domingo, diciembre 06, 2009

Teología de la liberación vs. conservadurismo teológico

Impresiones sobre una entrevista a Gustavo Sánchez(*) acerca de la Teología de la Liberación

Antes de empezar debo aceptar mi escasa información y formación en cuestiones de teología. Sin embargo, considero que ello no me exime de tener una postura respecto a ciertas afirmaciones que involucran una discusión académica en la que puede participar todo aquel que crea tener algo importante que decir. A pesar de que la autoridad para manifestarse sobre alguna materia tiene que ver con la especialización en la misma, también considero que ninguna parcela del saber humano es patrimonio de nadie, es decir, por ejemplo, los asuntos literarios han sido abordados por científicos sociales y filósofos con resultados satisfactorios que, a su vez, han ampliado el horizonte de la teoría literaria contemporánea. Lo mismo podría afirmar acerca de la teología y la filosofía. Por ello, más que la autoridad del individuo, o además de ella, es importante el contenido de las ideas expuestas.

El 2005, Gustavo Sánchez, profesor de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, fue entrevistado acerca de la Teología de la Liberación, especialmente, sobre la tendencia desarrollada por el sacerdote Gustavo Gutiérrez. Al respecto, después de revisarla, y con la distancia de por medio, me animo a observar algunas de sus afirmaciones. (Por ello, sugiero leer primero la entrevista).

-La creencia de que puede existir algún discurso desideologizado, inmaculado de cualquier contenido. Esto es un total desacierto de su parte. Lo ideológico está presente en cualquier discurso sobre todo si se trata de aquellos que son enunciados desde posiciones de poder. El problema no es que exista ideología en la TL, sino en deslizar la posibilidad de que desde los estudios teológicos no exista ideología, y peor aún en creen que esta no existe (es cuando no se la quiere ver cuando realmente es más activa) entendida como un sistema de creencias que busca constituirse como una herramienta de poder a través del discurso. Es este discurso el que mueve a los individuos a actuar según lo previsto por la ideología, o sea, que es indispensable un aparato institucional que sostenga el discurso ideológico y que lo reproduzca a través de individuos que gocen de reconocimiento social (el espacio académico brinda una oportunidad enorme para esto; también lo son los cargos públicos y políticos). A la luz de esto, habría que preguntarnos si los estudios teológicos católicos no están ideologizados. Al menos la TL hace visible ello a través de la crítica.

-Lo otro es que a través de las respuestas de Gustavo Sánchez me queda más clara la diferencia entre la filosofía y la teología
. Si la filosofía renuncia a la reflexión, a la crítica constante, incluso de sus propias ideas, pierde, para mí su razón de ser. Los teólogos conservadores como Sánchez, apelarán, como es de esperarse a una hermenéutica también conservadora. Cada vez estoy más convencido de que la filosofía, o más bien los filósofos, no deberían llegar a defender con apasionamiento ninguna creencia que antes no hayan cuestionados exhaustivamente. Un ejemplo de ello me viene a la mente con Isaiah Berlin quien fue un ardoroso crítico del marxismo, pero a la vez un denodado lector de las obras de Marx a quien dedicó varios ensayos.



-Y en relación con lo anterior, es increíble, o tal vez no debería serlo viniendo de un conocedor en teología de orientación conservadora, defender la integridad del conocimiento teológico negando la posibilidad de que se enriquezca con los aportes de otras disciplinas como el marxismo, agregado al cual considera de una perversión enorme. Si el marxismo con toda la carga dogmática que tuvo y todavía mantiene en algunos sectores, fue susceptible de incorporar al psicoanálisis, al estructuralismo, a la semiótica y aplicarse no solo al análisis socioeconómico y político, sino también al cultural (tal como lo hizo la Escuela de Frankfurt y posteriormente los postmarxistas europeos) ¿por qué defender la teología como un espacio que rechace la multidisciplinariedad?. Al respecto, me sorprende como es que Sánchez reconoce una heterogeneidad dentro del pensamiento de la Teología de la Liberación, pero ignora la misma heterogeneidad dentro del marxismo. Hago esta mención porque en la referida entrevista, Sánchez, ante la pregunta que considera la violencia como un elemento consustancial del marxismo, avala dicha implicancia. La violencia no es consustancial al marxismo. No voy a dedicar una amplia digresión a detallar las diversas tendencias postmarxistas en la actualidad, pero solo recalco que en las plataformas de lucha del marxismo contemporáneo, es decir, de aquel que ha asumido una autocrítica luego de la debacle post muro de Berlín, se han incorporado las reivindicaciones de las minorías étnicas, nacionales, sexuales, lingüísticas y hasta religiosas y ya no solo las económicas del proletariado.

