SIGLO XIX
La llegada del siglo XIX no detuvo a la ascendente industria regional, contrariamente, en las primeras dos décadas previas a la independencia, esta alcanzó superar todos los registros anteriores. En 1810, la producción total en los tres valles llegó a las 600,000 botijas y en 1816, el mayor volumen en toda la historia regional, 643,715 botijas de vino. Este record se obtuvo de manera simultánea en los tres valles (Vítor 120,000; Majes 184,00 y Moquegua 340,000 botijas) y estuvo relacionado directamente con la reapertura de los mercados sur peruanos, luego de la violenta rebelión cuzqueña de 1814-1815.
a. La guerra de Independencia y el inicio de una nueva crisis
El inicio de la guerra de Independencia, significó también el comienzo de una crisis irreversible en la pujante economía vinatera regional. La ocupación de haciendas, el saqueo de propiedades, la confiscación de mulas, vinos y aguardientes y el reclutamiento forzoso de trabajadores, se hicieron más frecuentes a partir de 1821, coincidiendo con el inicio de las incursiones militares del general patriota Guillermo Miller; las mismas que concluyeron con la ocupación de la ciudad de Arequipa por las fuerzas colombianas del general Antonio José de Sucre entre agosto y octubre de 1823.
Tan lamentables acontecimientos provocaron una brusca caída en la producción, la misma que pasó de 420,000 botijas en 1820 a solo 296,000 en 1821. Aunque hubo una breve recuperación durante los años de guerra (316,00 botijas en 1824), las cifras no volverían a ser las mismas. Siendo los valles más comprometidos Majes y Moquegua. El primero de ellos registraba en 1820 unas 120,000 botijas, cayendo a la mitad (61,000) en 1822. Muy por debajo de Vítor, que en 1825 tenía 73,000.
b. La república y el fin de la industria vinatera
Los primeros años republicanos no significaron ninguna recuperación importante, contrariamente, seguirá acentuándose la crisis vinatera hasta su colapso total. Como por efecto de la gravedad, la principal víctima será el mayor valle de la región, Moquegua. Dicho valle en 1820 alcanzó 219,000 botijas; en 1823 tenía 194,000; en 1825 menos de 175,000; en 1828 solo 161,000 y para 1829, las insignificantes 124,000 botijas de vino. Muchas fueron las razones para este lamentable desenlace:
- La destrucción ocasionada por las guerras de la independencia en los principales centros mineros del sur del Perú y Bolivia, en vista que ellos constituían los principales mercados de los vinos y aguardientes arequipeños.
- La escasez crónica de trabajadores, motivada por las continuas guerras civiles de principios de la era republicana. La agricultura arequipeña dependía de trabajadores asalariados, los mismos que frecuentemente eran víctimas de los reclutamientos militares a fin de engrosar los diversos bandos caudillistas. En consecuencia, ante una escasez de fuerza de trabajo, se elevó enormemente el nivel de los salarios, contribuyendo al aumento del costo de los vinos y aguardientes.
- La falta de mulas y el alto costo del transporte. Las requisas constantes de mulas desde la independencia y que se agravó durante la república, provocaron una disminución dramática en este vital medio de transporte. A fines del periodo colonial se estimó unas 8,000 mulas en Tacna y Moquegua y 6,000 en Condesuyos; sin embargo, para mediados del siglo XIX, estas se habían reducido a un tercio del total. Y al igual que la mano de obra, la escasez de mulas elevó considerablemente el costo del transporte, en consecuencia, los precios también se elevaron, aunque disminuyó la ganancia de los vinateros y por ende las ventas en el mercado.
- La creación de Bolivia. El Alto Perú constituyó durante siglos el mayor mercado para Arequipa; con la creación del estado boliviano en 1825, los productores arequipeños pasaron a depender de un estado foráneo y autónomo. Este nuevo gobierno, a fin de proteger su propia industria de licores y aumentar sus magros ingresos, creó elevados impuestos para toda bebida extranjera. Al respecto, un hacendado moqueguano, afirmaba desencantado en 1835: “la estúpida y mal considerada creación del Alto Perú en una república independiente ha sido la ruina de la agricultura moqueguana”.
- La competencia de nuevos licores. Después de la independencia los aguardientes arequipeños tuvieron que hacer frente a una doble competencia, derivada de licores finos provenientes de Europa y los de menor calidad, aguardientes de caña, producidos en Bolivia y Perú. Otro conocedor de la economía y sociedad arequipeña de estos años, John F.Wibel, señala que la competencia del alcohol de caña, producido masivamente en los valles de la costa peruana central y norte, fueron la principal causa en el siglo XIX del declive y posterior destrucción de la viticultura arequipeña, “los licores de caña de azúcar fueron más baratos que aquellos de uvas, por que la caña de azúcar no requería de la constante atención demandada por los vinateros”.
