jueves, junio 14, 2012

«AMÉRICA LATINA ES LA CRÍTICA COMO SABOTAJE»




Entrevista a Manuel Asensi

Por Arturo Caballero
Especial para Noticias desde Córdoba, Argentina

AC: En un contexto en que las humanidades se repliegan a favor de la ciencia y tecnología, y de un extendido escepticismo posmoderno que evade la adopción de posturas, los métodos y la elaboración de «grandes relatos», ¿es la crítica como sabotaje un emplazamiento político a un amplio sector de la crítica literaria que se ha vuelto acrítica, despolitizada y exclusivamente academicista, y por ende, cómplice del poder?

MA: La crítica literaria, tal y como se ha desarrollado a lo largo del siglo XX, esconde un arma política feroz, debido a su capacidad de analizar el modo en que están construidos los discursos. El problema es que la crítica literaria ha cometido dos “errores”. El primero, concebir, en general, la “literatura” como un discurso inocuo, más allá del bien y del mal, más allá de lo verdadero y lo falso, cuyo único fin es producir efectos de placer (un pseudo-placer, podríamos decir). El segundo: ocuparse únicamente de los llamados textos “literarios”. Ni el marxismo ni el psicoanálisis incurrieron en estos errores (cometieron otros), pero ya sabe usted que ni uno ni otro son propiamente “críticas literarias”. La crítica como sabotaje comienza a partir de la premisa según la que la “literatura” posee, como el resto de los discursos, un poder performativo real que consiste en ser capaz de modificar la subjetividad de sus lectores y lectoras. Esta consideración nos lleva a sostener la tesis de que el repliegue de las humanidades al que usted se refiere surge del miedo de la ciencia y de la técnica a su poder subversivo y saboteador. La crítica como sabotaje trata de que las humanidades tomen conciencia de ese poder y se lancen al espacio social del que nunca tendrían que haber salido.

AC: ¿No teme que el énfasis en lo metodológico termine instrumentalizando la crítica como sabotaje y, en consecuencia, diluyendo su potencial subversivo?

MA: No es cierto que la crítica como sabotaje haga un énfasis especial en la cuestión de la metodología. De hecho, trata de superar el callejón sin salida entre una deconstrución que no se quiere método y toda la tradición de la ciencia moderna, incluidas disciplinas como la lingüística, que hacen recaer toda su condición de posibilidad en el método. Más allá de la crítica gadameriana del método, la crítica como sabotaje trata de mantenerse equidistante en relación a esos dos extremos. Se plantea como un método medio que produce hipótesis y leyes intermedias, por decirlo en términos científicos. Ahora bien, dado su carácter auto-reflexivo no puede limitarse a ser un método, las técnicas del sabotaje hay que inventarlas a cada paso y hay que innovarlas. Piense, además, que dado su valor crítico de desobediencia, su papel es siempre el de seguir en el camino de la negatividad, y por ello cualquier instrumentalización de esta modalidad debería quedar inmediatamente puesto en entredicho. De todos modos, el peligro de que un sabotaje vaya en dirección contraria es manifiesto, del mismo modo que ocurría con la deconstrucción. Piense que utilizar un teléfono móvil para hacer explotar unas bombas en un acto terrorista es una práctica deconstructiva basada en la descontextualización, pero se trata de una deconstrucción dañina para la libertad de la gente y sus vidas. Es esa la razón de la exigencia tanto de una auto-reflexividad constante como de un trabajo colectivo.

AC: ¿Le interesa sobremanera que quienes se aproximen a su propuesta tengan bien clara la diferencia entre deconstrucción y sabotaje?

MA: En el libro se analizan claramente las diferencias entre la deconstrucción y el sabotaje, al tiempo que se reconoce las deudas con los pensamientos derridianos y demanianos. No obstante, no es algo que me interese en primer lugar, les toca a los otros pensadores y pensadoras darse cuenta de las diferencias. Lo que le preocupa a la crítica como sabotaje es su función emancipadora en relación a las subalternas y subalternos, sean estos gente que pase hambre, o sufran violencia por causa de su raza, de su género o por su posición geopolítica. Claro que ese objetivo hace que esté convencida de que hay algo equivocado en la deconstrucción, especialmente cuando se aplica en dichos contextos, por ejemplo América Latina.