-Otro: ¿por qué un intelectual como Gustavo Gutiérrez que tiene la convicción de una idea tendría que rectificarse si no lo desea? Si lo hace será en virtud de un convencimiento personal, pero me parecería grave que lo hiciera por mandato o sumisión a la jerarquía eclesiástica. Al parecer la Sánchez, Gutiérrez y la TL ya perdieron antes de discutir. ¿se puede entablar un diálogo en estas condiciones? Definitivamente, no. La explicación puede ser que la teología, tal como la conciben aquellos que coinciden con Sánchez, parte de la premisa de la incuestionabilidad de ciertos conocimientos que deben mantenerse inalterables e impolutos. Lo otro tiene que ver con los objetivos de esta teología y sus presupuestos: argumentar apelando a la divinidad de Jesucristo puede ser válido para una comunidad cristiana (incluso guardando ciertos reparos dependiendo de qué tendencia sea) pero será inútil si se quiere debatir fuera de esos espacios en los que la razón y/o la práctica aportan evidencias. Sánchez no debate fuera de esos ámbitos.

Encuentro una significativa carga dogmática en la crítica de Sánchez hacia la Teología de la Liberación. La pregunta que me gustaría hacerle es cómo hace para conciliar la filosofía con la teología de manera que una no termine opacando a la otra. En su caso, al parecer, la filosofía ha sido engullida por la teología conservadora.

Estoy seguro de que dentro de los estudios cristianos y específicamente católicos, existen mayores niveles de apertura que no hallan discrepancia entre, por ejemplo, la sociedad secular que propone el modelo liberal y la religión, o el de la deliberación política desde cualquier esfera pública o privada sin importar la investidura de quien lo hiciera, ya sea religioso o laico. Por todo ello, considero que los alcances de la crítica de Sánchez adolecen de un vuelo muy reducido, ya que fuera del ámbito de la teología conservadora, dudo que pueda establecer un diálogo que sea mutuamente enriquecedor en la medida que sostenga ideas como la posibilidad de un discurso desideologizado o la negación de la multidisciplinariedad del conocimiento, en este caso, de la teología.

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(*) Gustavo Sánchez, Sodálite, Doctor en Sagrada Teología. Se desempeña como Profesor Principal en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, es Director de la Escuela de Postgrado de la misma Facultad de Teología y Profesor Asociado de la Universidad Católica San Pablo (Arequipa).

8 comentarios:

Amma Sinclética dijo...

El conocimiento teológico es factible de ser enriquecido con los aportes de otras disciplinas, siempre y cuando el aspecto místico –gnosis-, cumbre de la jerarquía piramidal del conocimiento espiritual, conduzca y encause a los demás aspectos en un todo coherente. El marxismo puede contar con ciertas ideas interesantes que quizás podrían aplicarse de alguna manera al conocimiento teológico católico. El problema reside en que el marxismo parte de una óptica materialista de la realidad, cimentando toda su ideología en el materialismo dialéctico y en el historicismo, teorías filosóficas que son incompatibles con cualquier modalidad de espiritualidad genuina. Lo que me desagrada de la Teología de la Liberación es su ausencia de contenido metafísico trascendente, su terrenalidad, su distanciamiento del aspecto simbólico de la realidad y de los postulados platónicos, así como de la sabiduría de los Padres de la Iglesia –obviamente estos no son perfectos y también cuentan con errores que deben ser solucionados-. Lo que me agrada de la Teología de la Liberación, sin embargo, es su humanidad, el reconocimiento y la aplicación consecuente de los altísimos valores de la caridad y la compasión –existen otras maneras consecuentes más elaboradas de aplicar esos mismos principios-. Me parece en varios aspectos adecuada guía para una ética de tipo profana. La ética sagrada comparte principios con la profana, pero va inclusive más allá.

PD: Me he arriesgado demasiado en realizar este comentario. Sólo he leído algunos artículos de autores que siguen la Teología de la Liberación, pero ningún libro entero.

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Arturo:

Buen post, buenos argumentos. La entrevista es surrealista por momentos, pues achaca a la TL tesis que no asume.

A muchos les pesa que Gustavo Gutiérrez sea un grande del pensar teológico peruano. Y, más allá de la teología, un grande de las letras peruanas.

Saludos,
Gonzalo.

Charlie Caballero dijo...

