domingo, septiembre 20, 2009

La estrategia de Ricardo Belmont

Hildebrandt renuncia a Canal 11 RBC

El año pasado los directivos que administran el grupo El Comercio decidieron desembarcar a Augusto Álvarez Rodrich de la dirección de Peru21. Simultáneamente, Rómulo León Alegría se entregaba a la justicia y todo hacía saber que se trato de un canje de prisioneros. Álvarez Rodrich pagó el precio de ser un periodista incómodo para un gobierno comprometido en un escándalo de corrupción que, según Gustavo Gorriti, involucra al propio presidente Alan García. Ahora sucedió igual con César Hildebrandt quien renunció ante una intromisión de Ricardo Belmont en las pautas de su programa diario "Hildebrandt a las 10". Aparentemente, se trata de un diferendo laboral en el que el dueño del canal, quien tiene derecho a administrar su canal como le parezca, deseaba un formato diferente para el programa periodístico producido y dirigido por César Hildebrandt. Se trata más que de un asunto laboral o de formatos. Belmont sabe muy bien lo que ha hecho: dar la apariencia de que se trata de un incidente laboral en el que un periodista que discrepa de lo que él considera más conveniente para su canal decidió renunciar por discrepar abiertamente con el dueño. Quiero decir que se trató de una renuncia inducida, a sabiendas de cómo iba a reaccionar Hildebrandt. ¿Qué motivó que el "Hermanón" le bajara el dedo al periodista con mayor credibilidad en nuestro país y cuyo programa era el de más sintonía en su canal?

El ex conductor de "El perro del hortelano" era un periodista incómodo para el actual gobierno
. Lo fue cuando la mayor parte de la prensa, excepto él y unos cuantos, se alinearon en la campaña mediática contra Ollanta Humala, la cual lo victimizó y casi termina por colocarlo en la presidencia, ya que le brindaron una cobertura que lo mantuvo vigente durante toda la campaña. También fue incómodo ahora, pues su programa era una voz discordante porque daba tribuna a las posturas críticas al gobierno. Humberto Campodónico, Raúl Wiener, César Lévano, entre otros, y hasta el abogado de Abimael Guzmán fueron entrevistados con total libertad en su programa. Y resulta menos grata su presencia en la televisión abierta toda vez que estamos entrando a la campaña electoral del 2011. García y el APRA no desean más sobresaltos.

Además, Belmont desea congraciarse con el oficialismo ahora que es congresista. Estar cerca del poder le permite obtener ventajas suculentas para su canal, como publicidad estatal por ejemplo, en momentos que se comentaba alguna crisis económica por falta de anunciantes. (Recordemos que aún no ha quedado claro el incidente que involucró a Miguel Del Castillo, hijo de el en aquel momento primer ministro, con el gobierno) Al respecto, Belmont cuando retomó el control del canal se quejaba constantemente de que las empresas que medían la sintonía no eran justas con RBC y que deseaba dar una lección de honestidad televisiva ofreciendo sano entretenimiento a pesar de que ello no sea rentable. Reiteradamente, sostenía en vivo que no claudicaría al oportunismo de lo que le gusta a la gente. Pero al parecer a Belmont la realidad se le ha revelado en el momento que juramentó como congresista porque comprendió que la gran publicidad no estaba en el 11. El obstáculo a eliminar tenía nombre: César Hildebrandt.

El afán de protagonismo del "Hermanón" fue mayor que su capacidad para conducir exitosamente su canal
.
Su incorregible costumbre de inmiscuirse en cuanto programa de canal hubiera parece que cansó a algunos conductores y a otros simplemente no les queda más opción que soportarlo. Wilder Orbegoso, Luis Alfonso Morey, Giancarlo Vacchelli (el angel del deporte), Ángel Ganoza, Rafael Romero entre otros tuvieron (y algunos tienen todavía) que aguantar sus intromisiones. Morey, Miguel Del Castillo, Orbegoso y Anchorena en cuanto tuvieron la oportunidad, desaparecieron del 11. (En los inicios de su retorno a la pantalla no reparaba en emitir sus conversatorios en los que durante una hora no se cansaba de lanzarse autobombos, a la vez que Orbegoso, Morey, Del Castillo jr y Romero rejuraban que estarían con él hasta el final. (Romero es quien más resistencia ha demostrado).

Belmont se ha revelado tal como es: un gran oportunista y un pésimo broadcaster. Tal como parece, ahora RBC se alineará con el aprofujimontecinismo (sí, con "c" de cínico). Lo más probable es que esté cediendoa presiones del Ejecutivo y que su estrategia para librarse de Hildebrandt haya sido provocarlo a sabiendas de sus predecibles reacciones. Con su renuncia perdemos la oportunidad de oír voces alternativas en la televisión de señal abierta. Solo queda conformarnos con las intermitencias de Rosa María Palacios quien suele bajar la guardia y con las payasadas de los Enemigos Íntimos. En RBC quien va a adquirir protagonismo será Rafael Romero y que no nos sorprenda que se reinicie la campaña contra la CVR, los comisionados y la PUCP.

¿Veremos a Cecilia Valenzuela vía RBC? Todo es posible en la dimensión desconocida de la política peruana.

2 comentarios:

aldo dijo...

hildebrandt es un excelente periodista, pero su formato estaba cansando. mucha politica. es cierto belmont es un figuretti y pesimo empresario. no vendio el 11 a los mexicanos por la supuesta intromision de ello sobre la linea editorial, lo que genero la renuncia de anchorena. creo que temia que no le dieran su programa propio. ojala se de cuenta y venda ese canal ya!!!

Charlie Caballero dijo...

Aldo. Coincidimos esta vez. Belmont anunció que vuelve Habla El Pueblo y que dará voz a los congresistas. Eso es lo último que faltaba.
Si la Valenzuela retorna vía RBC todo estará consumado.