AC: En la superación de la indecibilidad del discurso, en el arrogarse el crítico la autonomía para decidir o en el contemplar sin ambages el hallazgo de una verdad, si bien en la voz subalterna, ¿no hay acaso un retorno semejante al sujeto unitario de la modernidad?

MA: En relación a la dimensión de la indecidibilidad, concepto complejo donde los haya, la crítica como sabotaje adopta una posición hegeliana, la supera y, a la vez, la conserva. No prescinde de ella, sino que la reubica en el lugar donde alcanza una mayor efectividad. Es decir, la sitúa del lado de aquellos textos que, como diría Paul de Man, denuncian la confusión entre la realidad semiótica y la realidad fenoménica. Este es un hecho clave dado que la crítica como sabotaje plantea que toda acción saboteadora comienza por subrayar el carácter entimemático de los discursos hegemónicos. Ello no supone volver al sujeto unitario de la modernidad, ya que todo sujeto sutura una posición en relación a los actos que lleva a cabo, y ello no depende de ninguna clase de conciencia de sí o de alguna intencionalidad pena. Al argumentar que esta modalidad crítica que defiendo quiere decir la verdad trato de provocar un debate en el seno de las disciplinas en relación a ese problema tan complejo. La posición relativista en torno a la verdad, tan vieja como el pensamiento, y por ello perteceniente a la tradición metafísica, puede llegar a inhabilitar las acciones de desobediencia, y ello me parece peligroso. Por otra parte, piense que la crítica como sabotaje entiende la verdad del lado del efecto performativo, y como algo relacional que surge en el contraste entre diferentes discursos. Sin querer descartarla completamente, diría que no se trata de la verdad en tanto adecuación de la proposición a la cosa.

AC: Si contemplamos la posibilidad de que hay subalternidades más postergadas que otras y que cada una posee legítimas aspiraciones reivindicativas, ¿tomar partido por alguna no implicaría el riesgo de empoderar un discurso opresor en cierto sentido respecto a otras subalternidades?

MA: Lo contrario también es cierto: ¿no empoderar un discurso no supone dejar en el ostracismo a aquellos subalternos y subalternas que apenas pueden vivir? Es necesario tomar partido, aun cuando el riesgo de reconstruir un discurso opresor sea una realidad. Sin embargo, lo que me parece importante es que la crítica como sabotaje nunca podrá estar del lado de los discursos opresores, salvo que resulte pervertida en alguno de sus puntos. Me parece lamentable la simple negativa a la representación del subalterno o subalterna, por lo que ello tiene de destinar un grupo humano a una falta de visibilidad y legitimidad.

AC: ¿Cómo tomar distancia, desde la adopción de punto de vista subalterno, frente al paternalismo o el asistencialismo que suele restarle capacidad de agencia?

MA: Adoptar el punto de vista del subalterno no quiere decir ser paternalista o asistencialista en primer lugar, sino provocar efectos performativos en la dirección contraria a los poderes, adopten la forma que adopten o vengan de donde vengan. Si ello se logra, no importa ser paternalista o maternalista en determinados contextos, siempre y cuando ello no suponga permanecer en una posición con el fin de tomar algunas ventajas. Siempre me he preguntado cómo es posible que ciertos políticos institucionales no sean capaces de entender que invertir en la ayuda a los demás repercute en beneficio propio y los demás. La actuación de esos tiburones especuladores que se enriquecen en las crisis me recuerda esas películas en las que los malos dejan que el mundo de pudra y ellos viven en alguna clase de fortaleza. La crítica como sabotaje trata de localizar las posibles fuentes de ese “esto no anda bien” que todo ciudadano o ciudadana tiene en su mente.

