevarán a ser recomendado como miembro de la OSS (Agencia de Servicios Estratégicos) durante la Segunda Guerra Mundial.
Convencido de que es necesario proteger a la nación americana de los enemigos que la amenazan, Wilson se entrega totalmente a la institución en la cual se planean conspiraciones, sabotajes, asesinatos y derrocamiento de gobiernos próximos a la órbita comunista. A medida que transcurren los años, Wilson se da cuenta de que la confianza entre los miembros de la CIA no tiene cabida en una situación en que la Guerra Fría se manifiesta hasta en las relaciones cotidianas: desconfianza, traición, engaño son las armas que los agentes utilizan no solo contra los enemigos de la nación sino también contra sus compañeros. Wilson sacrifica su matrimonio cuya relación se ve deteriorada por las largas ausencias por las que no pudo entablar una relación sólida con su único hijo (Eddie Redmayne), quien creció lleno de inseguridades, por la indiferencia de su padre. Su esposa Margaret, a quien todos llaman “Clover” (Angelina Jolie) reclama inútilmente mayor dedicación a su familia.
De Niro no improvisó la trama sino que fue asesorado por un ex agente de la CIA jubilado. Milton Bearden quien condujo al actor-director por Afganistán, Pakistán y Moscú para obtener datos que le fueran útiles para la realización de la película. De ahí que para el espectador resulten familiares varios acontecimientos históricos como la crisis de los misiles y la Revolución Cubana.
La actuación de Matt Damon personificando al agente Wilson alcanza su mejor momento luego de películas como Salvando al soldado Ryan (1998), El talentoso señor Ripley (1999), Ocean's eleven (2002), Syriana (2005) y la recientemente aclamada Infiltrados (2006) de Martin Scorsese en la cual, a pesar del protagonismo de Di Caprio, supo mantener el perfil que el personaje le exigía. En contraste, la participación de Angelina Jolie es más bien discreta. Acostumbrados a verla como mujer fatal o chica mala —etiqueta que limita sus interpretaciones— parecía que en el personaje de “Clover” veríamos más de lo mismo. El cambio de carácter de Margaret (Angelina Jolie) es radical luego de su matrimonio y me desconcertó que después de presentarla en su juventud como “chica mala” que seduce a Wilson y casi poco más que lo fuerza a tener sexo, se transforme luego en una señora que acepta el drama de ser una esposa que no es amada por su esposo.
Lo mejor de El buen pastor está en la puesta en escena de los conceptos que De Niro demuestra conocer muy bien: trama, técnica narrativa, documentación y la intuición de apostar por un actor como Matt Damon que viene demostrando que puede protagonizar roles estelares variados, alejado de lo que mayormente Hollywood promueve en sus megaproducciones. Algunos críticos consideran que esta cinta tiene ecos de El padrino, pero no me parece justa esta apreciación. La cinta de Coppola es inmensamente superior por muchas razones, entre ellas las grandes interpretaciones por igual de todo el reparto; por otro lado tampoco creo que el tono épico este presente en El buen pastor como lo está en la saga de la familia Corleone. No hay grandes hazañas ni mucho menos Wilson se aproxima a Michael Corleone, lo que sí hay son grandes sacrificios: Wilson renuncia a su vida propia por una causa de la cual se decepciona. El punto flaco es la excesiva duración que retrasa la comprensión de los datos escondidos y la actuación desaprovechada de Angelina Jolie quien solo acompaña al protagonista como una figura decorativa.
La escena con la cual me quedo es el interrogatorio al verdadero científico ruso mientras detrás del espejo lo observa impasible, el impostor, y también podría ser la frustrada boda del hijo de Wilson por la muerte de su esposa arrojada desde un avión.
¿Qué hubieran hecho Coppola u Scorsese con este material? No lo sabemos, pero dentro de la parrilla cinematográfica nacional, es lo mejor que nos ha llegado de los Estados Unidos. Felicitaciones maestro De Niro
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