- El conservadurismo de los vinateros locales. Debido a que durante más de un siglo los productores locales se habían acostumbrado a destilar aguardientes y transportarlos al altiplano, tuvieron muy poca inclinación a cambiar de cultivos o a mejorar la misma producción y hacerla más competitiva. Pese a las magníficas condiciones climáticas y edafológicas de la región, que permitían la producción de hasta 18 variedades de uva.
Finalmente, mientras los viñedos del sur desaparecían gradualmente después de la independencia, en algunos valles que no habían destacado por sus viñas como Tambo y Camaná, empezaron a experimentar con el cultivo del arroz y especialmente de algodón. Mientras la economía regional, impulsada por los comerciantes extranjeros, se reorientaba en dirección a las necesidades del nuevo orden económico mundial: las lanas.
Referencias Bibliográficas
BARRIGA, Víctor M. Los Terremotos en Arequipa, 1582-1868. Arequipa 1951.
BROWN, Kendall W. Bourbons and Brandy. Imperial Reform in Eighteenth-Century Arequipa.
University of New Mexico 1986.
BULLER, Carlos E. El surgimiento de una élite comercial importadora en Arequipa durante el
tardío siglo XVIII. Lima: PUCP 1988.
CONDORI, Víctor “Efectos económicos de la independencia en Arequipa: 1820-1824”. (s/f)
DAVIES, Keith A. Landowners in Colonial Peru. University of Texas 1984.
The Rural Domain of the City of Arequipa, 1540-1665. University of Connecticut 1974.
HUERTAS, Lorenzo “Historia de la producción de vinos y piscos en el Perú”. Revista Universum Nº 19. Talca 2004.
WIBEL, John F. The Evolution of a Regional Community within Spanish Empire and Peruvian Nation: Arequipa 1780-1845. Stanford University 1975.
La llegada del siglo XIX no detuvo a la ascendente industria regional, contrariamente, en las primeras dos décadas previas a la independencia, esta alcanzó superar todos los registros anteriores. En 1810, la producción total en los tres valles llegó a las 600,000 botijas y en 1816, el mayor volumen en toda la historia regional, 643,715 botijas de vino. Este record se obtuvo de manera simultánea en los tres valles (Vítor 120,000; Majes 184,00 y Moquegua 340,000 botijas) y estuvo relacionado directamente con la reapertura de los mercados sur peruanos, luego de la violenta rebelión cuzqueña de 1814-1815.
a. La guerra de Independencia y el inicio de una nueva crisis
El inicio de la guerra de Independencia, significó también el comienzo de una crisis irreversible en la pujante economía vinatera regional. La ocupación de haciendas, el saqueo de propiedades, la confiscación de mulas, vinos y aguardientes y el reclutamiento forzoso de trabajadores, se hicieron más frecuentes a partir de 1821, coincidiendo con el inicio de las incursiones militares del general patriota Guillermo Miller; las mismas que concluyeron con la ocupación de la ciudad de Arequipa por las fuerzas colombianas del general Antonio José de Sucre entre agosto y octubre de 1823.
Tan lamentables acontecimientos provocaron una brusca caída en la producción, la misma que pasó de 420,000 botijas en 1820 a solo 296,000 en 1821. Aunque hubo una breve recuperación durante los años de guerra (316,00 botijas en 1824), las cifras no volverían a ser las mismas. Siendo los valles más comprometidos Majes y Moquegua. El primero de ellos registraba en 1820 unas 120,000 botijas, cayendo a la mitad (61,000) en 1822. Muy por debajo de Vítor, que en 1825 tenía 73,000.
b. La república y el fin de la industria vinatera
Los primeros años republicanos no significaron ninguna recuperación importante, contrariamente, seguirá acentuándose la crisis vinatera hasta su colapso total. Como por efecto de la gravedad, la principal víctima será el mayor valle de la región, Moquegua. Dicho valle en 1820 alcanzó 219,000 botijas; en 1823 tenía 194,000; en 1825 menos de 175,000; en 1828 solo 161,000 y para 1829, las insignificantes 124,000 botijas de vino. Muchas fueron las razones para este lamentable desenlace:
- La destrucción ocasionada por las guerras de la independencia en los principales centros mineros del sur del Perú y Bolivia, en vista que ellos constituían los principales mercados de los vinos y aguardientes arequipeños.