AC: En la línea de los subalterno. ¿Los discursos subalternos no son susceptibles de contener silogismos entimemáticos? Los candidatos políticos denominados outsiders son subalternos, por ejemplo, frente a los partidos tradicionales, pero vemos que una vez instalados en el poder trastocan las expectativas depositadas en ellos¿Cómo proceder frente a esa subalternidad (u otras semejantes) para, nuevamente, no facilitar el empoderamiento de un posible discurso opresor, toda vez que el sabotaje toma partido por el sujeto subalterno?

MA: Ya he dicho anteriormente que resulta ética y responsable correr el riesgo de ese empoderamiento de los outsiders con efectos hegemónicos. Lo contrario es una actitud parecida a quien no quiere tener relaciones amorosas por miedo a fracasar. Hay que lanzarse a la oscuridad del porvenir imprevisible, no del futuro previsible (por decirlo en términos derridianos). Si llegado el momento, como tantas veces se ha repetido a lo largo de la historia, la posición subalterna se molariza en el discurso hegemónico, entonces la labor de la crítica como sabotaje será la de estar con los ánimos calientes en su contra. La crítica como sabotaje dice ¡tengamos energía!

AC: Durante el desarrollo de los fundamentos de la crítica como sabotaje, el diálogo con Derrida, Foucault, Althusser, Spivak, Van Dijk, entre otros, es explícito, así como también los reparos que Ud. mantiene con ellos. Sin embargo, no se observa lo mismo frente a la teoría crítica latinoamericana ciudad letrada (Ángel Rama), transculturación (Fernando Ortiz y Ángel Rama), hibridismo (Néstor García Canclini), heterogeneidad (Antonio Cornejo Polar), entre-lugar (Silviano Santiago), colonialidad del poder (Aníbal Quijano), por mencionar algunos. En tanto la comunidad académica latinoamericana viene siendo receptora de su propuesta ¿lo anterior le suscita algún comentario?

MA: Mi dialogo con Derrida, Foucault y los nombres que usted menciona en el primer lugar se explica en parte por mi propia formación y en parte porque veo en ellos armas indispensables para la lucha ideológica. Sin embargo, le diré que en un texto que escribí al calor del sabotaje sobre José María Arguedas, el diálogo con la teoría crítica latinoamericana, especialmente con Ángel Rama, Fernando Ortiz y Cornejo Polar, quedó iniciada. A ello se suma el hecho de que cuando hice la traducción y edición crítica del texto de Spivak, “Can the Subalern speak?”, la discusión con el grupo de estudios subalternos latinoamericamo quedó plasmada en el prólogo que antecedía a ese texto de Spivak. Piense, por otra parte, en la discusión con Walter Mignolo que hay al final del capítulo sobre los fundamentos de una crítica como sabotaje. Precisamente esa discusión subrayaba que la diferencia entre crítica poscolonial y descolonial me parece poco clara y problemática, hay demasiados puntos de contacto entre esos dos supuestos grupos.

AC: Roberto Fernández Retamar advirtió el peligro de la utilización de categorías provenientes de otros ámbitos al campo de los estudios culturales y literarios. Antonio Cornejo Polar hizo lo propio respecto «al mareante embrujo de las metáforas que, a modo de categorías descriptivas, intentan dar cuenta de nuestra cultura y literatura». Si estamos de acuerdo en que los discursos surgen en contextos o condiciones particulares de enunciación, por qué para la crítica como sabotaje resulta «falaz establecer un determinismo en la relación entre lugar de enunciación y enunciación misma»? ¿en qué sentido «el análisis del lugar del lugar de enunciación resulta también fundamental» para la crítica como sabotaje?

MA: Comparto totalmente la advertencia de Fernández Retamar, y si usted lee mi sabotaje de Jacques Rancière entenderá la razón de nuestra coincidencia. Ahora bien, una actitud crítica de desobediencia necesita poner en claro que una valoración del lugar de enunciación a expensas de quienes lo producen desde las geografías hegemónicas, se transforma fácilmente en un esencialismo muy problemático. Lo importante de un discurso no es donde ha sido producido o enunciado, sino los efectos performativos que provoca en los contextos en donde opera. Por otra parte, se olvida que muchos de esos discusos fuertes (el adjetivo es de Mignolo) circulan a través de editoriales hegemónicas norteamericanas. También se olvida, que la diferencia entre un pensamiento débil antihegemónico y uno fuerte reproduce esquemas falocéntricos (débil/fuerte) e ignora que en los contextos europeos o norteamericanos no hay tampoco un sujeto unitario responsable de sus discursos. El análisis del lugar de enunciación es fundamental para una crítica como sabotaje por cuanto se pregunta siempre por la responsabilidad. A fin de cuentas, eliminar el sujeto supone quedarse sin el destinatario a quien pedir explicaciones ideológicas.