Hola Mademoiselle de Maupin, bienvenida a Letras del Sur. Si la teología no se anima por el eclecticismo y no se hace permeable al menos a sus propios cuestionamiento su progreso va a ser lento. Me agrada que matices tus puntos de vista y que concedas algunos aciertos al marxismo asi como a la TL (por supuesto que también tienen sus puntos débiles) por ello creo que una visión ecléctica del conocimiento nos pemitiría compensar aquellos que una doctrina no contempla y que otra sí. Y al respecto considero que la teología contemporánea, a la luz de los conflictos socioculturales que agobian a la humanidad, no puede darse el lujo de seguir divagando en la estratósfera. En buen cristiano, los sacerdotes deberían ensuciarse un poco más las manos (en el sentido de aterrizar en la realidad y sintonizar con las demandas de la población)de hecho que los hay, pero cuando la Iglesia conmina al clero a no deliberar en política me sorprende.

Yo le preguntaría a Sánchez si acaso los Papas a través de la historia no han deliberado políticamente y determinado la suerte, por ejemplo, de los judíos en Europa o celebrado un concordato con el III Reich? Acaso Cipriani no aprovecha cualquier oportunidad para manifestarse a favor de las FFAA y en contra del pensamiento progresista pro DDHH? Acaso no fue política su participación durante el secuestro de los rehenes en la embajada de Japón o no es política su ambición de controlar la PUCP? Si entendemos la política como el ejercicio del poder queda claro que la Iglesia sí han participado activamente en política, que no deseen que las instancias menores de su jerarquía lo hagan es otra cosa.

Volviendo a tu comentario, me agrada la musicalidad y la poesía que le imprimes a tus escritos y también la apertura de pensamiento que posees.

Saludos,

Charlie Caballero dijo...

Hola Gonzalo, gracias amigo por tu intervención. Sí pues posiblemente haya algo de bronca por la trayectoria de Gutiérrez y por la trascendencia de su pensamiento. Buen motivo para mí para indagar más sobre la TL.

Saludos

Amma Sinclética dijo...

Letras del Sur:

Concuerdo en varios puntos con usted. Aunque lo dude, considero que pensamos de manera similar respecto a los asuntos que acaba de plantear -no creo que sea menester ser marxista y manifestarse en contra de la metafísica y de las jerarquías para poder coincidir con su persona en esas cuestiones: probablemente Sócrates y Platón también hubiesen concordado-. La Iglesia se dedica a cruzarse de brazos y a descansar, a darse la buena vida. Algunos de sus miembros se rebelan, tanto para bien como para mal, y esta los censura a todos por igual -un verso sin esfuerzo-. Sólo se entromete en cuestiones políticas cuando le conviene al grupo de sus miembros poderosos -que gozan de poder en un sentido terrenal y mal aplicado: Dante condena a esa clase de personas, incluidos Papas, en el Infierno de su Divina Comedia-. Según mi punto de vista el Catolicismo empezó a descomponerse aproximadamente desde el siglo X.

PD: Cipriani es un espíritu vicioso y malvado.

Charlie Caballero dijo...

Sofía, suscribo totalmente tu último comentario. Me estás animando por incursionar en temas medievales, románticos y renacentistas...La Divina Comedia... divina de verdad.

Abraxos.

Rodolfo Plata dijo...

JAQUE MATE A LA DOCTRINA JUDAIZANTE DE LA IGLESIA. La importancia de la crítica a la cristología de san Pablo, radica en que nos aporta los elementos de juicio necesarios para visualizar nítidamente __la omisión capital que cometió Pablo en sus epístolas al mutilar al cristianismo de su doctrina más importante. Desechando la prueba viviente en Cristo hombre que nos confirma que es posible alcanzar la trascendencia humana practicando las virtudes opuestas a nuestros defectos hasta adquirir el perfil de humanidad perfecta, patente en Cristo (cero defectos), disciplina que nos da acceso a los contenidos, enseñanzas y potencialidades del espíritu__ Y la urgente necesidad de formular un cristianismo laico enmarcado en la doctrina y la teoría de la trascendencia humana (sustentada por filósofos y místicos, y ratificada por la trascendencia humana de Cristo)__, a fin de afrontar con éxito: el ateismo, el islamismo, el judaísmo, el nihilismo, la nueva Era y la modernidad, que amenazan con sofocar el mensaje universal de Cristo. http://es.scribd.com/doc/73946749/Jaque-Mate-a-La-Doctrina-Judaizante-de-La-Iglesia

Charlie Caballero dijo...

sin duda la predica de Cristo es ejemplar para cualquier ser humano que la reciba de buen grado. Yo la admiro, pero no dudo en reconocer el legitimo derecho de cualquier ser humano a creer o descreer de cualquier ideología o religión. Intento alejarme de la defensa cerrada de alguna de ellas.