- La escasez crónica de trabajadores, motivada por las continuas guerras civiles de principios de la era republicana. La agricultura arequipeña dependía de trabajadores asalariados, los mismos que frecuentemente eran víctimas de los reclutamientos militares a fin de engrosar los diversos bandos caudillistas. En consecuencia, ante una escasez de fuerza de trabajo, se elevó enormemente el nivel de los salarios, contribuyendo al aumento del costo de los vinos y aguardientes.
- La falta de mulas y el alto costo del transporte. Las requisas constantes de mulas desde la independencia y que se agravó durante la república, provocaron una disminución dramática en este vital medio de transporte. A fines del periodo colonial se estimó unas 8,000 mulas en Tacna y Moquegua y 6,000 en Condesuyos; sin embargo, para mediados del siglo XIX, estas se habían reducido a un tercio del total. Y al igual que la mano de obra, la escasez de mulas elevó considerablemente el costo del transporte, en consecuencia, los precios también se elevaron, aunque disminuyó la ganancia de los vinateros y por ende las ventas en el mercado.
- La creación de Bolivia. El Alto Perú constituyó durante siglos el mayor mercado para Arequipa; con la creación del estado boliviano en 1825, los productores arequipeños pasaron a depender de un estado foráneo y autónomo. Este nuevo gobierno, a fin de proteger su propia industria de licores y aumentar sus magros ingresos, creó elevados impuestos para toda bebida extranjera. Al respecto, un hacendado moqueguano, afirmaba desencantado en 1835: “la estúpida y mal considerada creación del Alto Perú en una república independiente ha sido la ruina de la agricultura moqueguana”.
- La competencia de nuevos licores. Después de la independencia los aguardientes arequipeños tuvieron que hacer frente a una doble competencia, derivada de licores finos provenientes de Europa y los de menor calidad, aguardientes de caña, producidos en Bolivia y Perú. Otro conocedor de la economía y sociedad arequipeña de estos años, John F.Wibel, señala que la competencia del alcohol de caña, producido masivamente en los valles de la costa peruana central y norte, fueron la principal causa en el siglo XIX del declive y posterior destrucción de la viticultura arequipeña, “los licores de caña de azúcar fueron más baratos que aquellos de uvas, por que la caña de azúcar no requería de la constante atención demandada por los vinateros”.
- El conservadurismo de los vinateros locales. Debido a que durante más de un siglo los productores locales se habían acostumbrado a destilar aguardientes y transportarlos al altiplano, tuvieron muy poca inclinación a cambiar de cultivos o a mejorar la misma producción y hacerla más competitiva. Pese a las magníficas condiciones climáticas y edafológicas de la región, que permitían la producción de hasta 18 variedades de uva.
Finalmente, mientras los viñedos del sur desaparecían gradualmente después de la independencia, en algunos valles que no habían destacado por sus viñas como Tambo y Camaná, empezaron a experimentar con el cultivo del arroz y especialmente de algodón. Mientras la economía regional, impulsada por los comerciantes extranjeros, se reorientaba en dirección a las necesidades del nuevo orden económico mundial: las lanas.
Referencias Bibliográficas
BARRIGA, Víctor M. Los Terremotos en Arequipa, 1582-1868. Arequipa 1951.
BROWN, Kendall W. Bourbons and Brandy. Imperial Reform in Eighteenth-Century Arequipa.
University of New Mexico 1986.
BULLER, Carlos E. El surgimiento de una élite comercial importadora en Arequipa durante el
tardío siglo XVIII. Lima: PUCP 1988.
CONDORI, Víctor “Efectos económicos de la independencia en Arequipa: 1820-1824”. (s/f)
DAVIES, Keith A. Landowners in Colonial Peru. University of Texas 1984.
The Rural Domain of the City of Arequipa, 1540-1665. University of Connecticut 1974.
HUERTAS, Lorenzo “Historia de la producción de vinos y piscos en el Perú”. Revista Universum Nº 19. Talca 2004.
WIBEL, John F. The Evolution of a Regional Community within Spanish Empire and Peruvian Nation: Arequipa 1780-1845. Stanford University 1975.
5 comentarios:
El artículo está muy bien, pero la foto es lo mejor. Fantástica!
Interesante nota sobre la produccion vitivinicola del sur. Ahora los valles del sur estan recuperado ese predominio de antaño
muy buen articulo, espero contactarme con el autor pues estamos trabajando una publicacion sobre el mismo tema. Gracias
Marco Zuñiga
peruvid@yahoo.com
excelente artículo Víctor, esperamos contar con tus colaboraciones en el futuro. Este lunes 15 de junio saldrá la primera parte de tus articulos sobre el vino en el diario noticias de AQP. Un abrazo
Arturo
Este texto es de Víctor Condori (última parte del artículo "El vino en Arequipa colonial" - Boletín de Lima N° 159, 2010)
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