AC: ¿Cuál es su balance de la recepción de la crítica como sabotaje en América Latina? ¿Tiene planeado nuevos desarrollos?

MA: No resulta nada exagerado decir que por el momento América Latina es la crítica como sabotaje. Tras su presentación en México, Perú y Argentina, la recepción ha sido extraordinaria y en todos estos países donde hemos estado mi equipo (Beatriz Ferrús y Mauricio Zabalgoitia) y yo, la acogida ha sido excelente y las discusiones muy encendidas. Ya he dicho en varios lugares que la crítica como sabotaje adquiere su pleno poder cuando se ejerce de forma colectiva, no tanto en un nivel individual, y por eso estamos intentando crear una red de trabajo en estos países y en otros que próximamente visitaremos. A finales de año sale un número monográfico de la revista Anthropos. Huellas del Conocimiento (segunda etapa) sobre la crítica como sabotaje, y es remarcable el hecho de que en él participan conjuntamente personas de todos esos países. A la vez hemos pedido un proyecto de investigación al Ministerio de política científica de España para tomar como objeto de estudio la cuestión de la representación del subalterno en América Latina. Lo concedan o no (siempre puede haber enemigos en las comisiones), será el objeto de nuestro análisis desde la crítica como sabotaje. Tenemos planeado, además, visitar otros países latinoamericanos como Chile, Ecuador y Brasil.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

buy best LGkDlslb [URL=http://www.chanel--online-shop.net/]fake chanel bags[/URL] at my estore XlUqIHnr [URL=http://www.chanel--online-shop.net/ ] http://www.chanel--online-shop.net/ [/URL]

Anónimo dijo...

buy best DrjsQACf [URL=http://www.cheapguccireplica.tumblr.com/]outlet gucci[/URL] to get new coupon RGwQkjvV [URL=http://www.cheapguccireplica.tumblr.com/ ] http://www.cheapguccireplica.tumblr.com/ [/URL]

Anónimo dijo...

click ncOIYVFN [URL=http://www.aaareplicahandbags.weebly.com/]best designer handbags[/URL] for less SlAwEbYJ [URL=http://www.aaareplicahandbags.weebly.com/ ] http://www.aaareplicahandbags.weebly.com/ [/URL]

Anónimo dijo...

purchase OrJEmBLe [URL=http://www.cheapdesigner--handbags.weebly.com/]replica handbags[/URL] online onJsDXvz [URL=http://www.cheapdesigner--handbags.weebly.com/ ] http://www.cheapdesigner--handbags.weebly.com/ [/URL]

Anónimo dijo...

I am sure you will love ALZhyaSv [URL=http://www.cheapdesigner--handbags.weebly.com/]designer inspired handbags[/URL] and check coupon code available TpODhreJ [URL=http://www.cheapdesigner--handbags.weebly.com/ ] http://www.cheapdesigner--handbags.weebly.com/ [/URL]

Anónimo dijo...

you must read pjExpLrH [URL=http://www.aaareplicahandbags.weebly.com/]7 star handbags[/URL] to get new coupon JbjPJxJa [URL=http://www.aaareplicahandbags.weebly.com/ ] http://www.aaareplicahandbags.weebly.com/ [/URL]

Anónimo dijo...

look at WaAdkUcj [URL=http://www.cheapdesigner--handbags.weebly.com/]designer outlet[/URL] to your friends pwcxOxVd [URL=http://www.cheapdesigner--handbags.weebly.com/ ] http://www.cheapdesigner--handbags.weebly.com/ [/URL]